IV

67 13 29
                                    

Caminamos junto con Artemis y Lily en la dirección que nos había señalado aquella mantis.

Aun desconfiaba algo de ella, pero si quería hacernos daño, ya lo hubiera hecho.

O bueno, más de lo que ya hizo.

Podía sentir como mi hombro latía, sangre goteando de aquel vendaje hecho con retazos de mi abrigo.
El corte en mi cara no era tan profundo, pero aun así sangraba continuamente.

Artemis no paraba de preguntarme si estaba bien cada tres pasos.

-Mientras lleguemos a aquel pueblo, estaré bien. -Dije, encogiendome de hombros.
-Necesitaré sutura. -Murmuré tocando mi hombro. -Maldita mantis..

-¿Que es sutura? -Preguntó Artemis, curiosa.

-Pues…
-Es como unir algo con hilo, ¿Sabes?
-En este caso, mi piel.

Artemis hizo una mueca de asco, mirando mi hombro.

-¿No te dolerá? -Dijo, preocupada.

-Claro que me dolerá.
-Pero la alternativa es morir desangrado, o que se me infecte y morir de otra cosa.

-Ah…
-...
-¿No quieres limpiarte con un poco de agua de Lily?

Reí ligeramente al escuchar la última parte.

-Dejemos el agua de Lily para Lily. -Dije, negando con la cabeza.

No iba a explicarle el concepto de agua contaminada, bacterias y su peligro, no por ahora.

-Deberiamos estar cerca. -Dije, intentando cambiar un poco de tema.

El sonido del bosque lleno de vida me reconfortaba bastante, al menos si moriría, lo haría en un lindo lugar.

Parecía terminar pronto, dando lugar a una llanura, sin tantas raíces por el suelo.

-¡Allí! -Exclamó Lily, señalando con sus tentáculos cortados.

A lo lejos, un pequeño pueblo con casas hechas de piedra y leña, con una gran iglesia en una de sus esquinas.

Me reconfortaba saber que había algún tipo de civilización por aquí.
Intenté ignorar la probable idea de que aquel pueblo sea parte de estos experimentos, pero carcomia mi cabeza.

Estaríamos caminando directamente a la boca del lobo, pero no teníamos alternativa.

Debía apurarme y desinfectar mis heridas, y también conseguir agua para mi y Artemis, quien en reiteradas ocasiones había intentado tomar agua de Lily.

___________________________________

Estando ya a pocos metros de una de las casas, nos escondimos detrás del tronco de un árbol, en una colina detrás del pueblo.

-Necesito que nadie las vea. -Murmuré, haciendo gestos a las chicas monstruo. -Al menos por ahora.

-Entendido. -Murmuró Artemis, dándome cuatro pulgares hacia arriba, compensando por Lily.
-Ten cuidado, Roland.

Dejando a las chicas monstruo detrás caminé por el pueblo lo más calmado que podía.
No podía ver a nadie en la calle, ¿acaso no vivía nadie aquí?

Saqué mi celular de mi portafolio, aún no tenía nada de señal por aquí.
Aunque pude revisar que eran las cuatro de la tarde.

Las casas, aunque rústicas se veían bastante cuidadas, así que ese no podía ser el cas–

Una pelota cayó a pocos metros de mí, rebotando sin rumbo, y detrás de ella un niño de diez años como máximo.

Me saludó con la mano apenas me vio, pero su expresión cambió de inmediato al mirarme unos segundos.

LepidopteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora