1

2 1 0
                                    

El sonido del silencio inhibía mis pensamientos y el sonido del viento no me dejaba pensar.
La rumia mental comenzaba de nuevo, las dudas me invadían y el panorama se tornaba borroso, oscuro e impredecible.
Debería confiar en la razón? En la intuición? Aquella voz proveniente del lóbulo prefrontal advirtiendo de algo ? O seguir a mi corazón?
Por fortuna, o por desgracia, no podía decidirlo, y por eso seguía allí, en el limbo, a medias.
Mi corazón siempre fue sensible, vulnerable, totalmente frágil. Debía protegerlo a toda costa. También era algo estúpido, iluso y apasionado. Jugaba a todo o nada. O lo arriesgaba todo o ni siquiera lo intentaba.
Pero en aquel entonces, estaba cansada.
Había intentado protegerlo tantas veces... pero sin éxito, siempre fracasaba saliendo lastimado. Lo dejé fluir.
Con el curso del tiempo, comprendí, que no eras la persona que cuidaría de mi corazón, mis sentimientos, quien amaría mi presencia, mis palabras, valoraría mis acciones. Sabía que me defraudarías.
No tenía grandes expectativas asi que, no podría ser tan grande la decepción.
Estaba bien, consentías mis gustos y caprichos, me escuchabas, ofrecías tu presencia, tomabas mi mano, acariciabas mi pelo y besabas mi frente. En la intimidad la química y la pasión hacían la fórmula exacta.
Pero no eras vos. Nunca lo fuiste. Lo supe desde el inicio. Pero me dejé llevar.
Asi como quien se deja arrastrar por las olas hacia la orilla.
Que hacía ahí todavía? No quería conformarme, sabía que merecía algo mejor. Debí marcharme antes, pero me dejé estar.
Encendí una vela para olvidarte. Claro que no funcionaría. Debía tomar partido de una vez por todas.
Te largarías con otra sin previo aviso, mas bien, sin aviso alguno. Jamás me lo contarías ni yo me enteraría. Porque nunca te importaron los sentimientos, mucho menos los compromisos.
Dijiste que yo había logrado generar en vos lo que nadie pudo en muchos años, enamorarte, y hacerte desear una relación estable. Por supuesto, eso decías.
Las palabras se las lleva el viento, asi como cualquier culo se llevaría tus miradas. Así como cualquier mujer lograría llevarte a la cama.
Quería creerte, pero no podía hacerlo.
Sabía que detrás de eso advendría una decepción.
Decidí esperar.
No a que cambiaras. Bien sabía que no lo harías.
Esperar a conocer que deparaba para mí el destino.
Realmente merecería algo mejor ? Tal vez no. O tal vez quería castigarme a mi misma, por no ser quien esperaba.
Por no ser lo suficiente y no estar a la altura.
Pero tu ego era tan grande, que nunca nada lograría satsifacer tus expectativas.
En verdad, somos seres humanos, debido a la falta, es el deseo lo que nos moviliza y el deseo se desplaza. Especialmente el deseo sexual, de persona en persona.
Pero no quería verlo, quería evitarlo. Decidía no creer, evadir la realidad y renegar de ella. Como un ciego que no desea ver, como un enfermo que no desea sanar.
Sigo aquí sentada, al pie de la cama, esperando una señal del destino, que me haga marcharme y huir.

Esperando una nueva decepción.

Porque cuando el corazón es frágil, se acostumbra a fracasar.

Blexie

Esperando desilusionarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora