El titilar de unas llaves era lo único que rompía el silencio en aquella fría y lluviosa mañana de otoño, mientras un adorable castaño se acercaba a pasos lentos a las grandes puertas de madera de aquel edificio. Una vez que llegó, fue recibido por el siempre añorante y un poco adictivo olor a libros, montones de ellos. Suspiró y se adentró un poco más, acomodándose en su cubículo en el centro de la habitación, acomodando sus objetos personales en una pequeña estantería detrás de él, y encendiendo casi inmediatamente la pequeña máquina de café qué había en el local.
Mientras acomodaba algunos libros que habían sido dejados fuera de sus estanterías en el turno nocturno, escuchó el crujir de la puerta a sus espaldas, lo que llamó su atención y le hizo voltear, encontrándose con un muchacho alto, delgado y rubio, quien justamente tomó uno de los libros que acababa de acomodar, sin emitir ninguna palabra, y se sentó sobre una de las mesas más apartadas, hundiéndose en la lectura momentos después.
Taerae iba a desearle los buenos días, extrañado de que hubiese alguien ahí desde horas tan tempranas, pero pronto se dio cuenta de que iba a ser en vano, puesto que el atractivo chico tenía puestos un par de audífonos y no le hubiera escuchado.
Fuera de eso, su turno fue completamente normal, pequeños niños entrando directamente al espacio de cuentos de hadas, ancianos yendo directamente por el periódico diario, jóvenes estudiantes entrando y saliendo, llenando los cubículos y pidiendo su necesaria taza de café para volverse a meter de lleno en el estudio. Cuando llegó el mediodía y tuvo que checar su salida, tomando sus cosas para dirigirse él mismo a sus clases, noto que el rubio de la mañana seguía ahí, con el mismo libro, enfrascado desde hace horas.
El castaño no le dio importancia, no hasta que sucedió otra vez en el turno nocturno al día siguiente, y los tres días subsecuentes a ese. Casi una semana viendo al mismo chico, en el mismo lugar, con el mismo libro, y corroborando con sus compañeros se dio cuenta de que había sido todo el día, no solo durante sus turnos, muy pocas veces lo veían retirarse o siquiera moverse. A veces simplemente iba por una taza de café y se volvía a meter de lleno en aquel libro.
Anatomía, uno de los tomos más completos dentro del edificio, por lo que Taerae pudo deducir, en uno de sus tiempos libres y aburridos, que el chico estudiaba algo relacionado con la medicina.
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Fue justamente dos semanas después de cuando le puso atención al extraño chico, donde Taerae noto como su semblante pasó de elegante a agotado, casi era doloroso verlo. Así que, para su turno de apertura el lunes, se apresuró a entrar antes de que la cabellera rubia apareciera, tomando el libro y dejando un pequeño papel entre las páginas, uno que probablemente ni siquiera llegaría a sus manos, pero valdría la pena intentar
‘Hola, espero que tengas un lindo día, toma un café cargado, te ayudará a concentrarte - KT’
Después de acomodar el libro en su lugar, la puerta sonó como cada mañana a la misma hora, y con ese sonido, la presencia del rubio. Sin embargo, entre seguir acomodando los libros y su usual trabajo, ni siquiera pudo darle una checada al extraño joven, mucho menos saber si había recibido su mensaje.
La respuesta no tardó mucho en llegarle, puesto que el rubio se había vuelto un tema de conversación en ocasiones en los cambios de turno, y fue a través de uno de ellos qué se enteró qué para la tarde que el rubio se había retirado, había llevado consigo un café americano cargado y una linda sonrisa.
Y así fue como Taerae comenzó una nueva rutina con aquel chico, todos los días que tenía turno matutino se encargaba de dejar notas de aliento o frases tontas qué se le ocurrieran, con tal de enterarse qué había hecho sentir bien al más alto.
Hasta que ocurrió
En uno de sus turnos nocturnos, ya con el establecimiento cerrado y mientras limpiaba y acomodaba un poco, encontró el mismo libro de anatomía sobre la mesa habitual del rubio. Así que lo tomó para acomodarlo, y fue en ese entonces que un pequeño papel cayó de entre las páginas
‘Hola extraño, mañana tengo un examen muy difícil, ¿crees que tu notita puede incluir un café? - SR’
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Between the Pages - Taeri
FanfictionTaerae comienza a dejar notas entre las páginas de un libro de medicina, esperando darle ánimos al precioso chico rubio qué pasa todo el día encerrado en su biblioteca