Capítulo 4. Volvemos a ser rivales

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De vuelta al presente

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Es de mañana, y te despiertas con pocos ánimos.

Notas que Seth aún sigue abrazándote mientras duerme.

—Ni siquiera tengo las fuerzas para golpear a este idiota.—Sin querer comienzas a sonrojarte—Pero... su abrazo... es tan cálido.

Te volteas y lo miras frente a frente.

Pones tu mano en su rostro.

—Seth... ¿Cómo puedes estar enamorado de mí?

De repente, Seth se despierta y quitas de inmediato tu mano de su rostro y volteas a otro lado.

—Takeo.

—¿Ya vas a soltarme?

—No, me gusta abrazarte, es tan reconfortante. Aunque tu mano estaba algo fría.

—¿Eh?

—Tu mano, sentí cuando tocó mi rostro. Estaba algo fría.

Empiezas a actuar como un orgulloso.

—Pues sí, es que soy así de frío como el hielo.

—Jajaja.—Ríe Seth.

—No le veo la gracia.

Cruzas los brazos y pones una expresión de persona antipática.

—Quiero que sepas que me halaga el hecho de que te derritas por mí, pero no te hagas ilusiones. No soy una persona fácil, sobre todo porque no me interesan los hombres y peor los que no están a mi nivel.

Seth, en vez de ofenderse por eso, te sonríe.

—¿Qué no entendiste nada de lo que te dije?

—Entonces daré mi mejor esfuerzo por ganar tu corazón.

Te incomodas por eso, y tratas de ponerte a la defensiva.

—Já, lo dices como si fuera algo sencillo. Mejor ríndete de una vez. Nunca lograrás que me enamore de ti, porque yo no creo en esas estupideces.

Pero ves que Seth ni se inmuta por eso.

—No importa, yo te amo y sería capaz de bajarte la luna con tal de que estés conmigo.

Sientes escalofríos y no sabes qué hacer para que se rinda de una vez.

—Sé que no será fácil conquistarte, porque eres la persona más maravillosa que he conocido.—Dice esperanzado Seth—Pero haré hasta lo imposible para que logres amarme también.

Empiezas a temblar del miedo.

—Oye,... c-creo que tienes problemas mentales. Mejor me largo de aquí.

Intentas irte de la cama, pero Seth te abraza y te acuesta.

—¡Oye! ¿Qué te pasa?—Exclamas asustado—¿Acaso vas a violarme para que me enamore de ti?

—Jajaja, no, claro que no.

—Entonces suéltame imbécil. Debo tomar un baño.

—Puedo bañarte si quieres.—Dice Seth con una sonrisa perversa, lo cual hace que tu cara se ponga roja.

Te enojas con él y lo golpeas.

—¡Estás loco, maldito idiota!

Te vas de la habitación a tomar una ducha.

—Jeje, es tan rudo.—Sonríe—Eso me calienta bastante.

Después de unos minutos, regresas de bañarte, pero notas que Seth no está en la habitación.

Mi eterno rivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora