Empezando el viaje

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Deya caminaba por el de piedra, sujetándose su brazo izquierdo, camino por unas horas hasta llegar al pueblo del cual solo quedaban las casa en ruinas. marcas de quemaduras por todos lados, cuanto más se adentraba en el pueblo veía los cadáveres calcinados, camino hasta su casa o lo que quedaba de esta, no pudo soportarlo más y comenzó a llorar,  tan desconsoladamente, que cualquiera que la hubiera escuchado se la habría roto el corazón. pasaron unos minutos y cuando logró calmarse, se puso de pie, entró en su antiguo hogar, las maderas del suelo estaban tan quemadas que eran inestables, sin embargo entre los restos de la maderas quemadas un pequeño destello era visible, al agacharse y ver vio una manta que envolvía algo, de unas pisadas fuertes logró romper las ya debilitadas maderas del suelo, saco una manta gris que la desenvolverla una espada enfundada en una funda de cuero con remaches y refuerzos, cayó de la manta, la chica se quedo sin palabras, al tomar la espada y desenvainarla noto el brillante color blanco, una espada de doble filo, una guarda en forma de cruz, y una empuñadura un material azul brillante, quedó fascinada por la belleza de la hoja, rápidamente comprendió que se trataba de la espada que su padre usó durante la batalla contra el ducado, al ver el espacio donde se encontraba la espada notó más pedazos de tela que al revelar lo que escondían, la armadura de su padre estaba frente a ella, era la primera vez que veía dicha armadura, buscando por los escombros de su ahora destruida casa encontró una mochila donde podía guardar, las piezas de la armadura y la tela, la espada se la ajustó en la espalda, y salió de las ruinas de su casa y caminó nuevamente hacia la calle principal pero unos galopes le llamaron la atención su primer instinto fue esconderse ya que podrían ser ellos que han vuelto, pero al observar mejor vio una carreta siendo tirada por dos Viznap con un persona conocida, ella lo reconoció como el mercader Franz, que suele frecuentar el pueblo en busca de pescado seco, al verlo la chica salió de su escondite, y el mercader se detuvo en el jardín que estaba en el centro del ahora en ruinas pueblo. -Deya, ¿Qué fue lo que ocurrió aquí?. preguntó el hombre bajando de la carreta. -Fue el ducado de Elyhor. Respondió la chica mirando las ruinas del poblado. -Lo siento chica, es una mala noticia, te pudo llevar a la ciudad más cercana. Dijo el mercader en forma amable. La chica se levantó del lugar donde estaba sentada, miro al hombre y dijo. -Me puede llevar por favor. El hombre asintió con la cabeza y, le hizo un par señas para que subiera a la carreta, a lo que la chica y se sentó en una caja poniendo su mochila a su lado.

la carreta se comenzó a mover, y lentamente seguían el camino por el que el noche Deya salió corriendo solo que esta vez irían más allá de lo que ella en su niñez había llegado, minuto a minuto, la carreta se alejaba del pueblo y se adentraba en tierras desconocidas para Deya, transcurridas unas horas llegaron a otro pueblo el cual era un poco más grande que le de Deya, pero con ambiente tranquilo y muy a pasible, cuando la carreta se detuvo Deya bajo y se estiró pues estaba un poco incómoda sentada en esa caja, el hombre caminó hacia y con voz relajada pregunto. -y bien ¿A donde iras?, ¿Cuál es tu plan?. la chica miró al suelo. -no lo se, no se a donde ir, no se que hacer. dijo la chica con voz temblorosa. -ven vamos a esa taberna, puede que te puedas relajar, y pensar con claridad. dijo el hombre invitando a la chica a ir a una taberna cercana, ambos caminaron a la taberna, la chica sin soltar su mochila, y con la espada aun en la espalda, caminó detrás de Franz hasta cruzar la puerta, era un lugar humilde pero barato y acogedor ambos buscaron una mesa y encontraron una en una esquina en la que no dudaron tomar  asiento, una mujer de tez morena se acercó y preguntó con alegría. -bienvenidos a destello nocturno, que les vamos a servir en este día. Franz miró a Deya, y noto la vergüenza en su rostro, así que él ordenó por ambos. -para mi un menú el más barato con pichel de vino, a ella... también un menú barato, pero tráigale un té de hierbas. -en seguida, un momento por favor. la mujer terminó se retiró, con el pedido en mente, mientras ambos se quedaron en silencio, hasta que Deya dijo algo. -destello nocturno?. su voz parecía un susurro pero fue escuchado por el mercader el cual le prestó, atención a lo que ella diría. -esa mujer dijo, destello nocturno. -¿que? ¿la taberna?, si se llama destello nocturno suelo parar aquí de vez en cuando. comentó Franz relajándose en la silla. -en el libro de la tierras prohibidas, decía, "el destello nocturno atravesó el cielo lo que marcó el inicio de la nueva era". dijo Deya pero estas palabras confundieron al mercader. ¿Cuál libro, nunca había escuchado de uno llamado las tierras prohibidas. dijo el hombre ligeramente interesado en el tema. -Si, en ese libro explicaba que hace 200 años una estrella fugaz, atravesó los cielos, poco después surgieron los 5 guerreros de sangre de plata, y junto a ellos, los celestiales que trajeron paz al mundo, usando el llamado hongo de fuego,  y las bestias de hierro . Explico la chica, sin embargo Franz estaba ajeno a lo que Deya decía, pero logró recordar que hace tiempo estuvo en Murziwa. -En la ciudad Murziwa, escuche de un hombre que exploró más allá de las montañas, volvió hablando de un castillo de hierro, de seres eternos, pájaros de hierro, y libaax de hierro, un loco en pocos palabras pero mencionó algo sobre un hongo rojo de fuego y muerte, o eso oí yo, la último que sé es que se pudre en prisión por robo. ante las palabras dichas por el mercader, Deya pensó en que hacer, mientras ella pensaba la comida llegó a su mesa, ambos comieron sus platillos que consistían en carne y verduras, tras unos minutos y tras pensarlo bien, Deya llego a una conclusión, -no se a donde ir, la familia de papá está en el imperio, mamá no tenía familia, y lo único que tengo es esta armadura esta espada, y una pista sobre alguien que sabe sobre el hongo de fuego, tampoco puedo quedarme con Franz o seré una carga para el, solo  tengo como 50 monedas oro, lo mejor seria que vaya a Murziwa, encontrar a esa persona o no, podría al menos encontrara un trabajo, o enlistarme en el ejército y vengar a mi familia. -¿Franz? ¿podría llevarme a Murziwa?. pregunto la chica con ojos de suplica, a lo que el mercader después de pensarlo habló. -chica es un viaje de almenos 4 días. -descuide tengo con que pagarlo. dijo la chica para tranquilizar al hombre. -bien, te llevaré, de todos modo los pueblos que visitare están en esa ruta. luego de pagar la comida y salir de la taberna, Deya miro al cielo, y noto lo brillante de las tres lunas del planeta, luego de mirar por unos instantes, siguió caminando hasta la carreta. era aún algo temprano el sol estaba un poco bajo pero tendrían un par de horas de viaje mas, a lo que la chica subió a la carreta, y se volvió a sentar en la misma caja, el mercader quien ya estaba arriba golpeó ligeramente a sus animales para que estos se comenzarán a moverse, Deya solo veía como la carreta se alejaba del lugar, y por unos instantes recordó su niñez cuando compraba con el mercader, tras unas horas el sol se había puesto y el pueblo se había quedado muy lejos, la carreta se detuvo, Franz bajo y camino hacia la parte trasera donde Deya está casi recostada. -hey chica, aquí vamos a acampar, la noche es peligrosa. el hombre trepó en la carreta y de una caja sacó un rollo de tela, frascos con diferentes, ingredientes y algo de carne seca así como un sarten de metal, el hombre entonces bajó de la carreta, y camino a un lado del pequeño sendero de piedra, Deya también bajo y lentamente se acercó al hombre. -hay algo en lo que pueda ayudar?. pregunto. -si toma este jarrón, y ve por un poco de agua. Deya camino hacia un pequeño estanque donde llenó el jarrón con el agua del estanque, ella se quedó unos instantes mirando el agua inquieta, lentamente esta se fue recuperando su quietud, cuando el agua estuvo calmada, en ella se reflejaban las dos lunas, Deya miro al cielo y ambas lunas eran lunas llenas, una azul  y otra de un color naranja claro, al ver al frente, vio el límite del estanque y le pareció muy hermoso, la chica se puso de pie y caminó de nuevo a donde estaba el mercader, cuando ella llegó vio que el ya tenia listo dos sacos de dormir, y una fogata, le entregó el agua, y este la poso sobre el fuego, y esperaron a que el agua estuviera lista. -ya lo pensaste bien chica? estás segura de ir a Murziwa?, preguntó el mercader a lo que la chica solo miro el camino de piedra en la misma dirección en la que la carreta se dirigía. -no tengo alternativa, independientemente si encuentro a la persona que dices, podre encontrar un buen trabajo o unirme a la legión y vengar a mi madre. dijo la chica apenas aun mirando a la distancia. 

las burbujas del agua, ya empezaban a brotar, indicación que el agua ya estaba hirviendo, inmediatamente Franz sacó de un costal un frasco con un polvo naranja, el coloco el polvo en una sarten de hierro, y luego un poco de agua, y comenzó a batir en poco tiempo con el sarten al fuego es polvo se comenzó a emanar un aroma a huevo frito, al igual la textura era la misma, en un cuenco de madera Franz le sirvió a Deya, una porción, la chica estaba confundida, olía y se veía como huevos fritos, así que probó un poco, el sabor era de huevos fritos, lo que le pareció fascinante, comió su porción y una vez terminó, en una taza de madera el le dio una una bebida, caliente la cual era leche caliente con un poco de chocolate. -- de donde sacaste chocolate Franz?. pregunto la chica sorprendida. -es con lo que pagan en A-mtra, cuando no pueden pagar con oro pagan con artículos ya sea chocolate, o con otras cosas, son buenas personas el pais está más allá del imperio, es una zona casi desértica pero si vas más hacia el este encontrarás una selva ahí está la ciudad de, Gre-sette. -Franz ¿Qué es ese polvo naranja, sabe como a huevos fritos. -pues son huevos Deya, solo que hechos polvo, aprendí a hacer esto en el imperio así ellos mantienen por un tiempo ciertos alimentos, hacen con hierbas algo para darle sabor a la comida. la chica oyó con mucha atención. -por cierto Deya lamento lo que le paso a tu madre, y tu pueblo, en parte esta bien que vallas a Murziwa, podrás contar lo que pasó y así la tropas estarán listas para contraatacar al ducado. cometo el mercader. una vez ambos terminaron de cenar, Franz empezó a guardar todo dentro de la carreta. -vuelvo en unos minutos, tiene una manta que me puedas prestar. dijo Deya a lo que el mercader buscando encontró una de color blanco así Deya giro retirándose rumbo al estanque de antes, cuando estuvo cerca del estanque, se quitó el cinturón con la espada, luego el lazo de cabello se quito los brazaletes, los puso  lado de su cinturón, se quitó las botas que le llegaban un poco abajo de la rodilla, se quitó una pieza de armadura que le cubría el pecho por encima de su vestido azul con olanes blancos y detalles en negro, una vez su ropa estuvo en el suelo, ella avanzó hacia el estanque, introduciéndose lentamente, el agua pese a estar fría era lo suficientemente agradable para que ella se sintiera cómoda, con sus manos comenzó a limpiar su cuerpo, usando sus uñas limpiaba su cabello, se sumergió por unos instantes en el agua, al salir su femenina figura hacia una sombra a la luz de ambas lunas que lentamente se separaban. cuando ella terminó de asearse, camino de regreso a la orilla, al salir, tomó la mato la envolvió a su alrededor y empezó a secar su cuerpo, lentamente comenzó a ponerse de nuevo su ropa, cuando estuvo lista camino de regreso al pequeño campamento improvisado, donde Franz ya estaba por apagar el fuego, cuando vio a la chica apagó el fuego y se metió a su saco de dormir, sin decir nada Deya también se metió a su saco de dormir miró hacia arriba, las estrellas estaban brillando con intensidad, pero algo le llamó la atención una estrella fugaz que parpadeaba ella miro. sin embargo el mercader no lo noto pues este ya estaba dormido.                                                         

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2023 ⏰

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ALMA DE PLATA. en busca de las 5 armas sagradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora