Seremos sólo tu y yo bajo la misma sabana

40 8 0
                                    

-¿Estás seguro de esto? -le preguntó la omega a su lado.

-Totalmente seguro -respondió.

-¿Cómo te llamas? -le sonrió al cachorro que se encontraba en brazos de su amigo.

-Menma.. -le respondió aferrándose al Omega de aroma a vainilla.

-Que lindo eres nene, ¿No tienes hambre?

-No, muchas gracias, Naruto-san me alimentó esta mañana y mi estómago se encuentra satisfecho -le contestó con respeto a la Omega de cabellos rosas.

-Okey, pero si tienes hambre no dudes en decírmelo, ¿De acuerdo? -el pequeño sólo asintió -Te pido un favor cariño, ¿Podrías dejarnos a solas? -pidió mientras le acariciaba la azabache melena.
El menor se separó de los brazos del rubio y camino a la cocina de la cafetería en donde se encontraba, dejando solos a los Omegas.

-¿Por qué te lo quedaste?, El gobierno puede quitártelo, además criar a un cachorro es una gran responsabilidad Naruto -observó como su amigo sonreía, era una sonrisa de esas que no tienen expresión alguna, aquellas que contienen un gran vacío -¿Sai sabe de esto? -vio como el contrario negaba con la cabeza.

-¿Entonces?

-Es igual a Dashon -soltó sin previo aviso. La Omega de feromonas a fresas le miró con tristeza, conocía a la perfección de lo que hablaba, lo había deducido en cuanto le vio entrar al local con el cachorro, pudo ver la viva imagen del hermano mayor de su amigo, el cual ya no estaba en ese mundo,  había pasado a mejor vida.

-¿Se lo dirás a Sai?

-Esta noche lo hare, así que quiero pedirte algo.

la chica prestó atención a lo que su amigo le diría.

-Quiero que cuides de mi cachorro, por favor.

-¡Con mucho gusto! -aceptó alegremente - El cachorro es muy respetuoso y amable, así que no hay problema, sería todo un honor.

-Gracias Sakura -le mostró una cálida sonrisa -Eres una linda Omega -y aquellas palabras la hicieron sentir como la gran mierda.

-Lo dices cuando te conviene, ingrato -balbució al final.

-Pero me amas...

-Lamentablemente.

Después de terminar de charlar sobre lo importuno que había sido el Omega rubio al quedarse al pequeño, Sakura comenzó a trabajar en la entrada, siendo este quien atendía las órdenes de los pedidos que hacían, mientras que Naruto estaba elaborando los cafés que eran solicitados.

-¡Bienvenido a la casa del café, donde la compañía más linda es una taza de café! -enunciaba alegremente brindándole una linda sonrisa -¿Puedo tomar su orden?

-Buenos días, deseo un capuchino. Por favor.

-Muy bien -logró decir mientras escribía en la computadora, en ningún momento le había dirijido su mirada a la persona que tenía en frente pero por lo que podía percibir, o más bien oler, dedució que se trataba de un Alfa ya que tenía un fuerte y acojedor aroma a caramelo quemado, lo que le hacía recordar aquellos dulces de cacahuate con azúcar derretida, se les conocía como "palanqueta", una delicia al su parecer -¿Lo quiere para beber aquí? -y por fin alzó la cabeza para ver a su cliente pero se llevó una enorme sorpresa al observar al hombre frente a ella, sus facciones definidas y firmes, sus ojos de un tono carmesí, ese cabello puntiagudo en color rubio cenizo, eran un Alfa en toda la palabra.

-No, es para llevar, mi lindo Omega ama el café de este local -sonrió.

-En s-seguida se lo d-damos -pronunció a duras penas.

-Gracias, tomaré asiento.

-A delante.

Se dió un golpe mental, estaba a nada de cagarla, ese tipo ya tenía pareja, qué mierda le sucede, ¿La edad le estaba afectando?

Dejando de lado sus pensamientos, se adentró a la cocina para hacerle conocer la nueva orden a su amigo, quien estaba cargando al cachorro haciendolo dormir. Le estaba cantando suavemente al oído, era una tierna y encantadora imagen a su parecer, estaba segura que Naruto quería a ese niño como suyo, y si él así lo quería ella estaba dispuesta a apoyarle, tenía la certeza de que sería una buena madre.

-Naruto, un capuchino para llevar -dijo en un susurro.

-Un capuchino en camino -dejó al pequeño en un pequeño sillón de la no tan espaciosa sala que tenían ahí dentro. El pequeño se removio buscando el calor del Omega, quien le depositó un suave beso en su diminuta frente.

El trabajo del local transcurrió de lo más normal, el niño tuvo el sueño pesado así que cuando despertó ya estaba por salir de su turno.

Se movió en busca de algo más calientito, quería sentir nuevamente esa sensación de hace un momento, y en cuanto más buscaba se daba cuenta que el sitio estaba muy frío así que se levantó buscando con su mirada a aquella persona que sabía que le podía dar lo que tanto anhelaba.

-¿Naruto-san? -preguntó, no había nadie, estaba todo solo y frío, una angustia comenzó apoderarse de su cuerpo, ¿Dónde estaba él?, ¿Le había abandonado igual que aquella Omega?, qué tan mal cachorro era. Sus pequeños ojitos se estaban nublando, sólo quería sentir ese calor que le hacía sentir a salvó.

-¿Qué sucede cachorro? -y de pronto escuchó la dulce voz de aquel bonito Omega, no pudo evitar llorar.

Él no lo había abandonado,

No lo dejó.

Sin decir nada se levantó de aquel sillón y corrió en dirección al Omega, el cual reaccionó por instinto y tomó en brazos al pequeño -¿Qué pasa corazón?

-T-tenía miedo, pensé que también me habías dejado -el corazón se le apretó, su niño había creído que lo había abandonado como aquella persona, algo que nunca haría por cierto, pero no podía estar tranquilo sabiendo que al parecer su pequeño estaba marcado por aquel suceso.

-Te prometo que nunca te voy a dejar solo, de ahora en adelante somos tu y yo bajo las misma sabana, ¿De acuerdo? -recibió un asentamiento como respuesta - Menma, quiero pedirte un favor -sacó su cabeza del cuello de su Omega y se dedicó a míralo en silencio -Tengo algo que hacer, así que le pedí a Sakura que te cuidará por al menos una ora, ¿Puedes quedarte con ella sólo un momento?

-Claro, me quedaré con la señorita Sakura hasta que vuelvas.

-Gracias, prometo no tardar mucho.

Y así fue como lo dejó en brazos de la Omega de cabellos rosas, vio como salía del local y él se iba en auto rumbo a casa de la señorita Sakura, no tenía nada que temer él se lo había prometido, no lo va a abandonar.

"Paraguas″Donde viven las historias. Descúbrelo ahora