CAPITULO CUATRO.

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Llegamos encontrándonos con Francisco, Ethan y Michael acomodando los troncos para realizar la fogata, la cual Michael me dijo que no me perdiera.
Ethan se había encargado de la comida: sopa instantánea. No era bueno con
la cocina.

—¿A qué se debe esa cabeza baja? — Ethan hizo un gesto acercándose a Larry para animarlo.

Francisco se volteó a escuchar las palabras de Ethan para ver que ocurría.

—¿Cómo les ha ido?—Preguntó sacudiéndose las manos.

—¿Prometes no enojarte?—Aún no pudo conectar miradas con nadie.

Francisco asintió levemente cruzándose de brazos. Laura y yo nos miramos.

—-Dos de los clientes que atendimos hoy nos deben dinero—Murmuró apenado.

Francisco relamió sus labios y chasqueó la lengua—¿Qué pasó?

—-El primero se excusó en que tenía otras cosas que pagar y se negó a entregarme lo que le correspondía. No pude insistir mucho porque los vecinos de allí llamaron a la policía y tuvimos que escapar. Esto retrasó el horario de encuentro con el próximo cliente y dijo que como llegamos tarde debíamos bajar el precio, me negué, comenzó a meterse con Jennifer, me enojé y terminamos peleando—Al nombrarme el de barba me miró de reojo—Hicimos sangrar su nariz y salió corriendo.

Francisco dejó salir por su boca el aire retenido y dejó unas palmadas en el hombro de Larry—Está bien, pero ahora deberás ayudarme a encontrarlos, nos deben pagar...

Larry asintió aún con la mirada baja.

—Tranquilo, no pasa nada—Miró a Laura—Ve a ayudarlo con el moretón—Señaló su ojo y ambos se retiraron. Me volteó a ver a mi y luego volvió a lo suyo.

—¿Dónde está Liam?—Preguntó Michael a Ethan.

—En su cabaña seguramente haciendo no se qué—--Ayudó a Francisco a encender el fuego. El sol se estaba posando y la luz de la luna comenzaba a
iluminarnos con su presencia—Últimamente se encierra allí por horas, pero nunca me dijo por qué.

—Es un chico raro—Arrugó la nariz.

—La gente callada o seria no es rara, Michael.

Aquello que dijo Ethan atrajo la mirada de Francisco.

—Si, lo siento—Tambaleó el rubio sentado en el tronco.

La sopa instantánea estaba lista y por fin nos encontrábamos todos reunidos alrededor del fuego.

Tal como Michael me había dicho, Larry volvió con su guitarra y tocaba melodías improvisadas al igual que las letras de las canciones de Laura.

Estábamos tentados de risa por la canción que se formó y por los chistes malos de Ethan.

Los observaba. Miraba sus expresiones felices, algunos derramaban lágrimas de felicidad otros se agarraban el estómago porque les dolía de la risa. Pero en quien detuve mi mirada principalmente fue Francisco, por primera vez lo estaba viendo reír y eso me hizo sentir una sensación tan...linda. Era bonito ver la felicidad en alguien que le costaba demostrar sus emociones.

Luego de un rato nos calmamos y pudimos terminar nuestra cena. Todo era un profundo silencio hasta que pregunté en voz alta una duda que me surgió.

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