Ash se encuentra deprimido, ya que sus amigas no estarían junto a él para pasar las fiestas. Lo que no se imagino es que ellas le enviaran regalos para compensarlo, pero no cualquier tipo de regalo serían regalos qué jamás había esperado.
Ya es Nochebuena, y falta poco para Navidad, y las esclavas no paran de llegar en la mansión del entrenador.
"Así hermanitas, sigan bebiendo mucha leche para que estén felices". Les decía Lusamine sonriendo.
La MILF rubia de Alola se encontraba sentada en el sillón dándole de comer a sus hermanas rubias, de la misma manera que lo hizo la morena. Después de su excitante noche con su señor, la mujer se convirtió en el nuevo remplazo de la morena, siendo ahora ella quien se encargaría de mantener bien alimentadas a sus hermanas rubias pues a diferencia de la otra, ella podía producir más leche de lo normal, volviéndola la candidata perfecta para esa labor.
Ella continuaba alimentando a sus hermanas siendo vista por sus demás hermanas y su Amo, quien se estaba alimentando de los pechos de Ariel junto con Flannery, pues ahora con el remplazo de la rubia, la morena puede alimentar a su señor y sus demás hermanas cuando lo quieran.
"Es increíble que estás dos tengan un gran apetito. ¿Qué fue lo que les hizo Amo para que estén así se hambrientas?". Pregunta la MILF Alolaniana.
"Solo digamos que sufrieron las consecuencias de sus actos, y ahora ellas nunca más nos desobedeceran". Le responde Ash dejando de chupar.
"Por como lo dice, debió ser algo cruel, y espero no sufrir ese destino". Comenta burlona la rubia. "Pero Amo, ¿no le preocupa que ellas se vuelvan adictas a esto? Podrían nunca más volver a probar su majestuoso semen".
"No te preocupes esclava, una vez que reciba a mi última esclava, volveré a entrenar a esas dos, para que no se olviden cual es su labor en esta casa". Ash decía maliciosamente.
A pesar del tono de maldad que reflejaba el entrenador, a ninguna le dió miedo, pues ese era su labor, entrenarlas para que se vuelvan las mejores esclavas para él.
De pronto, el timbre sonó, dándole aviso que su última esclava llegó. Al abrir la puerta, solo se topo con la caja, sin rastro alguno de un Pokémon cerca, o al menos parecía que se había escapado rápido, ya que solo pudo notar una silueta desconocida corriendo hacia el horizonte. Tomándole poca importancia, metio la caja y sin esperarse la abrió, revelando a su última esclava.
"Vaya, vaya, no me esperaba que tú serías el regalo de Koharu... Kikuna". Dijo Ash sonriendo.
"Ho-Hola Ash". Saludo nerviosa Kikuna.
Kikuna, la asistente de su ex-jefe, el Profesor Sakuragi, estaba en esa caja. Ella salió de la caja, mostrando su cuerpo envuelto con liston y moño de color Vino.
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"Esto es de Koharu, dijo que te lo diera cuando te viera". Dijo Kikuna mientras le daba la carta.
El entrenador tomo la carta y la abrió, leyendo su contenido.
"Hola Ash, espero que te la estes pasando bien en esta Navidad. Se que acordé pasar más tiempo contigo ya que casi no hablamos, pero ahora que soy la nueva investigadora de Ciudad Carmín es muy difícil. Aún así, te he enviado a mi asistente como regalo para que le des una lección. Puedes creer que mi padre y ella tuvieron una aventura desde hace años antes de que se retirará, y cuando los descubrimos no les intereso. Quise despedirla y reportarla por lo que hizo, pero luego se me ocurrió una mejor idea, y ahí es donde entras tu. Ahora será tu asistente personal, la obligaras a hacer todo lo que quieras, o sino le irá muy mal. Espero me envíes informes de como le está llendo.
