Estábamos a mitades de año; la escuela, aunque no me gustara admitirlo, era mi lugar favorito. Claro está que no era debido a las clases, ni los trabajos que estas implicaban. Sino más bien porque podía estar y compartir con las personas que quería, y distraerme de los problemas que mi vida conllevaba.
Entre este pequeño grupo de personas estaba Grace, Grace Blackwood. Ella era mi mejor amiga. Pasaba la mayoría del tiempo con ella, éramos felices haciendo cualquier tontería, o simplemente criticando a las personas, burlándonos de sus acciones o decisiones. Grace, era una chica muy linda, cabello corto y ondulado, ojos exageradamente grandes, de un precioso color avellana, no le faltaba cuerpo, aunque tenía una estatura baja, pero, una personalidad que te aferraba al instante, cuando tiene confianza en ti, es la persona más fiable sobre la faz de la tierra. Y una consejera increíble (la carrera de psicóloga le vendría como anillo al dedo). Aunque, también puede llegar a ser el ser humano más rencoroso que vayas a conocer en toda tu vida; podría pasar un año entero planeando la venganza perfecta hacia ti. Estaba también Michael White, mi interés romántico. Joven de 17 años, de gran altura, y una tez muy blanca, casi pálida (realmente le hacía honor a su apellido). Estaba poblado de piercings; en su ceja, en su nariz, en su boca, en sus orejas; bueno creo que ya entendieron. Tal vez tenía alguna otra perforación en su cuerpo, eso no podría saberlo, por desgracia. En fin, Mickey (era el apodo que usaba para referirme a él) era realmente guapo, y tenía una personalidad muy relaja, despreocupada, poco le importaban las opiniones, a pesar de eso, era realmente amable y también muy inteligente; era atlético, el mejor jugador de todos los equipos en los que estaba. En resumen, el chico perfecto de un libro de Wattpad, (Irónico, ¿no?). A fin de cuentas, tenía la certeza que no era un santo; todo ese carácter y perfil perfecto, implicaba una sola cosa: Mujeres por montones detrás de el cómo un rebaño de ovejas tras su perro pastor. Bueno, no faltaba yo en esa amplia lista, pero para mi desgracia, pertenecía al grupo que jamás había tenido interacciones con Mickey. O tal vez si, si es que se puede tomar como interacción el cruce de miradas.
Por su contraparte, Grace también tenía a su media naranja. Se llamaba Harry, tristemente no terminaba en "Potter", si no, en Evans. Tenía la misma edad que Grace; 16 años, estatura promedio, cabello negro o mas bien grisáceo, y unos ojos verdes (mierda, realmente tenía potencial para ingresar a Hogwarts). Practicaba futbol, no podría decir si era bueno en ello o no, nunca había estado presente en algún juego suyo. Por otro lado, Grace, jamás se había perdido ninguno de sus partidos o entrenamientos. Por lo que había llegado a analizar de el; Harry, era realmente egocéntrico y orgulloso, fingía una gran amabilidad, que estoy segura de que hasta el más inepto podría notar que era falsa. Era extrañamente popular, su nombre volaba por las bocas de la escuela como si de una mariposa en libertad se tratara; estaba lleno de pretendientes que darían su propia vida por la mínima interacción con el. Lo bueno, era que Grace destacaba de cualquier otra. Ella había tenido sin fin de interacciones con el, hablaban, y había cierto coqueteo entre ellos. Harry se ponía visiblemente nervioso cuando de Grace se trataba, o tal vez solo eran delirios míos.
El señor Potter, digo, Evans. Estaba siempre acompañado de su odioso grupito de amigos, dentro de este, se encontraba su hermano; Isaac Evans, compartía edad con Harry, aunque tenía por mucho, más altura que el, su cabello era obscuro y desordenado, tenía un rostro sorprendentemente simétrico y unos ojos igual o hasta más oscuros que su cabellera. (todas sus vibes gritaban: DARK). Sin embargo, era muy revoltoso, odioso, y jodidamente dominante. Y en cuanto a sus notas, creo que no le vendría mal regresar al kínder. A pesar de eso, le llovían mujeres de igual manera que su hermano.
Si, eran los famosos hermanos Evans; egocéntricos, odiosos y orgullosos. Pero bueno, ellos eran lo más irrelevante de mi vida en ese momento. Realmente, mi único deseo era que sonara ese glorioso sonido que me indicara que mis 30 minutos de libertad habían llegado. Mientras eso pasaba, conversaba con Grace.
-Me gustaría hablar hoy con Harry- afirmo la chica. -Quiero darle una carta que le hice, ¡de seguro le gustara!- dijo ella sacando la dichosa carta de su bolso.
-¿Otra más?- dije levantando minuciosamente mi ceja - ¡Es como la quinta en dos semanas mujer!- proteste mientras seguía con mis apuntes.
-¡Corrección!, la cuarta, en dos semanas, eso no es nada.- exclamo defendiéndose.
-Como digas.- dije en tono despreocupado, Grace iba a responderme, pero, el maravilloso sonido que había estado esperando la interrumpió. Ambas nos levantamos de nuestros asientos, tomamos nuestros bolsos y nos dispusimos a salir del aula. Ya afuera, nos sentamos en las bancas frente a la cancha del gimnasio. Hoy no había partidos, así que por lo menos nos evitaríamos un balonazo en la cara acompañado con una posible humillación. Le daba ánimos a Grace con el propósito de que fuera y le hablara a su amado.
Dimos un par de vueltas por la institución en busca del señor Potter, hasta que dimos con su paradero.
Estaba sentado en las bancas del segundo piso, claramente no podía faltar su grupo haciéndole compañía. No habíamos tan siquiera llegado a estar en frente de ellos, cuando Isaac comenzó a chiflarnos, algo ya normal en el, pero, estaba mas que claro, que su verdadera intención no era el molestar a su hermanito, sino a nosotras, supongo que le gustaba burlarse en nuestras caras, o poner nerviosa a Grace de alguna manera, haciéndola dudar su decisión de hablarle a Harry. El resto de sus amigos le siguió el juego. Hasta que lograron incomodarnos. Habían logrado su objetivo, nos íbamos a marchar de allí y posponer entregar la carta para Harry, a cualquier otro día.
Hubiera sido así, si mi paciencia no hubiera llegado a su límite. Tome a Grace de la mano, y la arrastre hasta donde estaba su amorcito. Llegamos justo al frente de el; el Señor Potter, Grace estaba claramente a punto de morir de nervios. Pero yo ya estaba en el colmo de mi paciencia.
-Listo, ahora, hablen.- Dije de la forma más seria posible, creo que hasta yo misma me intimide. Voltee a ver a su grupito, tenía a Isaac justo al frente, cara a cara, Lo mire de tal manera, que pareciera que podía casi matarlo con la mirada. Isaac no me quito la mirada en ningún momento, ni un solo segundo, hasta que soltó una leve risita, mirando hacia abajo. Después devolvió su mirada a mi, aun con su orgullosa sonrisa en la cara. No podía negar que no era atractivo. En fin, para mi sorpresa, el tomo sus cosas, y se levanto; comentandole a su grupito:
-Esta bien, como quieran. Dejemos a los tortolitos hablar en paz.- Solo dijo esto y se fue dándome la espalda. Por otro lado, sus amigos no pararon de mirarme, reírse y después molestar a Isaac. De alguna manera, eso me hizo sentir orgullosa, había logrado colocar a un Evans en su lugar, por fin había puesto sus pies en la tierra.
-Ejem, EJEM- Ese era el sonido que Grace hizo, para decirme que era momento de marcharme.
Eso hice, dejé al señor y la señora Potter solos. Fui hacia el balcón, y me propuse a únicamente observar a las personas que estaban en la parte baja de la institución. Realmente no estaba prestando atención, ya me había adentrado en mis pensamientos, pero algo me saco de mi burbuja, o más bien, alguien.
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Evans © [EDITANDO]
Romance¿Una historia de amor, sin final feliz? Acompaña a Violet a conocer la verdadera cara del amor y, entender, que tal vez, todos los hombres si son iguales. Un libro, que busca mostrar el lado malo del amor. La amargura y desgracia que se mezcla entre...