Llorando en el espejo

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Todos los días a las ocho menos cuarto, sin falta alguna, Pepe venía al café, entraba con su musica a un nivel inhumano, su pelo despeinado y sus grandes anteojos azules y se sentaba en la mesa de la esquina, la numero siete, Pepe abria su libro haciendo de cuenta que el mundo era solo para ella, yo le tocaba el hombro para llamarle la atención y me pedía su usual té de frutilla, después de exactamente una hora, se iba.

Esto pasó por días, esos días se convirtieron en semanas y esas semanas se convirtieron en un mes, después del cual de tan solo ver su fina cara empezaba a calentar el agua.

Hoy era viernes, feriado por suerte, pero tenía que trabajar igual.

- Buen día Pepe.- Digo mientras le sirvo su té, ella me mira sonriendo - ¿Que lees hoy?

- Mujercitas, es una relectura igual, pero la sensación de nostalgia al leerlo nunca pasa, deberías hacerlo, puedo prestartelo si queres.

- Gracias, tal vez algún día te lo robe... Suelto una suave risa, ya leí ese libro, es el favorito de mi mamá, pero no hay necesidad de hacerselo saber, se siente importante cuando ella conoce más libros que yo, puedo notarlo por su manera de mirarme cuando esto pasa.

Otra cosa de la cual tambien me di cuenta fueron sus gustos musicales, generalmente esucha rock nacional, pero la semana pasada entró com Megadeth, tomó su té con el soundtrack de Matilda y se fue con Taylor swift, es una tipa rara, pero me cae bien.

Ahora que me doy cuenta, no se su nombre, simplemente le digo Pepe y ella nunca cuestionó el por qué.

Dan las nueve menos cuarto y ella se levanta de la mesa, yendo al mostrador para pagar.

- No te preocupes, hoy pago yo.

Que atrevido que soy, deberian llamarme señor romantico, o algo así...

- ¡Gracias! Dice sorprendida, girando su cabeza al costado y sonriendo sutilmente.

Agarra su mochila y se va medio que bailando, dando vueltas, o por lo menos yo lo veo así.

Pepe siempre está feliz, no se como hace esa chica para pasar la mañana moviendose con ritmo y sin dejar descanzar su sonrisa ni por un segundo, camina con gracia, revoleando sus cosas con delicadeza , dejando el café impregnado con su esencia, llenandolo de color.

Una llamada interrumpe mis pensamientos, era Dani.

- ¿Agus? Si, soy yo... ¿Que pasó?... Si, claro, no tengo colegio, ¿nos vemos en el centro o me pasas a buscar por acá? ... Bueno, te espero entonces.

Me corta, habíamos planeado ir a buscar decoraciones para su fiesta, que era este fin de semana.

No me gustaban las fiestas, es más, no me gustan, las odio, pero es mi mejor amiga, de todas formas mi mayor sociavilizacion va a ser su hermana menor y tal vez el gato. Igual más que una fiesta iba a ser una reunion, ya que no creo que alguien pueda bailar con Lana del Rey de fondo, por suerte ella no es una de las chicas regetton, pero a veces siento que quiere darme depresión cada vez que quiero ir a su casa, digo, por la musica que pone.

Mi turno termino y salgo del café para esperarla, hasta que la veo llegar con una moto...

- Te doy cinco minutos para darme una explicacion de... eso. Digo apuntando al vehiculo

- Mi tío decidió darme el regalo de cupleaños por adelantado.

Esa cara de orgullosa engreida que pone me da ganas de pegarle.

- ¿Por lo menos sabes manejar? Digo subiendome

- ¿Importa?

- ¡Agustina!

Té de FrutillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora