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Hoy era el segundo día de Cait en la cocina y se que debería ir pero si mi deducción de ayer es correcta, las cosas van a estar medio tensas por lo que prefiero que ellas se arreglen y luego hablar con ellas.
En fin. Como no iré a la cocina, aquí me tienen tirada en la cama de Shane (con dolor de cuello por dormir en el sillón) mientras esté está junto a mi con la guitarra y una libreta intentando componer.
— Shane, háblame de tus hermanos —pedí luego de un largo silencio en el que solo se escuchaban las notas y acordes de la guitarra
— ¿Para qué o qué? Ya los conoces —pregunto extrañado, mi pregunta lo había tomado por sorpresa
— No se... aburrimiento
— Bien, eh... básicamente siguen igual, con el pelo un poco más largo nomas. En cuanto carácter, Nate siendo el menor parece el mayor, es el más listo y sabe cómo convencer a las personas... ja, en eso se parece —empezó a narrar y expuso las similitudes que tenía con su hermano— Jason es... como un niño de 7, es inteligente y aunque no parezca a simple vista puede mostrar seriedad en los momentos que se requiere, pero es un niño la mayor parte del tiempo
Mi amigo sonrío emocionado al recordar a sus hermanos, y a quien le miento yo también lo hice al recordar los momentos vividos con los tres.
>> Sabes que? me iré a bañar, las mejores ideas siempre salen en la ducha mientras les cantas a tus champús —terminó de hablar mi emo favorito ya frustrado de que no le saliera la canción
— Tienes toda la razón —consorte míes tras jugaba con uno de mis anillos
— ¿Puedes creer que Brown no me a dado acondicionador?
— Pobre de ti querida —le respondí con falsa preocupación
— Se supone que mis hermanos van a llamar, ¿puedes entretenerlos mientras me baño? —pidió mientras buscaba la tocaya para bañarme
— Claro. Vaya a tomarse su baño de burbujas su majestad.
Me obedeció y se metió a su baño. Estiré mi mano a su cómoda, en la cual su laptop estaba encima, la cogí y la coloqué encima de la cama, todo eso sin pararse. Sí, señores, era una floja experta. Al final de ese pensamiento, comenzó a sonar la laptop. Ingresé a su usuario y me avisó que tenía que poner una contraseña.
— ¡SHANE, DIME TU CLAVE! —le grité para que me escuche.
— ¡SOY LO MÁXIMO! —gritó de la misma forma. Rodé los ojos desesperados.
— ¡YA, DAME TU CLAVE!
— ¡ESA ES! ¡SOY LO MÁXIMO! ¡Y TODO JUNTO! —me gritó. Reí estrepitosamente por eso y proseguí a colocarla.
Rápidamente ingresé a su Skype y noté dos llamadas perdidas. Sus hermanos.
'Muy tarde', pensé.
Cuando la estaba por cerrar, volvió a sonar y conteste.