Era de noche y el local ya casi estaba cerrando. Una mujer estaba discutiendo sobre una oferta que vio en un vestido, pero no entendía que ya había expirado y hasta que se hizo el pago no se le ocurrió revisar. Miriam era una vendedora muy veterana y ya había vivido esto decenas de veces, pero aún así está señora se las ingeniaba para ponerla al límite. "Estafan a la gente con ofertas que luego quitan para que compren las cosas más costosas y luego no se hacen responsables. Apuesto que ese margen de diferencia entre la oferta y el precio real te lo guardas tu misma" fueron una de las acusaciones que más me molestó escuchar. Así que intente agilizar las cosas. "Señorita el local ya está cerrado necesito que salga para poder terminar mi labor de limpieza, solo quiero terminar y volver a casa" dije como petición, pero ella de forma arrogante me miró de arriba a abajo y respondió "ya estoy adentro y por ley el local no cierra hasta que el último cliente termine su compra, gracias. Puedes limpiar por allá mientras tanto." Me dijo de forma soberbia. Yo me mantuve hermético y al ver la expresión de aceptación de Miriam decidí retirarme a barrer las salidas restantes. El eco de la discusión era casi opacado por mis pensamientos frustrados que por poco y digo en vos alta. Recuerdo que barri el suelo tan enojado que por error casi tiro a un maniquí al golpearlo en la base. Alcance a agarrarlo casi en el suelo, pero manche un poco ese traje negro de vestir que traía. Suspiré frustrado y me di cuenta de un zumbido en mi oído. Ese que se escucha solo cuando el silencio te envuelve de golpe.
Regrese por dónde había venido y solo escuchaba el eco de mis pasos, ya no escuchaba una discusión. Al llegar me extraño que la señora y Miriam ya no estaban. Solo estaba el costoso vestido sobre el mostrador y la puerta abierta de para en par. Lo primero que pensé fue que habían salido a pelearse afuera pero sabía que miram era demasiado profesional para hacer eso y la señora no parecía ser la clase de mujer que se daña las uñas peleando. Cerré las puertas y sentí miedo... Hacia frio y me apresure a terminar de limpiar. Volví dónde el maniquí sucio y note que lo había manchado más de lo que esperaba por qué de lejos ya se veía polvoriento. Tome la escoba y empecé a barrer el suelo hasta pasar por alado de el. En ese momento solo quería dejarle los problemas a mi yo de mañana. Pero algo me desconcentro de lo que hacía. No podía pensar en una discusión por el traje manchado, por alguna razón, algo andaba mal... Volví hacia atrás barriendo como si estuviera rebobinando en mi mente y me di cuenta de que el maniquí del traje ya no tenía base... Sus pies se movieron un poco... Se me escapó un suspiro y no pude respirar de forma disimulada, mis manos sudaban y comencé a correr. Algo me dijo que esa cosa que no era un maniquí me volteo a ver, pero yo no quise verlo. Mire hacia atrás y se estaba estirando de forma imposible y cuando quise volver a ver mi camino mis piernas temblaron al verlo frente a mi como si pudiera aparecer y desaparecer. Se había hecho alto y era muy delgado tan alto que llegaba al marco de la puerta y se asomaba con su rostro vacío y sin rasgos faciales. Me sentí completamente solo y sentí que un sonido venía de el. Era como Miles de gritos a la vez de los cuales reconocí uno de ellos. La voz de Miriam llorando... Entonces todo a mi al rededor se comenzó a deformar y perdí el equilibrio. Esa cosa dió uno o dos pasos hacia mi y con la última gota de voluntad que tenía salte hacia la ventana más cercana. Recuerdo verlo asomándose por el marco hasta que el cruel impacto me hizo quedar inconsciente. Mi mente luchaba por despertar y aún que tenía ambos ojos abiertos no estaba del todo lucido... Pero algunas imágenes logré percibir y ví como esa criatura se alejaba del marco de la ventana hacia la oscuridad del local, dejando una sombra tan gigante como el mismo en el camino. Yo había caído de un segundo piso y gracias a qué mi cabeza callo sobre el pasto logré sobrevivir a pesar de que mi cuerpo golpeó mayormente el pavimento. Mi cuerpo aún no se a curado del todo y quizas no pueda volver a hacer algunas cosas como las hacia antes. Pero estoy seguro de que ahora veo la vida con un punto de vista totalmente diferente... Y ya no le temo a las deudas las enfermedades ni a la muerte misma... Sino a algo más.

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ellos tienen lo necesario para volver
Paranormalla palabra Creepypasta viene de Creepy: espeluznante y pasta: copi-paste (copiar y pegar) allá por el 2005 masomenos. las Creepypastas eran las que reinaban el mundo del terror casi por encima de las películas. algunas casi llegando a los noticieros...