Adrik se levantó de la cama al borde de la desesperación, volvió a buscar pensando en el único lugar donde no había mirado, el baño.
Tocó un par de veces la puerta sin obtener respuesta, tomó el pomo con sus manos y lo giró.- ¡Alex si estás desnuda tápate!
Intento hacerlo con un tono bromista, si su amiga estaba dentro lo mataría, pero al abrir la puerta y darse cuenta de lo contrario, se decidió a bajar las escaleras y buscarla por el resto de la casa.
Empezando desde abajo y llegando hasta arriba pasó por todas las habitaciones posibles en la casa, salió al jardín y miró en el columpio donde solían columpiarse de niños.
Pasó por todos los lugares habidos y por haber sin obtener respuesta, todos los cuartos fueron revisados, el cuarto de juegos estaba vacío, los baños vacíos, los amplios jardines por los que solían pasear vacíos, todo estaba vacío.
Sin rendirse Adrik se acercó a Susan, cambiando su expresión de preocupación por una amplia sonrisa, la abrazó dejando un beso en su mejilla.
-¡Adrik!- Susan acarició su mejilla.- ¡Dios mío que muchacho tan guapo! ¿No le parece bellísimo?- La mujer sujeto la cara del muchacho mientras miraba a uno de los obreros que arreglaban la fuente. El hombre asintió con la cabeza y Adrik sonrió.
-Usted tampoco esta nada mal señora Collins.- Adrik sonrió todavía más.
-Adrik cariño, ¿cuantas veces tengo que decirte que me llames Susan?
-Sabes que a mamá....
-¡Al cuerno con Dona!- Adrik soltó una risita.- Para ti soy Susan.
-Esta bien señ... Susan.- Corrigió él ganándose una sonrisa de la mujer.
Dona siempre había sido la clase de mujer que ansiaba tener la compostura ideal, quería tener una familia perfecta, a ojos de los demás su vida debía ser perfecta. Siempre había querido que todos tuvieran una buena imagen de ella, cuidaba sus palabras con cautela, e intentaba no soltar nada de lo que se pudiera arrepentir en el futuro. Era una mujer bastante seria cuando la conocías. Adrik solía tener que seguir las órdenes de su madre, por eso no le gustaban las informalidades con sus jefes, aún así Susan no podía dejar de ver a Adrik como su sobrino o alguien más de la familia. A Dona no le gustaba, sin embargo, cuando analizabas la fachada de mujer perfecta de la madre del muchacho, encontrabas a una mujer risueña de lo más entretenida.
-Bueno, ¿a que has venido? está claro que no has venido por decorar fuentes.- Susan señaló alrededor mostrándole al azabache todo lo que estaban montando alrededor.
-En realidad... ¿Has visto a Alex? No me coge el teléfono.
-Oh, tu madre me dijo que estaba echándose la siesta, puedes ir a mirar.- Adrik sintió un pinchazo en el pecho al escuchar esas palabras.- Pero no pongas esa cara de susto cariño, si no la despiertas no te hará nada.
El muchacho fingió una risotada y dejó un beso en la mejilla de la rubia dándole las gracias.
Recorrió de vuelta todos los lugares por donde había pasado antes, hasta llegar a la habitación de la rubia, con esperanzas de que la chica estuviera en la habitación volvió a llamar a la puerta gritando su nombre.
Viendo que la chica seguía sin responder, volvió a abrir la puerta.- ¿Alex?- Nada.- ¿Alex?- Volvió a preguntar más alto.
-¡Que quiereeeees!- Gritó abriendo la puerta del baño.
-¿Donde cojones estabas?- Adrik corrió hacia ella abrazándola fuerte.
-¿Pero que haces?- Alex se apartó.- ¿No lo ves?
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𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐨𝐬𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐞𝐫
FantasyEn el prestigioso colegio para jóvenes de familias adineradas, la vida de la protagonista da un giro inesperado. Esta chica tiene sueños lúcidos tan vívidos que a menudo los confunde con la realidad. En su mundo onírico, experimenta aventuras emocio...