Magnolia. La magnolia suele simbolizar el Yin, o el lado femenino de la vida. Mi madre solía decir que Garrett y yo éramos uno. Para madre Garrett era el yang: impulsivo, seguro de sí mismo, con tendencia al liderazgo y competitivo. Yo era su opuesto, pero, tan necesario como lo es la luz y la oscuridad.
Me habían criado para ser una dama, hecha para su hogar y su marido. A oscuras, Garrett me enseñaba a pelear y a ser valiente. Éramos muy unidos, donde estaba uno ahí estaba el otro.
Cuando comenzó la guerra, mi hermano fue el primero en dar un paso al frente. Solía contarme sobre las casacas rojas que a diferencia de ellos estaban uniformados con un rojo tan intenso que los dejaba ser identificados. Los ingleses no eran muy creativos, obligaban a la población a darles alojo sin saber que dormían con el enemigo. Recuerdo que tres soldados se alojaron en mi hogar, y al día siguiente mi padre y mis vecinos hacían varias tumbas en el jardín.
Garrett murió siendo todo un guerrero. El era un orgullo, para todos. Al no tenerlo cerca las ideas de mis padres en casarme aumentaron. La guerra continuaba así que era prioridad conseguirme un marido que cuidara de mi.
Un hombre canoso, con dos hijas de mi edad, viudo y con unos sucios dientes era el hombre que padre había conseguido. Madre pensaba que era algo precipitado, pero, nadie en casa podía decirle que no a padre. Al menos que te llamaras Garrett.
Me casé. Tuve una boda y una asquerosa noche de bodas. Mi primera vez... lloré por horas y restregué mi piel con aquel paño que dejó mi piel rojiza.
119 días pasaron antes de mi libertad. Tres meses de sufrimiento, agotamiento físico y mental, maltrato, violaciones e insultos. 17 semanas completas pasaron.
Recuerdo que estaba oscuro, estaba desnuda en mi cama llorando porque aquella rata había tocado mi cuerpo. La ventana siempre estaba abierta, una costumbre mía para sentir el aire fresco. El viento movía con violencia los árboles y los caballos hacían ruidos molestos desde el establo. Mi marido dormía a mi lado como si nada pasara. Una silueta se posó frente a mí estirando su mano acariciando mi rostro. Estaba tan destrozada que ni siquiera me moví o asusté. Solo pensé en que aquella sombra me mataría al fin.
- ¿Qué te han hecho? – el susurro despertó mis instintos. Quería hablarle, gritarle, pero, solo salió un sollozo de mis labios. - Te ayudaré a vestir, Maggie.
Garrett me puso un vestido y me colocó una chaqueta en mis hombros. Sus manos estaban frías, sus ojos negros y furiosos miraban a mi marido con odio. Garrett me ayudó a parar y me sentó lejos de la cama.
- Lo mataré en un segundo y luego te llevaré lejos Maggie – hablo besando mi frente.
Ese día me convertí en viuda y horas después en vampiresa.
Un golpe en mi hombro me distrajo. Garrett me había estado contando sobre una niña inmortal que quería salvar con el clan de Olympia.
- ¿Qué sentido tiene? Es una guerra perdida Garrett, busca otra lucha.
- ¡Ella es una híbrida! Será divertido y tienes que socializar con alguien que no sea yo.
- Los vampiros son estúpidos – murmure comenzando a tejer. - Todos se creen sabios y la verdad, son...
- ¡Magnolia! – reprochó - Solo una visita, si la niña no te convence nos iremos.
- ¿Seguro? – pregunté. Conociéndolo tan pronto dijera que no estaba convencida me haría esos ojitos de ternero para que aceptara.
- ¡Claro!
Un asentimiento fue suficiente para ver a mi hermano correr a llamar a sus amigos raros para avisar de nuestra ayuda.
Tenía cosas más importantes que hacer, como pasar horas contemplando el odioso televisor.
- ¡Levanta el trasero mujer! – gritó Garrett desde el balcón de aquella casa que habíamos invadido hace varios meses.
- No grites, puedo oírte perfectamente – hable dejando sin levantar la vista del televisor con mis manos ocupadas en la bufanda. - ¿podemos salir mañana?
- No, Emmett y Rosalie nos esperan fuera del pueblo para irnos juntos.
- Dame cinco minutos, debo empacar.
Empacar significaba ignorar por completo lo que había dicho. No tenía ganas de nada. La verdad la inmortalidad me parecía tan aburrida y repetitiva. Amaba estar con Garrett pero ver tantas veces el amanecer me daba ansiedad.
- Te llevaré al hombro Maggie, tienes tres segundos.
Me levanté del sofá soltando un bufido cansada. Iría a Forks, vería a la mocosa y me iría tan rápido como pudiese.
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Lying Down | Tanya
Fanfiction- Disculpa mi entusiasmo. - dije dejando de tocar el piano emocionada por tenerla a mi lado. - Me agrada tu entusiasmo. - dijo besando mi mejilla.