-𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘮𝘢𝘯-

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───────────三番目───────────

Suaves murmullos del tiempo resbalaban cual pétalos de cerezo a finales de marzo, cantos de amor a principios de febrero, dulces frutales a inicios de mayo que a sólo cruzar las fosas nasales ya azucaraban el alma de aquel que presenciaba agraciado matiz de mil radiantes pigmentaciónes.

Una experiencia suave al tacto, confitura de grandes variaciones al gusto, confite más grande que cualquiera preparado por la mano humana; su alma desbordaba ilusión, se abrazaba en una cálida manta de ventura, a la vez tan fresca como la marina brisa y tibia como el tiempo primaveral...

Un desborde total de emociones recorriendo cada nervio de cabeza a extremidad, afilando cada agarre, apretando hasta la más profunda capa de piel a raya de cocción mientras a contracción la sutil electricidad lasciva tomaba viaje redondo por lo largo de su columna vertebral; esa agilidad exquisita, secretamente salvaje afectaba su cordura, exprimia su temple al punto tan exacto que el frío oceánico resbalaba por la humedad agitada de su anatomía.
Eran dos individuos perdidos en su propio sabor y aroma, atraídos por el lívido corporal que los desatenuaba bajo el cosmos infinito que grababa su inquieto son mecánico al ritmo de un choque de piel.

Una vez más habían peleado, apenas el sol había caído y cada ave había dormido cuando gritos de furia desbocada atentaban contra la paz del barco mugiwara...como solución, un castigo de la mujer mandarina, uno más en su lista negra de nakamas desmandados, por ser un par de tontos desquiciados, completamente desalineados tendrían que aprender a tolerarse trabajando en equipo como lo haría una buena tripulacion.

Oh pobre Nami, ¿acaso no lo comprendía?, no era bastante obvia aquella discusión que llegaba a la misma hora tras terminar la cena en agrupada aglomeración cada día?, para aquellos dos era bueno que no lo fuera;
Pelearian cada atardecer, serian sancionados en cada ocasión donde ambos sabían, ¿quien los molestaría?, nadie llegaría a su rescate mientras la mujer navegante permaneciera alerta desde su habitación con puño cerrado esperando a cualquier situación.

Sanji no deseaba igual que nadie lo rescatará.

Si podía vivir de los labios que lo alimentaban cada noche, las manos que trazaban curvas por su cuerpo por horas y él calor que lo atravesaba deliciosamente en cada nocturno encuentro sobre la cofa de aquel solitario barco...¿para que pediría auxilio?.

Ahí estaban... después de un engaño perfecto y una intensión que nadie imaginaria por fin estaban unidos, brindando mutua compañía, satisfaciendo aquel deseo por el que aguardaban cada tarde y mañana como dos necesitados de fricción ansiosos de emoción, tan propio de dos enamorados recién reconciliados anhelando el cuerpo del otro.

el rubio no hablaba, tan solo se pescaba rodeando los anchos hombros bien trabajados con ambos brazos temblorosos que por toda la noche no habían descansado debidamente... sus rostros se pegaban por frente, inhalando el cálido oxígeno del otro y disfrutando de las miradas entrecerradas que se dedicaban mientras en equipo se callaban a besos cada fuerte sonido deseoso de escapar y escabullirse en el silencio del mar; jadeos y sollozos en musito eran lo único que resonaba, bajos, pero lo suficiente constantes y coordinados para no otorgarse silencio nunca... sus anatomías agitadas no lo permitirían, el espadachín no liberaría la toma brusca y fuerte de aquella cadera rojiza por el brusco agarre que ayudaba en cada salto veloz del cuerpo más delgado, ese mismo que se deleitaba con la longitud que lo llenaba y mandaba justo al paraíso, por poco el azul infinito que tanto soñaba. Aquella había sido su rutina desde hace un par de días, después de que el trayecto por el mar se hubiese alargado más de lo suficiente y por arduo trabajo tomarán la posibilidad de un disponible tiempo a solas.

[[10 𝚅𝙸𝚂𝚃𝙰𝚉𝙾𝚂 𝐴𝐿 𝘾𝙄𝙀𝙇𝙊]]_ 𝘡𝘰𝘴𝘢𝘯- 𝘔𝘦𝘪_𝘋𝘦𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora