Te levantaste de la cama y te dirigiste hacia el baño para darte una ducha caliente que ayudó a despejar tus 5 sentidos. Después de salir del baño, decidiste elegir una falda pegada a tu cuerpo que llegaba un poco más arriba de tus rodillas, junto con una camiseta blanca para luego completar el look con una chaqueta negra encima. El resultado fue un atuendo deslumbrante que acentuaba tus peligrosas curvas.
-¡Diablos, señorita! - soltaste para ti misma mientras te observabas en el espejo y te admirabas el buen trabajo que hiciste con la combinación de tu falda y chaqueta, además de tus lindos tacones rojos. Pero algo interrumpió tus pensamientos, era tu celular timbrando para avisarte que ibas tarde a tu trabajo. -¡Oh, mierda, estoy atrasada!- mencionaste casi corriendo a la salida de tu pequeño hogar.
Saliste de tu casa y caminaste hasta la entrada del edificio donde tomaste el ascensor al que ingresaste y casi de inmediato los recuerdos de ayer cuando el Sr. Bakugo y tú hablaban sobre su propuesta te invadieron en tu mente. Él te dio tiempo de pensarlo toda la noche hasta hoy, pero si no le dabas una respuesta, tendria que "conseguir otra persona que lo haga". Claro que te enfureciste por su comentario pero no se lo confesaste.
El ascensor por fin dió en el último piso y saliste, dirigiéndote hacia su oficina mientras te debatias en tu mente si aceptar su propuesta o no. Sin darte cuenta, llegaste a la puerta, agarraste la manilla y entraste. Pero cuando lo hiciste, el Sr. Bakugo estaba sentado detrás de su escritorio viéndote fijamente, desnudándote con su mirada, que te hacía temblar las piernas.
-Buenos días, Sr. Bakugo, disculpe mi tardanza. Ahí está su café - dijiste mientras ponías su taza de café en su escritorio junto con su pila de papeles que había estado recopilando. Te alejaste para quedar frente a su escritorio.
-Hola, señorita... - hablo mientras su mirada se posó en tus pechos y luego hacia tus muslos que de inmediato quito para aclararse la garganta. -¿Y ya tomaste tu decisión al respecto?-pregunto.
-Eh...- dijiste dudando en responder pero sabías que necesitabas un poco más de lo que te daban como sueldo y sin pensarlo más -¡Acepto su propuesta! - dijiste de forma desesperada mientras tu lengua no podía más.
-Bien, entonces... - se levantó de su asiento y caminó hacia tí hasta quedar enfrente unos pocos centímetros. Podías sentir su aliento caliente en tu cara, el tiempo parecía que nunca se iba a terminar hasta que por fin hablo -¿Sabes besar...?- te pregunto casi en un jadeo, mientras ponia su pulgar encima de tus rojizos labios.
-Si... - respondiste mientras estabas concentrada en el roce de su pulgar en tus labio. Estabas perdida en tus pensamientos y en tus fantasías. Pero cuando volviste a la realidad, él ya había cortado el espacio y presionaba sus labios contra los tuyos. Sin embargo, algo los sobresaltó y se separaron casi inmediatamente cuando alguien entró.
En el marco de la puerta estaba una persona de estatura media con su alborotado cabello verde oscuro y visibles pecas en su cara redonda. Era bastante fácil reconocer a la persona que los interrumpió.
Izuku al darse cuenta de que interrumpió algo importante, se sintió sumamente avergonzado y se decidió retirar. -¡Lo siento! - gritó mientras cerraba la puerta con fuerza.
-¡Ya te he dicho que debes tocar la puerta, maldita sea! - gritó para que Izuku lo escuchara. -Maldito bastardo! - lo dijo en un susurro mientras se alejaba de ti y volvía a sentarse en donde estaba hace algunos minutos.
-Hoy en la noche te recogeré para una cena con mis padre, ahora ya puedes retirarte - dijo con un ceño fruncido mientras manifestaba su molestia por la interrupción que causo aquel chico pecoso.
𝐸𝑛𝑑 𝑜𝑓 𝑐ℎ𝑎𝑝𝑡𝑒𝑟 𝑡𝑤𝑜
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Se que este capítulo fue muy corto pero luego lo recompensare más adelante, aqui una fotico del rey
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