Love in the Multiverse

🍁Cinque🍁

El más bajo decidió mirar a otro lado ante esas palabras.

— Bien, supongo —
Un leve rubor apareció en sus mejillas, apenas era notable.

— Si, bien —
Dijo el pelinegro con una gran sonrisa.
— ¿Quieres ir por un café? —
Ofreció.

El pelirrojo se la pensó antes de contestar.
— Okey, no hay problema, vayamos —

—

— Supongo que ustedes ya saben que va a pasar hoy, ¿no es así? —
Empezó a hablar su entrenador.

Tres meses habían pasado desde que el entrenamiento comenzó. Ahora, se encontraban en una etapa muy importante: la etapa de eliminatorias.
Si, eliminatorias; aquí se decidía quién seguiría en los entrenamientos y saldría de ellos, pero no saldría para empezar a ser un guerrero o agente, sino, para retirarse de ese lugar.

Muchas cosas pasaron durante ese periodo de tiempo. Todos habían aprendido algo de lo que Sushi les enseñó, aún así, la mayoría no se quedaría.

— Así es —
Dijeron unos cuantos al mismo tiempo.

— Bien. Verán, para las eliminatorias se opta por los combates, así que le pedí apoyo a algunos de mis ex-alumnos, solo que aún no llegan —
Lo último lo dijo entre dientes.

— ¿Ellos son poderosos, sensei? —
Preguntó Water.

— Así es, pero-

— Pero mediremos nuestro poder para no hacerle tanto daño a los pollitos de mamá —
Dijo alguien, interrumpiendo al Galaxy en ello.

Se podía localizar a cuatro personas entrando por la puerta de aquel lugar.
Casi todos eran hombres, solo una persona era mujer.
El hombre más alto tenía un hermoso cabello azul oscuro, ojos amarillos y era de piel clara.
Otro de ellos era algo bajo, peliblanco y de ojos azul claro, piel albina.
El último hombre era rubio, de ojos cafés y piel nivea, sin mencionar que era como 8 centímetros más bajo que el más alto.
Por último, la chica. Ella llevaba un largo cabello color gris, ojos verdes, su piel era clara y medía no más de los 1.58 metros.

— Gracias por explicarlo, Erick —
"Agradeció" el de ojos de gato.
— En fin, ellos son las personas que nos ayudarán en esto —
Ahora Sushi se dirigió a sus alumnos
— El más alto de ellos es Erick, la chica es Dulce, el albino se llama Leonardo y el último es Charlie —
Los presentó.

— Un gusto, chicos —
Se escuchó una voz más, la cuál ya era conocida entre los aprendices.

De pronto, Rabitt cayó del techo para aterrizar en perfecto estado a un lado de Sushi.

— Es bueno volver a verlos —
Dijo alegre.

— Tú guarda silencio Rabitt, nadie te llamó —
Habló el peliazul.

— De hecho, yo lo llamé —
Agregó Sushi a la plática.

Erick entrecerró los ojos y cerró los puños.

— Cálmate —
Advirtió el de ojos con brillo dorado.
Y el más alto hizo caso.

— Okey. Cada uno va a escoger contra quién quieren combatir —
Sushi se dirigió a sus alumnos.
— Pero escojan con cuidado, no querrán tomar una decisión incorrecta —

—

— Muy bien —
Felicitó a uno de sus alumnos.
— Lo hiciste genial. Mira, dejaste al pobre de Rabitt bien cansado —
Habló mientras reía levemente.

— Jodete —
Apenas y podía hablar.

— Yo también te quiero Rabitt —
Pereció una burla.
— Huevito, sigues tú —

El de lentes se acercó.

— Elige con quién quieres pelear. Rabitt no vale —
Otra bromita.

Huevito pareció examinar a cada uno de las opciones de contrincante que tenía. Sin embargo, giró en dirección a donde estaba su entrenador y lo señaló con un dedo.

— A ti —

Sushi pareció desconcertado.
— ¿Alguien me puede decir cuándo dije que yo participaba? —

— Nunca dijiste, pero tampoco dijiste que no lo hacías —
Respondió el pelinegro.
Su entrenador sonrió.

— Pues está bien —
Entró al lugar de entrenamiento, dejando atrás la tableta mediana que llevaba en sus manos.
— ¿Estás seguro de lo que dices? —

— No podría estarlo más —
Dijo con una sonrisa.

Ambos entraron en posición de combate.
Huevito llevaba un traje especial de pelea, pero Sushi no.

— ¿No te vas a vestir? —

— ¿Cuándo me empezaste a hablar de "tú "? Y no, no lo haré —

Eso extrañó al Frost. Pero no le dio importancia.

El primero en atacar fue el más joven, activó su poder a un nivel elevado, congelando el suelo en unos segundos. Después se acercó lo suficiente como para dar un buen ataque a su contrincante, pero éste se movió de un momento a otro. Huevito buscó con la mirada a Sushi, pero no lo encontraba.

— (¿Dónde está...?) —

Siguió buscando, hasta que un muy breve destello de luz apareció por el rabillo de su ojo. Volteó inmediatamente, y ahí estaba.
De nuevo intento atacarlo, solo que ahora usó otra habilidad más efectiva, que también falló.

El aprendiz se estaba desesperando, así que ahora evitó los ataques de poder y decidió usar la fuerza bruta. Intentando golpear a su contrario, logró dañarlo, un poco, pero lo logró. Sin embargo, cuando estaba tomando más confianza las luces se apagaron, dejando confundidos a la mayoría de espectadores y al mismo participante novato.
Lo siguiente que ocurrió fue sorprendente. Unos ojos dorados aparecieron en medio de la oscuridad, era claro de quién eran, pero lo más impresionante es que en ellos parecían haber una especie de relámpagos. Y de pronto, un sonido como de un cortocircuito se hizo presente.
Rayos empezaban a aparecer alrededor del instructor, siendo en sus manos o en él generalmente. Aquellos rayos eran fantásticos, su color era algo inusual, pues uno se imaginaría que deberían ser blancos o incluso azules, pero en realidad, los rayos que Sushi poseía eran de un dorado brillante, muy parecido al de sus ojos.

Huevito se quedó muy impresionado, por lo que no pudo ni reaccionar cuando Sushi lo atacó, dejándolo inconsciente.

— No puede ser, ni siquiera pudo contra tu ataque más chafa, ¡era el más lento y debil de tus ataques! —
Juzgo Rabitt.

— A ti te pasó igual la primera vez que peleaste contra mí, así que no digas nada —
Habló el Galaxy, que de alguna manera parecía divertido.

— Mejor llevemoslo a la enfermería, aquí se nos va a morir —
Dijo Dulce.

— Está bien —
Sushi apoyó la idea.
— ¿Lo teletransporto o alguien lo carga? —