Y ahí estaba él como cada noche sentado junto al piano sin apartar su mirada de el, mientras que en una de sus manos un vaso de whisky era apretado con fuerza mientras lágrimas de frustración, dolor y odio caían por su cansado rostro.
Entonces unas monedas caen a sus pies y un hombre con una sonrisa burlona le ordena que toque algo y como todas las noches hace lo que le piden, se toma el whisky de un trago y se acomoda delante de piano, entonces sus manos comienzan a tocar con rencor las teclas, detestando no poder olvida a tocar.
Porque Park Jimin, el joven pianista ha desaparecido dejando a un hombre vacío y perdido.
Pero a lo lejos un par de ojos oscuros profundos lo miran con fascinación, pues para aquel ser Park Jimin sigue haciendo arte con sus pequeñas manos.
Jimin no se da cuenta de aquellos brillantes ojos puestos en él, claro que no, esta demasiado metido en sus pensamientos y recuerdos como para notar lo que hay a su alrededor, él simplemente está atrapado en su pasado y no sabe como avanzar, pues siente que cada vez que lo intenta este solo lo absorbe con más fuerza, golpeando dónde más le duele, le recuerda que todo fue su culpa, por ser un joven demasiado ingenuo y soñador, aunque en realidad no fue su culpa, al menos no del todo, pues él solo estaba demasiado enamorado como para darse cuenta de todo lo que estaba mal.
Porque para Jimin el amor se convirtió en su némesis, quizás por eso es que cada noche se emborracha y desvaría alejándose de la realidad, pues de esa manera no tiene que preocuparse de que alguien se acerque lo suficiente como para volver a herirlo.
Aunque él solo sigue siendo demasiado ingenuo en cuanto al amor, pues no es como si el pidiera permiso o avisara para llegar, el solo golpea con tanta fuerza que no da tiempo para mantenerse en pie.
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Otra noche llego, con la única diferencia que esta vez Jimin no tocaría, por primera vez se sentía incluso demasiado cansado como para poner sus dedos en el piano, así que con un vaso de whisky en sus manos se da el tiempo de observar a su alrededor y se siente patético al verse de una u otra forma identificado con aquellos ebrios errantes presentes en el lugar.
Está listo para ahogarse en alcohol como siempre, pero entonces alguien sube al viejo y polvoriento escenario, sus pasos son suaves e incluso parecen ser tan ligeros al ni siquiera levantar algo de aquel polvo, sus grandes y pálidas manos toman el micrófono y lo guían hasta aquellos delgados y brillantes labios, de pronto pareciera que todo el mundo guarda silencio mientras la voz del joven muchacho llena los corazones de aquellos seres desdichados que nadan en sus propias penas, pero en realidad solo es la mente y corazón de Jimin que sienten aquello, pues es él quien deja que la melodiosa voz se acerque a su corazón y lo acaricie con todas esas emociones que el joven desborda al cantar.
Y de pronto las lágrimas se deslizan por sus mejillas mientras las imágenes de su pasado lo golpean una y otra vez, entonces sus manos impactan con tanta fuerza la mesa frente a él que todos incluso el joven cantante detienen sus acciones. Sin pensarlo demasiado avanza hasta el piano y se deja envolver por el sonido que este sale, sus tristes ojos se enfocan en aquel joven sobre el escenario y con un movimiento le indica que cante nuevamente.
Por primera vez en mucho tiempo no le importa recordar, le duele hacerlo, por supuesto, pero se deja llenar por ellos, pues por alguna razón la dulce voz del joven le da confianza de que aquello ya no volverá para hacerlo desaparecer. Así que mientras ambos crean una pieza maravillosa se da el tiempo de apreciar quien fue, el más joven maestro de piano, que fue vencido por amor.
Recuerda como sus manos se movían fluidamente sobre el piano, sin el temblor que ahora presenta, recuerda aquella sonrisa que le acompañaba cada vez que tocaba, junto a los miles de aplausos y alabanzas ante su talento, también recuerda como aquellos fueron disminuyendo hasta que nadie se quedo a su lado para confortarlo o darle siquiera una segunda oportunidad. Fue en ese momento cuando Park aprendió que lo único que le importaba a aquellas personas era su talento, para todos Jimin solo era un pianista, no una persona, no alguien con el corazón roto.
--Se hace tarde, deberías ir a casa, pareces cansado--alguien le habla sacándolo de sus pensamientos, gira su cabeza y se enfoca en los bonitos ojos del pelinegro a unos centímetros, el chico cantante esa frente a él.
Jimin asiente en su dirección, pero no hace amago de querer moverse, el chico muerde sus labios nervioso e indeciso.
--¿Necesitas ayuda? Puedo llevarte a casa si es que lo necesitas--entonces Jimin vuelve a asentir y con algo de dificultad se pone de pie se apoya contra el cuerpo de joven y este le ayuda a caminar, le sube al auto y le pone el cinturón de seguridad. Probablemente si Jimin estuviera con todos sus sentidos se hubiera cuestionado el dejar que un desconocido lo llevará, pero ahora él está demasiado absorto en los brillantes ojos del desconocido como para preguntarse si esta bien dejar que le acompañe.
Y sin darse cuenta antes de poder decirle a aquel desconocido su dirección sus ojos se cerraron dejando que el profundo sueño lo abrazará, esa noche él soñó con una bonita voz que le susurraba que todo estaría bien, que ya no estaba solo y se dejo cobijar por aquellas palabras que lo hacían sentir en paz.
Cuando la mañana llego, sus pensamientos iban y venían en muchas direcciones, estaba perdido, pero se sentía extrañamente calmado como nunca antes. Movió su cuerpo hacia un lado para poder pararse, pero entonces el mundo pareció tambalearse ante él y las nauseas hicieron su aparición.
--No deberías hacer movimientos tan bruscos, vomitaras--sus ojos se mueven por la desconocida habitación hasta llegar al chico de ojos bonitos, se obliga a pestañear varias veces para asegurarse de que no esta alucinando y que aquel hermoso chico si esta frente a él sonriendo mientras estira una bandeja en su dirección.--Anoche no me dijiste donde quedaba tu casa, así que me tome el atrevimiento de traerse a mi departamento, espero no te moleste.
Jimin se pregunta muchas cosas mientras ve a ese chico, se pregunta porque esta siendo tan amable con él, cual es la razón de que este ayudándole y sonriendo para él, se cuestiona si debe aceptar lo que aquel desconocido le ofrece, pues si lo hace esta seguro de que le pedirá algo a cambio, porque Jimin a aprendido que las personas no ayudan a otras solo por que sí, todos tienen deseos ocultos en sus acciones, pero a pesar de tener tantas incógnitas él solo puede preguntar una cosa.
--¿Cuál es tu nombre?--entonces aquel desconocido le regala una sonrisa aun más bonita, sus dientes delanteros hacen aparición y parece rejuvenecer un par de años con solo esa acción y Jimin que hace mucho dejo de sonreír no puede evitar que las comisuras de sus labios se eleven en una diminuta sonrisa.
--Jeon Jungkook--Jimin asiente en su dirección acariciando su nombre en su cabeza y escribiendo una tonada para él, una tonada de agradecimiento para Jeon Jungkook, el joven de brillantes ojos, bonita sonrisa y preciosa voz que apareció de la nada para darle algo de calidez a su vida.
--Mucho gusto Jeon Jungkook--y la sinceridad en esas palabras ni siquiera se puede cuestionar, porque Jimin está realmente feliz de conocer a Jungkook, pues aquel hombre no se irá de su lado, no importa que pase, Jungkook no es de los que abandonan lo que quieren, él seguirá ahí, a su lado, aunque todo esto lo averiguo mucho tiempo después.
○○●●○○FIN○○●●○○
(Historia inspirada en la canción "El hombre del piano")
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Jikook
FanfictionTú eres Yo, Yo soy Tú ↫↫↫↫↫ ღ ↬↬↬↬↬ Serie de pequeñas historias Jikook ❈𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑚𝑖́𝑎 ❈𝐶𝑜𝑛𝑡𝑒𝑛𝑖𝑑𝑜 𝐻𝑜𝑚𝑜𝑠𝑒𝑥𝑢𝑎𝑙 ❈𝐽𝑖𝑚𝑖𝑛 𝑎𝑐𝑡𝑖𝑣𝑜/ 𝐽𝑢𝑛𝑔𝑘𝑜𝑜𝑘 𝑝𝑎𝑠𝑖𝑣𝑜 ❈𝐴𝑐𝑡𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 �...