Capítulo 1:
Suki Uchiha se despertó con la marca maldita en su frente, recordando el cruel destino que su hermano Itachi había impuesto a su clan. A la tierna edad de 8 años, el propósito de su vida se reveló: volverse fuerte y vengar la masacre de los Uchiha, matando a su propio hermano.
Una semana después, regresó a la academia con una determinación férrea. La frialdad se apoderó de ella, y su única meta era crecer en poder para enfrentarse a Itachi. En el camino, Naruto, siempre con su actitud desafiante, se presentaba como su rival. A pesar de sus intentos, siempre caía derrotado. Suki veía en él a una molestia, pero con el tiempo comprendió la soledad compartida entre ambos huérfanos.
Cuatro años pasaron, y llegó el día de graduación. Suki, ahora una de las mejores de su clase, llevaba la bandana de la aldea en la frente. Naruto, por otro lado, sufrió un devastador revés al no aprobar el examen. Su sueño de ser ninja y convertirse en Hokage se desmoronó.
En la tristeza de Naruto, Mizuki le ofreció una alternativa: robar el pergamino sagrado de la torre Hokage para aprender jutsus y demostrar su valía. Naruto, desesperado, aceptó el desafío y se aventuró en la oscura noche.
En un claro, Naruto desplegó el pergamino y comenzó a aprender jutsus prohibidos. Desde el Multiclones de Sombra hasta el Elemento Fuego: Gran Aniquilación, cada técnica lo acercaba más a su sueño. Pero algo inesperado ocurrió: un extraño jutsu de invocación a la parca llamó su atención.
Mientras practicaba, una figura misteriosa llegó al claro. Era Suki, quien había seguido los rastros de chakra. Intrigada, observó a Naruto dominar las técnicas prohibidas. Aunque inicialmente despreciaba la debilidad percibida en él, algo en su determinación cambió su perspectiva.
Suki Uchiha, atenta desde la distancia, contemplaba la escena mientras se debatía internamente entre acercarse a Naruto o permanecer en las sombras. Sin embargo, su indecisión se vio interrumpida por la llegada de Iruka-sensei, quien, furioso, confrontó a Naruto por el robo del pergamino sagrado.
"Iruka-sensei, si aprendo una técnica, puedo graduarme", argumentó Naruto, señalando que solo había aprendido el Multiclones de Sombra. Antes de que pudiera reaccionar ante la respuesta de Mizuki, un kunai atravesó la espalda de Iruka.
Mizuki reveló su traición y sus oscuros motivos al querer el pergamino para entregárselo a Orochimaru. La situación escaló rápidamente, y Mizuki instó a Naruto a entregar el pergamino, prometiendo revelar la verdad detrás del odio que enfrentaba.
"Dame el pergamino, Naruto, y te diré por qué todos te odian. No quieres saberlo", amenazó Mizuki. Iruka, desesperado, instó a Naruto a huir con el pergamino antes de que pudiera hablar, pero Mizuki lanzó otro kunai.
Antes de que pudiera llegar a Naruto, Iruka se interpuso, sacrificándose para proteger al joven ninja. Las revelaciones de Mizuki sobre el pasado de Naruto, acusándolo de ser el Zorro de las Nueve Colas, dejaron a Naruto atónito.
Las palabras resonaron en la mente de Naruto mientras sus brazos temblaban. La verdad, tan cruel como era, explicaba el desprecio de la aldea hacia él. Pero antes de que pudiera procesar completamente la revelación, Mizuki lanzó otro ataque, hiriendo gravemente a Iruka.
Naruto, ahora consciente de su identidad como el contenedor del Zorro de las Nueve Colas, se enfrentó a Mizuki. La ira y la confusión lo consumían mientras Mizuki se burlaba de él. En un acto de desesperación, Naruto desató su técnica: el Multiclones de Sombra.
Mizuki, menospreciando a los clones, se vio sorprendido cuando los numerosos Narutos se lanzaron hacia él. La batalla fue rápida y brutal, y minutos después, Mizuki quedó inconsciente en el suelo, su rostro desfigurado por los golpes.