Capítulo 5: despedidas dolorosas

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Cuando Mina llegó a la casa de sus madres, se bajó del auto con el corazón acelerado. Tocó la puerta con desesperación. Después de unos segundos, escuchó a su madre Jihyo gritar desde adentro.

—¡Ya voy! ¡La gente de ahora no tiene paciencia! —resonó su voz.

Cuando Jihyo abrió la puerta, se sorprendió al ver a su hija. Sin pensarlo, la abrazó fuertemente y luego gritó:

—¡Somi, ven rápido! ¡Mira quién vino a visitarnos!

Somi apareció corriendo y, al ver a Mina, también la abrazó con fuerza.

—¡Pingüina! ¿Cómo así vienes a visitarnos? —dijo, emocionada.

Mina se sintió un poco culpable, ya que no visitaba a sus madres tan a menudo como debería. Al separarse del abrazo de Somi, notó que Jihyo la miraba fijamente, con una mezcla de sorpresa y preocupación.

—No solo viniste a visitarnos, ¿verdad? —dijo Jihyo, con esa intuición de madre que tanto asustaba a Mina.

—Quiero hablar con ustedes —respondió Mina, tratando de mantener la compostura—. ¿Puedo pasar?

Ambas madres asintieron y la dejaron entrar. Jihyo la hizo sentarse en el sofá mientras Somi fue a la cocina a preparar tres tazas de té. Al regresar, Jihyo le agradeció y luego miró a Mina con seriedad, lo que la puso aún más nerviosa.

—Ahora dinos, ¿por qué parece que has estado llorando? —preguntó Jihyo.

Mina se mordió el labio para evitar llorar de nuevo. Recordar la escena de Dahyun y Chaeyoung besándose le dolía profundamente. Somi notó su tristeza y se acercó para abrazarla.

—Tómate tu tiempo, hija. Te esperamos —dijo Somi, con voz suave.

Jihyo también se acercó y las abrazó a ambas, consolando a Mina. Después de un rato, cuando Mina se calmó un poco, decidió contarles todo desde el inicio: las discusiones con Chaeyoung, cómo la vio besándose con Dahyun, y su traición.

Jihyo la escuchaba con una expresión de sorpresa y decepción, no por Mina, sino por Chaeyoung. Siempre había considerado a Chaeyoung como una segunda hija. Somi, por su parte, estaba igual de decepcionada.

—Te juro que la mataré —dijo Somi, levantándose del sofá con furia.

Mina miró a Jihyo, pidiendo ayuda silenciosa. No quería que le hicieran daño a Chaeyoung.

—Déjala, Somi. Ella no lo vale. Tarde o temprano se arrepentirá de su decisión. Deja que el tiempo haga su trabajo, ¿sí? —dijo Jihyo, sujetando la mano de su esposa y haciéndola sentarse de nuevo.

Somi se calmó un poco y luego miró a Mina.

—¿Hay algo más que quieras decirnos? —preguntó Somi.

Mina, temerosa de la intuición de sus madres, suspiró profundamente y respondió:

—Quiero irme a Japón.

—¡¿QUE?! ¡¿Por qué?! —gritó Somi, sorprendida—. Si es por Chaeyoung, no debes hacerlo por un mal amor. ¿Qué pasará con nosotras y tus amigas?

—No es solo por Chaeyoung. Hace tiempo que no me siento bienvenida en Corea. Siento que este no es mi hogar. Por eso quiero volver a Japón —explicó Mina.

Somi, con lágrimas en los ojos, dijo:

—Tal vez no somos tus madres biológicas, pero te queremos como si fueras nuestra hija de verdad. Aún recuerdo el día que te conocimos en el orfanato, con ese pijama de pingüino. Desde que te adoptamos, trajiste luz a nuestras vidas. Por favor, no te vayas —dijo, llorando.

Mina se sintió mal por hacer sufrir a su madre, pero estaba decidida.

Jihyo, tratando de contener sus lágrimas, consolando a Somi dijo:

—Hay veces en las que tenemos que dejar que nuestros hijos crezcan. Ese momento llega para todos y tenemos que aceptarlo.

Luego, mirando a Mina, añadió:

—Tienes que estar segura de tu decisión, porque no habrá vuelta atrás.

—Sí, estoy decidida —afirmó Mina.

—¿Cuándo te irás? —preguntó Jihyo.

—Mañana —respondió Mina.

Somi, limpiándose las lágrimas, le preguntó:

—¿Nos visitarás?

Mina sonrió y dijo:

—Siempre lo haré.

Las abrazó a ambas, pensando en cuánto extrañaría a sus madres. A pesar de no ser biológicas, siempre la habían cuidado y comprendido. Por un momento, pudo olvidarse de Chaeyoung.

(🐧🧵)

Al día siguiente, Mina fue a la casa que compartía con Chaeyoung, esperando no encontrarse con ella. Al llegar, sacó las llaves y suspiró antes de abrir la puerta. La sala estaba vacía, para su alivio. Subió las escaleras hasta la habitación que compartían y, al encontrarla vacía, pensó que era obvio que Chaeyoung estaba con Dahyun.

Mina recogió una maleta grande y comenzó a guardar su ropa y lo que necesitaría. Al terminar, miró una última vez su antiguo hogar, recordando los hermosos momentos que compartieron como pareja. Se mordió el labio y se dirigió a su auto, rumbo a la casa de su amiga Nayeon.

Cuando llegó, Nayeon la recibió con una sonrisa y la llevó a la sala, haciéndola sentarse en el sofá.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó Nayeon.

—¿Recuerdas que una vez dijiste que querías un auto? —respondió Mina.

—Sí, claro. ¿Por qué? —preguntó Nayeon, confundida.

—Es tu día de suerte. Te voy a regalar mi auto —dijo Mina, sonriendo.

Nayeon se quedó en silencio, sorprendida, hasta que gritó:

—¡¿Qué?!

Mina le tapó la boca rápidamente.

—¡Cállate, vas a enojar a tus vecinos! —susurró Mina.

Nayeon asintió y Mina le quitó la mano de la boca.

—¿Por qué me vas a regalar tu auto? —preguntó Nayeon, aún incrédula.

—Me voy a Japón —dijo Mina.

Antes de que Nayeon pudiera gritar nuevamente, Mina le tapó la boca otra vez.

Una vez calmada le quitó la mano a Nayeon—¿Esto es una clase de broma? No es gracioso mina...—

Mina solo le dió una sonrisa triste y negó con la cabeza y le contó todo lo sucedido.

—¡¡¡CHAEYOUNG TIGRE DE MIERDA TE MATARÉ!!!— Grito

—Lo de ser silenciosa no sabes ¿No?— dijo suspirando mina pero sonrió, de todas maneras iba a extrañar mucho a esta coneja tonta.

—¿Estás segura de esta decisión Mina? — pregunto nayeon — Hemos sido amigas hace años, me dolerá mucho Pero aún así aceptaré lo que elijas —

—Estoy segura nayeon —

—Lo único que deseo es tu felicidad, Mina. Aunque me duela, espero que seas feliz —dijo Nayeon, con lágrimas en los ojos.

—Gracias —dijo Mina, sonriendo y abrazándola—. Mira el lado positivo: tendrás un auto.

—¿De qué sirve si no me llevarás a pasear y no podremos cometer locuras juntas? —respondió Nayeon, triste.

En la entrada de la casa, Mina le dio las llaves del auto.

—Mina...— dijo nayeon sollozando.

—Deja de llorar o te harás más vieja —bromeó Mina.

—Vieja tu trasero —bromeó está vez Nayeon, riendo.

Mina tomó un taxi y, cuando el taxista le preguntó a dónde iba, respondió:

—Al aeropuerto.

I'm not her at all // michaeng //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora