[[10 𝚅𝙸𝚂𝚃𝙰𝚉𝙾𝚂 𝐴𝐿 𝘾𝙄𝙀𝙇𝙊]]_ 𝘡𝘰𝘴𝘢𝘯- 𝘔𝘦𝘪_𝘋𝘦𝘪

-𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘢𝘮𝘰𝘳𝘢𝘯-

───────────2番───────────

Existe un momento de la vida donde cada ser promueve a su prevención emocional, detiene una pequeña fracción de su vida dedicando mente y cuerpo a aquello que los humanos llamaban reflexión futura, la imaginación toma fuerza y justo en ese momento, instante justo en el que cada latir de tu corazón irriga más que sangre a cada arteria, puedes mirar a tu alrededor y sentir frío en cada extensión de piel...

La soledad era mala, repercutia en la cabeza, era un peso difícil de atenuar y si bien, llevaba mucho tiempo sin sentir aquello, no planeaba volver a retomarlo; no volvería a estar solo, lo sabía por más que una simple promesa propia...su tripulacion, sus nakamas estaban a su lado y era la herencia perfecta de la felicidad, nunca antes Sanji se había sentido más completo y después de tanto tiempo tenía una verdadera razón por la cual sonreír.

Poco tiempo había transcurrido, más tardo aquel en negarse mil veces al sombrero de paja una y otra vez en tan solo un simple día que en terminar despidiéndose de grupo de cocineros rufianes, sus colegas, su familia.... entre ellos, Zeff piernas rojas, aquel pirata de tan grata fama tanto en lo ancho del mar, la ruta marítima y la cocina en la cual ahora albergaba; el rubio fumador se encargaría de extrañarlo toda una vida, sobrevivir por cada buen recuerdo del pasado y cumplir su deseo más entrañable...

Su azul infinito.

-¡Oye sanji!, tengo hambre, cociname algo!-

La misma voz a la que ya empezaba fieramente a acostumbrarse lo saca de sus mentalidades, lo devuelve en prosa a la realidad y con largo musito incomprendible el cocinero abandona la pérdida vista que llevaba sobre el mar, casi un récord de distracción total.

-¡si sanji, yo también tengo hambre!, quede demasiado agotado en la última isla- el de grande nariz reafirma las palabras del hombre de goma a cargo, tomando al final por la cuerda de la disponibilidad a Sanji el cual terminó por abandonar su seguida vista al horizonte en pasos direccionados a la cocina del Going Merry... llevaba unos días ya en la tripulacion, tan pocos pero ya recaian en el como una eternidad, para nada en mal sentido bastaba aclarar, el tiempo pasaba tan rápido que apenas lo notaba y el cocinero de los sombrero de paja ya se sentía como en casa, claro, a excepción de como siempre, un pequeño suelto aspecto....

-cabeza de musgo, ¡ya te lo he dicho más veces de las que puedo contar!, ¡¿acaso eres sordo?!-

Una vez más, gritos, los típicos gritos de siempre que empañaban aquel energético barco pirata a cada día, cada tarde, noche y mañana... realmente no existía segundo en el que no habitará choque de voces recorriendo cada amaderado rincón entre jalones y reproches, como era típico, la suave voz masculina entrando de golpe contra los vocablos más gruesos y bruscos de un verde dormilón.

La rutina de la misma receta.

-¿HA?, cual es tu maldito problema, estúpido cocinero- devuelve el alto demande aquel triple espadachín recostado bajo la mesa del pequeño comedor. -¡¿Cuál?!, te lo he dicho una y otra vez alga imbécil!, no duermas en mi cocina!- El rubio continúa la cadena de gritos que propiamente había empezado, apuntando a la salida de su "habitad" natural con rabia y casi calambre.
-¿y se puede saber desde cuando es tuya?, ¡deja de darme ordenes sin sentido!- escupe el "Marimo". -yo trabajo aquí, ¡lo único que haces es estorbar!- reafirma el "cejas raras"...
Tan solo una historia de jamás terminar.