Capítulo 25

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Maratón 2/2

Emma.

Recibí el vaso que Leidy me ofrecía y di un sorbo, había perdido la cuenta de cuánto había bebido como para no inmutarme al beberme el vaso completo de vodka, en tres tragos.

Me sentía mal, me sentía herida....

"No significas nada para mí.

Haznos un bien a ambos y aléjate de mí.

Detesto a las personas deshonestas Emma y resultaste ser de las peores."

Con cada minuto que pasaba, aún podía sentir sus palabras perforarme el pecho, como si de una daga muy filosa se tratase.

Había olvidado lo mucho que herían las palabras.

¿Que mierda me sucede?

Prometí no volver a permitir esto jamás, y lo estoy haciendo de nuevo.

Me siento cansada, tanto que me costó avanzar y lo he tirado todo a la mierda de nuevo, por él.

Gruesas lágrimas bajaban por mis mejillas y todo a mi alrededor no dejaba de dar vueltas.

Le había contado a Leidy lo que había sucedido con Killian y fue idea de ella que salieramos a beber hasta que no diéramos más, para "olvidar las penas". Según ella me sentiría mejor luego de beber y olvidarlo con ayuda del alcohol, pero a decir verdad, en realidad no me sentía mejor y no lo estaba olvidando.

Con cada minuto que pasaba y mientras mi nivel de ebriedad aumentaba, más recordaba las cosas que habíamos hecho juntos, y lo segura que me sentía cuando estaba con él, las cosas entre nosotros había fluido de una manera naturalmente increíble y me dolía demasiado la manera en como nos habíamos alejado.

No sabíamos nada de Laila desde ayer y la necesitaba, nos habíamos vuelto muy amigas en estas semanas en las que no había sabido nada de él, quería que ella estuviese conmigo en mi casa, viendo cualquier película o haciendo alguna cosa que no tuviera tanto alcohol, lo último que supimos fue que iba a estar ocupada con la empresa del papá hasta la semana siguiente.

Vi como Mario se empinaba una botella mientras los demás lo animaban Leidy lo besó en cuanto dejó la botella en la mesa.

—Me quiero ir — dije un poco alto, para que pudiera oírme y no se perdiera mi voz en medio de la música tan alta.

—¡Aún es temprano! — comentó, volteándose a verme.

—No me siento cómoda.

—Quedate conmigo, prometo que todo estará bien — dijo, tomándome de la mano.

—Esto no me ayuda, de verdad, quiero irme.

—¿Quieres que te lleve? — preguntó preocupada.

—No, yo puedo conducir — dije segura.

—Bueno, avísame en cuanto llegues, ¿Sí?

—Está bien, lo haré.

Salí del bar en dónde nos encontramos y sentí como un escalofrío me recorrió la espalda al sentir el frío de la noche.

Mi auto estaba en la acera de enfrente, caminé hacia él pidiendo disculpas al chocar con varios por pasar en medio de algunos grupos de amigos.

Todo me daba vueltas, necesitaba llegar a mi casa para poder dormir y olvidarme de todo por un rato.

Sentí una mano posarse sobre mi hombro y por un pequeño momento pensé que era él.

Pero al darme la vuelta me alejé rápido, no era él.

Love Yourself, Emma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora