Parte 1. Cadenas

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"Uno no debe nunca consentir arrastrarse cuando siente el impulso de volar".

Cada vez las cadenas me quemaban más la piel. Y aquella ira que me corría por dentro y las ganas de matarlo me enegrecían cada vez más el motón de plumas que un día habían sido mis deslumbrantes alas blancas.

Diariamente él entraba en mi inmensa oscuridad rodeada de rejas para preguntarme sobre mi concepción del mundo. Haciendo que mi odio aumentara más y más cada vez.

Todavía tenía las mismas pesadillas al recordar aquel funesto día en el que me habían arrebatado todas mis ganas de vivir y en el que había entrado en mi eterna oscuridad hasta el día de hoy, de eso ya 3 años.

-Sora, ¿Qué tienes hoy para mí?.- Me dijo el responsable de mi tormento, que tenía tan poca originalidad que se dedicaba a vender los argumentos de su encarcelado ángel guardián.

-tsk, ¿Sabes? Cada vez que tropieces, mi rencor estará tras de ti recordándote que nunca debiste haber jugado conmigo.

-Vaya.. ¿Todavía te sigues culpando por aquello? Tu mirada cambió desde que la perdistes. Solo era un estúpida cría que le tocó un ángel demasido inútil como para cuidarla.

-Como sigas hablando de ella me encargaré personalmente de acabar contigo de una forma más lenta y dolorosa de lo que pensaba hacerlo.

-Oh.. qué miedo... ¿De verdad quieres que se te enegrezcan tus preciadas alas? Creo que hoy tendré que intensificar tu castigo... lo siento Sora...

-Me das asco.

-Qué honor.

Tras decir esto tiró de una palanca que dió paso a un fuerte ruido y a diez mil voltios que me recorrieron el cuerpo de arriba a abajo causándome un dolor que superaba todos los límites.

-Suerte que no puedes morir, ¿eh?, si no me quedaría sin mi querido angelito.

Tras decir la última frase, cerró la puerta con un fuerte portazo mientras iba soltando por su sucia boca fuertes risotadas, dejándome tirado en el suelo de aquella sucia jaula de metal.

El fuerte dolor que siempre me dejaba sin conocimiento servía como puente para que aquel doloroso sueño volviera cada vez atormentándome como si fuera mi sombra.

-------------------------------------------------déjà vu----------------------------------------------------

Era un bonito dia, Yuuki no tardó en despertar al sentir a su amado ángel observándola como cada día.

Ella sabía su verdadera personalidad, desde aquella noche de invierno en la que había nacido una pequeñita niña que observaba sonriente cómo desde en el fondo de su habitación había aparecido un apuesto joven con deslumbrantes alas blancas que la miraba fascinado.

Muy pocas personas habían visto a sus ángeles guardianes, ellos preferían quedarse al margen cuidando de su asignado para no andarse con explicaciones inecesarias o evitar preguntas complejas. Sin embargo, Sora la admiraba tanto que había decidido hacerse pasar por un humano corriente para que pudieran estar juntos.

Todos los ángeles escogían el nombre de sus protegidos y el por qué solo lo desvelaban en su lecho de muerte.

Yuuki había pasado toda su infancia en una casa en el campo con la única compañía de su ángel, su ausente padre; que se pasaba dias en la ciudad y la tumba de su madre decorada diariamente con flores. Sora fue su única compañía en esas largas tardes de verano en las que se divertían intentando cazar la luna con una red de pescar o el único que la había consolado cuando había tropezado y caído al suelo. Diariamente ella le preguntaba cosas como el por qué de que él la quisiera tanto o el significado de su nombre, Sora simplemente le decía que era muy temprano para saberlo y le dedicaba una ámplia sonrisa. Tiempo después le llegó a Yuuki la noticia de que su padre había desaparecido y nadie sabía nada de él. Tras descubrir esto ambos decidieron mudarse y estudiar en un centro académico hasta que lo encontraran.

Alas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora