~Cuarto Capítulo~

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~Pov. Amanda~

— ¡Ya cállate de una vez! ¡Estás muy ebria! —gritó Erick observándome de reojo ya que todavía seguíamos sentados sobre la moto.

— ¡No me grites! —repliqué golpeando suavemente su espalda, estaba mareada, y temía caerme de dónde estábamos.

— ¡Si nos caemos de aquí te juro que te mato borracha! —aclaró él algo molesto debido a que me movía mucho.

— ¡Pues entonces ve despacio animal! —le contesto algo asustada por la velocidad a la que íbamos.

— ¡Estás montada en una moto de carreras y yo soy un puto corredor! ¡¿Qué te esperabas?! —dijo de forma sarcástica.

— ¿A dónde vamos? —añadí intentando cambiar de tema ya que sabía que la discusión no se acabaría nunca a menos que alguno de los dos se resignara a hablar de algo más.

— ¡No lo sé! ¡Y no me preguntes nada más! Me estás cansando

En ese instante, sentí como si el mundo quisiera salirse por mi boca, literalmente...

— ¡PARA! —grité, provocando que este frenara inmediatamente la moto. Luego, a una velocidad impresionante me bajé de la misma y me dirigí hacia unos arbustos a soltar toda la comida guardada del día anterior.

— Joder, es asqueroso —dice acercándose lentamente a mí.

— Lo siento, es que nunca me había emborrachado tanto —dije intentando disculparme.

— Ja, si claro —bufó, mostrando una expresión de desaprobación y asco.

— Ya estoy algo mejor, podrías llevarme a mi casa por favor —indiqué algo apenada por lo sucedido.

— ¡Entonces vámonos ya! Estoy loco por deshacerme de tí de una buena vez —aclaró acercándose a la moto, pero yo solo me quedé allí parada, observándolo— ¿A qué esperas? ¡Sube de una puta vez! —ordenó algo molesto y cansado de mi comportamiento distraído.

Sin decir ni una palabra, camino apresuradamente hacia donde estaba y vuelvo a acomodarme en la horrible medio de transporte que por desgracia era una de mis fobias, no me gustaban las motos, me daban miedo, miedo a caerme y partirme la madre en el acto.
Al instante este le dió marcha a la misma y comenzó a conducir sin algún destino al que llegar ya que evidentemente no sabía dónde vivía.

— Mmm... Rara, dime dónde coño está tu casa porque es que no soy adivino

— Oh... Si, enseguida...

Le doy la dirección de la casa de mis primas y repentinamente acelera, e inconscientemente lo abrazo, impidiendo que mi cuerpo caiga plantado como una semilla al suelo.

— ¡Wou! ¿Tan enamorada te tengo? —añadió burlándose de mí, formándose sobre sus labios una pequeña sonrisa coqueta, la cuál no pude llegar a definir bien debido al casco que traía puesto.

— ¡Oh venga ya! No seas tan gilipollas y concéntrate en llevarme a casa —expresé molesta, este chico... ¡Me está volviendo loca! No sé si es el alcohol pero lo estoy encontrando más guapo de lo que ya es— Una obra de arte —pensé en voz alta.

— Ja, de veras te traigo muerta ¿No? —insistió, provocando que saliera de mi hipnosis.

— ¡No digas estupideces! —exclamé dejando los ojos en blanco.

De repente, este detiene la moto sin avisar frente a la casa de mis primas. Rápidamente bajé de la misma y me saqué el casco, entregándoselo al instante, pero cuando estaba al punto de marcharme su mano rodeó mi muñeca con rapidez.

~Ilegal~ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora