N/Soel
Candelis estaba dormida después de tanto sollozar. No me gustaba verla así por ende aunque ella no estuviera de acuerdo hablaría con Justicia.
El mencionado no llegaba prácticamente iba hacer la media noche. Debía usar palabras correctas para cuando llegase no quería una discusión.
La puerta se abrió despacio llego tambaleante. —Bienvenido señor Justicia. - dije tomando su chaqueta. —¿Desea comer? - negó. —Voy a mi habitación.
Fue lo único que dijo. —Déjeme acompañarlo. Que le parece si le hago un masaje. - subía las escaleras tambaleante. No me respondió nada entonces le seguí. Ya en la habitación estaba a oscuras pero se veía la cama iluminada por la luz de la luna. Eso me recordó a la habitación de Santiago le gustaba que quedara clara.
—Acuéstate. - hice lo que me ordenó. —Ven aquí. - le indique a lo que se acostó a mi lado. —Soel. Eres muy lindo. - se apoyo agarrando mi rostro suavemente. —¿Podemos hablar? - el río con tristeza. —Eres tan lindo. Amo cada facción de tu rostro. - se posesiono encima de mi sin descargar su peso sobre mi.
Bajo su cubrebocas entonces mire hacia otra dirección. Daba pequeños besos en mi rostro y boca. Intentaba seguirle el ritmo pero por más que intentaba o creía no lograba saber quien era el. Quien era la persona debajo de ese disfraz.
—Soel me gustas mucho. - bajo a mi cuello lentamente dando besos suaves sin morderme. Eso era extraño. Muy extraño.
—¿Estas ebrio? - volvió a reír. —No... No... Yo no estoy ebrio. No tome ni una gota de alcohol. Huéleme. - se alejo mostrándome su cuello. Me acerque a él pero no olía alcohol.
Quito el delantal del traje para desabotonar la camisa lentamente sin afanes depositando besos en mi pecho y abdomen. Indicó que me pusiera boca abajo ayudándome suavemente en el acto. Termino de bajar la camisa lentamente para tocar con sus dedos erizando mi piel. ¿Por que no estaba siendo rudo como solía hacerlo? Ahora besaba mi espalda se alejo poniendo sus manos en mi cintura. Luego, apretó mi trasero para bajar la falda.
—Me gustan tus ojos... Me gusta cuando tus ojos me miran.. - intenté levantarme pero me detuvo. —¿Por que te quieres ir? - se acercó a mí oído. —No te vayas mi vida.
Me voltee entonces tenia su rostro cubierto de nuevo se quito la chaqueta y camisa por ende quedándose solo con el pantalón. Su cuerpo tenía leves cicatrices algo sanadas parecidas a la de Santiago.
—Estas muy raro ¿Acaso te drogaste? - sentí que sonrío para poner su dedo índice en mis labios. —No hice nada de eso. - completamente desnudo estaba nuevamente en cuatro mientras el estimulaba mi entrada con sus dedos y lengua.
Sentía mi rostro caliente con cada movimiento que hacia. Cada toque me volvía loco... Puso su miembro en mi entrada introduciendo poco a poco su glande. Lo estaba haciendo despacio sin afanes si movimientos bruscos.
Empezó a moverse lentamente para luego ir introduciéndolo todo pero esta vez no sentía tanto dolor. —Uf. Ahí. - dirigió todas sus embestidas para ese punto mientras besaba mi cuello, hombros y espalda. No iba rápido ni lento simplemente iba a un ritmo que me gustaba.
—¿Uhm? - dije al sentir que salía de mi. —Se que te gusta mucho esta posición pero quiero cambiar. - no le dije nada entonces me acosté boca arriba se posesiono nuevamente de mi cuello mientras tenia mis piernas a su alrededor.
Bajo a mi pecho para pasar su lengua por mientras que con sus dedos apretaba el otro. —Quería hablar contigo sobre Candelis. - dije tratando de mantener mi compostura. —¿Qué pasa con ella? - cambio de posición. —Lo que sucedió hoy. Ella está muy triste por lo que le dijiste.
—Entiendo. - se levanto para acomodar mis piernas. Una alrededor de su cintura y otra encima de su hombro. Entró nuevamente despacio y sin afanes.
Gemí al sentir como nuevamente tocaba ese punto que me estaba sacando de lugar. —Un poco más rápido por favor. - hizo caso haciendo que mi cuerpo temblará exigiendo más. —No puedes contentarla simplemente con otra muñeca debes hablar con ella. - agarro mi pierna que rodeaba su cintura para ponerla en su hombro después de unos segundo las llevo hacia a mi balanceándose sobre mi.
—Así más. - el estaba neutro. —No se que decirle. La amo pero no se que me sucedió. - suspiro. —Me gusta como me aprietas. Me gusta tu cuerpo. Me gusta como me peleas.
No entendía por que decía todo eso creía que había consumido algo. —Te enfrentas a mi defendiéndola sin pensar en las consecuencias. - soltó mis piernas para agarrar mi rostro. El impulso me ganó había unido mis labios con los suyos por supuesto debajo de aquel cubrebocas.
—Hazme venir. Hazme enloquecer. Ya no aguanto más necesito que me llenes.
Cambiamos nuevamente de posición ahora yo estaba sobre el dándole la espalda mientras me sostenía. Me embestía suavemente pero en ese punto. —Dame más fuerte. - Le pedí. Agarro mis piernas apretando el agarre. —Soel. - me llamó para empezar a embestirme con fuerza. —Amo el sexo contigo. Amo como me atiendes. Amo como me cocinas. Amo como me enfrentas. Quédate conmigo.
—Ah... Justicia. - me mordí el labio. El seguía en lo suyo volviéndome loco de placer. —Quédate conmigo. - gemí. —¿Quedarme? - Justicia gruñó. —No te vayas. Quédate aquí. Te daré lo que me pidas.
Sentía algo extraño... Algo que no había sentido antes. —¿Quieres un auto? ¿Una casa? ¿Dinero? Dímelo. - inconsistente saque la lengua. —¿Lo que yo quiera? - me sostuvo más fuerte para subir el ritmo de sus embestidas. —Lo que me pidas.
—Uhm.... ah... Entonces. Uhm. Quiero que dejes a Bella Flor. Ya no regañes a Candelis. Deja de tratarla mal. Envíala a al instituto.... Dale una vida más normal y entonces me quedare contigo. - volví a morder mi labio. —Tendremos sexo las veces que quieras. Haré todo lo que quieras y te dare atenciones especiales.
—¡Ah! - arquee mi espalda sintiendo como me venía en cuestión de segundos. Como mojaba a mi alrededor. Mis piernas y cuerpo temblaban sin contar a Justicia quien intentaba no gemir. —Te lo prometo.
Apoyo su cabeza en mi hombro. —Es la primera vez que te hago tener squirt y fue el mejor. - suspiro cansado. —Te lo prometo. Dejaré a Bella flor. Le daré una buena vida a Candelis con tal que te quedes a mi lado. Nos casaremos si es preciso. - dijo tratando de regular su respiración.
Sonreí tratando de controlar mi respiración y espasmos. Me gire para nuevamente llevar mis labios a esa final tela protegía los suyos. —La noche es larga.