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Había llegado el momento del almuerzo, cuando entré a él comedor todo el mundo me miró y yo solo rodé los ojos, luego me acerque a la mesa donde ubique a Cameron quien me hacía señas para que vaya, aunque me medio arrepentí al ver a dos chicas que a simple vista te dabas cuenta que son de esas víboras envidiosas.

— Chicos, les presentó a Acherli, nuestra nueva compañera. — me presentó el pelinegro emocionado.

— Un gusto, soy Emy, la hermana de Mati. — me sonrió la otra pelinegra, sus ojos eran verdes y los de su hermano azules.

— Nosotras somos Angie y Ángela. — la rubia me miró con desén igual que su hermana, gemelas, genial.

— Chica nueva, soy Angel, lamentablemente hermano de esas dos. — señaló a las gemelas y ellas se quejaron ofendidas, luego señaló a Emy. — Pero tengo el honor de ser el novio de esta bella mujer, mi Emy.

Se acercó a ella y la abrazo por la cintura haciendo que ella riera un poco para luego besarlo con dulzura.

— Ahg, ya les dije que no hagan eso en mi presencia. — se quejó Cameron.

— Solo no puedes soportar que nosotros podamos disfrutar del amor.

— Y del sexo. — agregó Angel haciendo que todos en la mesa, menos Emy quien se reía de nuestras caras, hiciéramos una cara de asco.

— Iugh, no necesitábamos esa información. — dijieron al mismo tiempo las gemelas.

— Concuerdo con ellas está vez.

— Bueno bueno, pero dejando de lado eso, ¿cómo quieres que te digamos, Acherli? — habló Emy.

— Oh, pues Acherli está bien, aunque no me molesta que me llamen por mi apellido, mis amigos me decían Erly. — me encogió de hombros.

— Bueno, te diré fuego. — dijo Angel.

— ¿Fuego? — preguntamos todos.

— Si, por tu cabello pelirrojo, parece fuego. — hablo viéndolo con fascinación. — La verdad es que es muy bonito tu cabello.

— Concuerdo con eso. — dijieron los Cameron.

— Si bueno, ¿es al menos natural? — pregunto una de las gemelas, Ángela, agarrando este sin mucha delicadeza lo cual me hizo soltar un quejido.

— ¡Ángela! — le reclamaron los tres y yo la aparte de golpe viéndola a los ojos sería.

— Es natural, créeme, si tú te lo pintaras nunca llegaría a verse tan genial como el mío. — solté su muñeca para empezar a comer como si nada.

— Ahg si como sea. — giró los ojos igual que su hermana, pero después las dos se pusieron rectas y empezaron a arreglarse.

— Oh, ahí vienen. —  todos miraron atrás de mí, dónde se encontraba la puerta y yo solo los mire con una ceja alzada y Angie solo rodó los ojos ante mi notoria confusión.

— Los Cullen, niña, los Cullen vienen.

—¿Eso es de importancia? — pregunté aún comiendo y ellas, bueno, todos en la mesa me vieron incrédulos. — ¿Qué?

— ¿Importancia? Son como la realeza en la escuela. — me miró mal Ángela y yo solo me contuve de contestarle con un comentario bastante ofensivo.

— Ah, Edward Cullen. — suspiraron las dos gemelas y hasta Emy.

Sin poder evitarlo me gire a ver cómo entraba el mencionado junto a su pareja, Bella, seguidos de ellos entraban los demás de ojos dorados.

— Jasper me hace dudar de mi sexualidad. — dijo Angel viendo al rubio con una sonrisa de lado, Emy río a su lado.

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