4. Instintos

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- ¿Dónde está Tony? - preguntó frenético Steve, ingresando en la torre luego de que los oficiales lo retuvieran para hacerle unas preguntas acerca del atentado que habían sufrido las instalaciones de SHIELD con todos los vengadores adentro, y que se hayan llevado a su esposo en helicóptero directo a la torre porque al parecer le afectó bastante, aunque no fueron capaces de darle detalles. 

- En su habitación - respondió con rapidez Natasha, para que, acto seguido, Steve corriera a su encuentro. 

- El señor Stark llegó en un estado de shock producto del estruendo y el alto nivel de estrés repentino al que fué expuesto luego del ataque, cuando ingresó acompañado de una doctora y un enfermero, ambos beta, los hechó luego de desconectarme del área. Es todo lo que tengo para informar de la situación, capitán - explicó Jarvis mientras Steve corría escaleras arriba, necesitaba descargar un poco de su energía para no abrumar a su pareja con el estrés. 

- Bien, muchas gracias. No permitas que nadie suba hasta nuestro piso ni que nos molesten hasta que te lo indique - 

- De acuerdo, se lo informaré al resto - fueron las últimas palabras que dijo la IA, porque el rubio ya había ingresado a la planta en la que únicamente se encontraba la habitación de la pareja. 

Steve tocó la puerta y dijo su nombre, aunque por sus feromonas el omega de seguro ya lo había reconocido, por si había decidido hacer un nuevo nido que abarcase toda la habitación y no quería que el otro ingrese.

- Entra ya Alfa - se oyó desde el otro lado.
 
Cuando lo hizo se dió cuenta de que, efectivamente, Tony había armado un nido en la cama, algo que era raro ya que el omega solía construirlos en una habitación especial a la que ni siquiera Jarvis tenía acceso. Pero lo más extraño fué que en su aroma no había indicios de que haya entrado en celo, y aún así había una gran cantidad de ropa de ambos y almohadas, aromatizadas por ellos, sobre la gran cama, y su esposo, vestido sólo con una remera vieja suya y calzoncillos, abrazando al único peluche que le regaló durante su coretejo como si su vida dependiera de ello. 

Esta tierna escena, que no se repetía a menudo, activó todos sus receptores alfa, por lo que rápidamente se sacó toda la ropa, se limpió con toallitas húmedas de elmergencia, y se colocó sólo un par de boxers nuevos, para después aproximarse a la cabecera de la cama, porque simplemente no podía mantenerse indiferente ante semejante demostración de amor y confianza. 

Ya no era la parte racional la que conducía los actos de la pareja, sino sus partes animales totalmente sincronizadas, quienes actuaban por instinto y no por covención. 

- ¿Me permites entrar a tu nido omega? - 

- Claro que sí alfa - ronroneó Tony mientras soltaba el muñeco, se quitaba la remera, para estar en contacto piel con piel, y le hacía espacio a su lado.

Fueron las últimas palabras que se mencionaron en esa habitación lo que restó del día, porque ni alfa ni omega necesitaban palabras para comunicarse, bastaba con que uno buscara la glándula de olor para que el otro comprendiera que quería ser perfumado, asi que frotaba sus muñecas en el pelo, cuello y pecho de su compañero, otras veces lo que necesitaban era simplemente existir, así que se abrazaban fuerte y ronroneaban a la par.

Cuando Tony quería mimos se acostaba boca arriba y ponía la mano del rubio sobre su estómago, y este instantaneamente comenzaba a acariciarlo y darle besitos.

Cuando Steve necesitaba seguridad, hacía desaparecer el cuerpo del mecánico debajo del suyo, de tal manera que no lo asfixiaba pero tampoco lo dejaba escapar. 

Porque no eran ellos actuando, simplemente sus instintos que necesitaban dejar salir a flote cada tanto para mantenerse cuerdos y descansar de un mundo que los abrumaba de vez en cuando, aunque fueran héroes. 

Omegacember Stony 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora