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Izuku se puso la camisa y el chaleco verde. Debido al incidente que tuvo no hace mucho tiempo, su madre y la líder Mitsuki habían decidido hacer un entrenamiento especial para él. El poder de Izuku se había hecho más fuerte, por supuesto, y por ello no podían permitirse tener un accidente como el último.

Se calzó sus botas rojas, cogió una bolsa donde llevaba pergamino y tinta y salió. Miró una última vez por la ventana. Las estrellas en la noche se asomaban tímidas por la ventana. Izuku sonrió, estaba feliz de poder ver las estrellas (había tenido mucha suerte)  y con un movimiento rápido se alejó del pasillo. 

Llegó a las escaleras de la segunda planta, y se acercó al balcón. Con cuidado, se subió a la valla de madera y se tiró. El balcón daba a uno de los múltiples jardines en los que se entrenaba.

Cuando estaba a dos metros del suelo usó su poder para aterrizar suavemente en el suelo y  fue corriendo con su entrenador, que no estaba muy lejos.

 Él era un hombre grande y fornido, que medía aproximadamente dos metros. El color de sus ojos no se distinguía muy bien, pero Izuku creía que eran de un color azul zafiro. Su pelo rubio brillaba incluso por la noche, y sus facciones eran muy marcadas. Siempre estaba sonriendo, y era lo que más admiraba Izuku de él. Su nombre era Yagi Toshinori.

-Buenos días, joven Midoriya.-Dijo con su voz grave.-¿Listo para la siguiente lección?

Izuku asintió con agitación, demostrando su admiración por el hombre. Trabajaron haciendo ejercicios de control toda la mañana hasta la hora del mediodía, haciendo pausas únicamente para comer.

-All right! Ya puedes irte, joven. Mañana trabajarás isométricos y fuerza física.

Toshinori pensaba que una de las fuentes del descontrol del poder de Izuku podía ser la falta de musculatura, así que, aparte de los ejercicios de control trabajaban la fuerza que Izuku ganaba. Ya había pasado un año desde el accidente, y el niño había cambiado bastante. El chico era muy delgado y prácticamente no comía, pero todo aquello cambió cuando Toshinori empezó a entrenarlo.

Izuku asintió y se inclinó ante su profesor, pero antes de que Izuku corriera a la mesa en la que estaban sus amigos comiendo, el mayor habló.

-Joven, quiero que sepa que admiro el esfuerzo que está poniendo en esto y que está consiguiendo resultados. Eres un chaval fuerte, Midoriya. Y quiero que entiendas que el Viento es una fuerza de la naturaleza prácticamente indomable, igual que el Fuego.

 "Tu amigo Bakugo ha sido iniciado y ha estado entrenando de una forma muy diferente a la tuya, y por ello lo tiene más controlado que tú. Pero no te desanimes. Pronto verás la diferencia."

Los ojos de Izuku se empañaron con lágrimas que pronto empezaron a correr por sus mejillas, y Toshinori se arrodilló para estar a su altura.

-Eh, chico.-Le dijo poniendo una mano reconfortante en su hombro, que le hizo perder el equilibrio.-Ya hablamos de llorar en público.

El niño asintió y se limpió las lágrimas mirando a Toshinori.

-Es solo que... tengo miedo. Temo que me vuelva a suceder lo mismo.-Dijo frotándose un ojo.

-No pasará. Por eso estamos tomando estas clases. Para evitar que eso ocurra.-Le agarró levemente de los brazos y le sacudió gentilmente, como para despertarlo.

Izuku asintió de nuevo, terminó de limpiarse las lágrimas, le dijo adiós a Toshinori y fue a sentarse a la mesa.

Se sentó al lado de Katsuki y le dijo "¡Hola, Kacchan!" El rubio solo cogió su plato y se cambió de sitio, el más alejado de Izuku. Él solo suspiró y se puso a hablar con Uraraka. Desde que tuvo el accidente Katsuki se distanció de él, como si le tuviera asco. Al principio parecía aliviado de que hubiese despertado, pero con el tiempo Izuku empezó a pensar que le gustaba más dormido.

Los Cinco Elementos (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora