José tenía una muñeca de porcelana en su casa; cabello castaño claro, ojos azules. Poseía ella una altura curiosa para alguien tan fragil, según palabras del mismo.
Albertina la muñeca se pasaba sus dias y noches atada a una silla, inmovil. Aunque fuese tranquila, sus grandes ojos siempre se mostraban inquietos. Como si en cualquier momento fuese a pegar un brinco. "No se vaya a escapar la condenada" pensaba el loco josé.
Un día, Don José salió a hacer algunos tratos con unos conocidos suyos. Poco sabía él que la muñeca se había pasado la noche zafandose de las cuerdas que ataban sus brazos. Al llegar, no se dio ni cuenta cuando Albertina saltó detras de él con un cuchillo en mano. El cual, se adentró primero en su espinazo y despues en demas partes.
Habiendo terminado con el maldito, Albertina se dirigió rapida al comedor antes de salir por la puerta trasera. Tanta agitación le había provocado sed, y justamente en la mesa se encontraba un carton de rica leche de vaca. Albertina se olvidó de sus modales una vez más y bebió directo de la abertura del cartón. Sin percatarse de que al lado derecho de la caja se leia una advertencia que dictaba lo siguiente... "Se busca; Albertina Schneider" luego de beber la leche, Albertina abrió la puerta que lideraba al exterior. Se preguntó al salir si la casa de su Oma estaría muy lejos.
ESTÁS LEYENDO
Microcuentos/ Microrelatos De Terror
Short StoryAdelante a ver si es de su gusto pues.