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Hoy era un día bastante soleado, estaba sudando y odiaba sudar, tampoco vinieron los Cullen, ¿se quemarán con el sol como dicen las películas? Tal vez por eso no fueron a la escuela.

Nos dejaron salir antes así que tome el camino largo, por el bosque, porque soy un poquito suicida ya que sabemos que hay muchos animales salvajes por aquí, y aparte yo no conozco los bosques a la perfección así que me arriesgo a no solo perderme si no también a terminar siendo la cena de algún animal.

Mientras caminaba estaba pensado en los lazos que ahora tenía con los Cullen y la manada, por lo que me habían dado a entender ellos por naturaleza eran enemigos, entonces no sabía cómo darles la noticia.

—Pequeña zanahoria, ¿qué haces por el bosque sola? — oí una voz cerca de la puerta de mi casa.

—¿Jared? ¿Tu qué haces aquí?  — me acerque a el viendo como ocultaba algo detrás de el.

—Vengo a invitarte a una cita — saco su mano de atrás dándome una flor roja — Hermosa como tú.

—Gracias — murmuré sonrojada.

—Alguien se puso un poco roja — se escucharon unas risas detrás de el, por lo que me asome por su hombro —Hola rojita.

—¿Qué hacen todos aquí?

—Lo que dijo Jared, venimos a invitarte a una cita — y para mí sorpresa todos se arrodillaron en una pierna y sacaron una rosa, sabrá Dios de dónde.

—Y se ha vuelto un jitomate — bromea Embry viendo como me había sonrojado.

—Cállate tonto.

Me acerque a ellos y se levantaron dándome una rosa cada uno, a la vez que yo los abrazaba y les daba un beso en el cachete.

—Gracias por esto — reí viendo como todos se sonrojaban —¿Y qué esperan? Vamos a esa cita.







—Realmente los amo chicos — ellos rieron a carcajadas.

—Siento que solo lo dices porque te trajimos fresas — rodó los ojos Leah.

—Es cierto — me encogí de hombros comiendo una fresa — Son deliciosas.

—¡Ahora la sorpresa! — grita Seth haciendo que abra los ojos y vea cómo todos lo miran mal y el solo se encoge —¿Lo dije antes de tiempo?

—Solo como tres horas antes de tiempo — sonríe sarcástico Quill.

—Lo siento — me sonríe apenado y yo solo me río, es tan tierno.

—¿Cuál es la sorpresa? — preguntó comiendo otra fresa.

—Te llevaremos a la sorpresa si dejas unas fresas para nosotros — se cruzó de brazos Jacob con una sonrisa.

—Entonces vayan solos — me acosté en el pasto con una sonrisa.

—Oh, entonces nos comeremos todas las demás fresas que hay por allá...

—¡Qué rayos esperan! ¡Vamos!

Empezaron a reírse y se transformaron, me subí en el lomo de Jacob y empezaron a correr, se detuvieron en algún momento y me baje, los espere hasta que volvieron.

—Cierra los ojos.

—¿Haremos una orgía? — bromee cerrando los ojos y escuchando sus risas.

—No es una mala idea — sentí el aliento de Paul en mi oreja.

—Paul deja de ponerla como un jitomate andante.

—Abre los ojos bella — susurró en mi oído y lo hice.

Una cascada, había luces y varias almohadas y cobijas en el suelo, con varias fresas alrededor.

—En definitiva, los amo chicos.

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