Mi corazón ya no latía, mis lágrimas ya no salían, había dejado de comer y trabajar, abandoné mis estudios y lo único que podía hacer era dormir, dormir mucho. Aunque sinceramente, ya no tenía ganas de despertar al día siguiente.
La suave brisa era mi única compañía, el sol sólo se escondió detras de todas esas tristes y alejadas nubes, indignado de brillar para alguien como yo.
Las cartas estaban exparcidas a mi alrededor, recordandome a cada instante los pecados que cometí. Cada letra marcada en cada papel que se escondían en aquellos sobres se convertían en una afilada aguja que atravesaba mi dolido corazón cada vez que las leía.
-todo esto es mi culpa...-susurré sintiendo el peso de mis palabras.- Lauren.- sentí como mi corazón se rompía al nombrar su bello nombre.- siempre te amé...
Había estado horas allí sentada, leyendo una y otra vez aquella endemoniada inscripción, parecía estar escrito a mano de ella, aunque sé que eso es imposible.
-¿crees perdonarme algún día amor?.-susurré en mar de lagrimas, tenía el arma en mis manos, ya no podía seguir con aquella tortura, no sabía que era lo que me esperaba en un futuro, pero ya no me importa... sólo, quiero volver a escuchar su calida risa una vez más.
Leí por última vez aquellas tortuosas palabras que se encontraban impregnadas en aquél fino cemento.
"Lauren Jauregui
27/6/1996 - 6/7/2015QEPD"
Y lo último que escuché fue la bala siendo disparada.
Fin.
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