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Al terminar aquella pelea el rubio dejó al de cabello verde dormir solo, así que salió a ayudar en las reparaciones. Cuando terminó miro a un omega de cabello negro, tenia una cicatriz en la parte de abajo de su ojo.
Sus manos y su cuerpo era delicado, pero si lo miras de frente apreciarlas aquellos músculos, sin duda alguna el omega perfecto.

- ¡Hola! Tú eres el mesero que nos atendió - dijo el omega con una gran sonrisa.

- Si soy yo - dijo sanji sacando un cigarrillo.

El menor le miro y sonrió haciendo que le mirara.

- Tú debes ser bueno en la cocina ¡Únete a mi tripulación! - dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

- no esta en mis planes convertirme en un pirata y lo soy, mi sueño es encontrar el All blue - dijo con una pequeña sonrisa.

- ¿All blue? - murmuró el chico más bajo.

- ¡Si! Es la parte del mar donde se juntan los mares, el mar del Este, el mar de oeste, el mar del sur y el del norte. Allí encontrarás cualquier pez - dijo con un ligero rubor.

- ¡Eso suena genial! - dijo con brillos en los ojos.

- Lo es - dijo con una sonrisa.

El chico se bajo del barandal y le apuntó.

- Únete a mi tripulación, juntos, encontraremos el One piece y el All blue - habló con firmeza.

- Así que también buscas el One piece - dijo el rubio.

- si, yo Soy Monkey D. Luffy, y yo seré ¡El rey de los piratas! - habló emocionado el mas pequeño.

Sanji miro a su madre en aquel omega decidido. Sonrió un poco.

- Un gusto Luffy, soy Sanji - Dijo riendo.

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Detrás de aquella pared se encontraba el mismo rubio con pata de palo. Escuchando la conversación de los dos omegas.

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Para celebrar el triunfo de los sombreros de paja cada cocinero del Baratie cocino un platillo, Sanji había cocinado su especialidad. Cuando los del baratie lo probaron apartaron el plato.

- Esto sabe horrible - dijeron los que trabajaban allí.

Sanji se puso pálido al escucharlos. Todos los del baratie se quejaron del plato, pero cuando los muwigaras lo probaron luffy habló.

- ¿Qué dicen? Esto está delicioso - dijo el chico comiendo desde la olla.

- ¡lo vez! El si valora mi trabajo - dijo mirándole molesto.

- Bien, me alegra. ¡Entonces vete con el! - dijo el hombre rubio.

- ¡Bien!, es mejor que soportar que te quejes de mis platillos que sigo al pie de la letra - dijo molesto saliendo de allí a hacer su maleta.

Mientras la hacia empaco sus cosas, no eran demasiadas, fue con luffy y le miró.

- Aceptaré tú propuesta de unirme a tú tripulación - le miró.

Luffy saltó de alegría. Era el momento de que los sobrero de paja debían partir, cuando sanji estaba por subir escucho a su padre decirle que se cuidara de la gripe. Algo que hizo que su omega interno soltara algunas lágrimas, se despidió de él como debía y subió al barco.

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El barco se movía, sanji cocinaba algunos bocadillos para que los demás no tuvieran hambre, tarareaba mientras movía sus caderas, mientras cocinaba sintió los brazos de alguien , aquellos brazos eran de alguien fuerte, sintio la nariz de alguien olerlo haciendo que lo apartara, y esa persona era Zoro.

- Maldito, me asustaste - dijo suspirando y seguir cocinando.

- Ahora que estas arriba del barco, tengo mayor interés en tí - dijo mirándole de abajo hacia arriba.

- Eres bastante atrevido, maldito cabeza de musgo - bufo el omega.

El peliverde suspiro y se sentó en la mesa.

- Eres bastante obstinado, solo acepta ser mi omega - Suspiró el peliverde.

- Estas operado del cerebro si piensas que caeré tan fácil - sonrió un poco.

- ¿Estás diciendo que tengo una oportunidad? - embolso una sonrisa. 

- Quizás - saco un cigarro encendiendolo.

El chico se levantó y le hizó que le mirara.

- Te aseguro, que vas a enamorarte de mi - tomó su cintura.

El rubio sonrió un poco dejandole.

- Buena suerte, Marimo~ - dijo apartandole y seguir cocinando.

Después de algunos minutos llamó a los muwigaras a comer. Muchos reían y hablaban, mientras que Zoro sólo postraba sus ojos en el omega rubio.

- Oyes Luffy, ¿como ocultas tú olor tan bien? - pregunto Sanji.

- Tomó algunos inhibidores, pero... creo que es porque se camufla con la comida - soltó una risita.

Sanji sonrió un poco y siguió comiendo, sintio una mano en su pierna, de reojo miro abajo de la mesa y miro la mano del peliverde. No la aparto, pero siguió como si nada.

un omega diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora