"Estar donde no debería estar"

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Prometía ser un día agradable, el sol ya comenzaba a subir cada vez más alto y tan solo eran las siete de la mañana, la primavera había comenzado y los nuevos proyectos también. Antonio permanecía nervioso, ese mismo día era la inauguración de un internado que ayudaría a las adolescentes sin hogar a completar estudios y tener un techo donde dormir. Aunque no iba a hacerlo solo, su amigo de toda la vida, Benicio, lo acompañaba.

- ¿Crees que la corbata roja me queda bien? - Le preguntaba Antonio a su mejor amigo.

- Entre las opciones que tienes...-, respondía Benicio mientras ojeaba las demás corbatas que se encontraban sobre el sillón de la sala.- Es la mejor de todas.

- Tienes razón, de todas formas siempre utilizo la misma.- Continuó diciendo con una cálida sonrisa en su rostro.

La ceremonia se llevó a cabo frente a lo que sería la nueva institución. Personas reunidas a montones disfrutaban de un servicio de bebidas a la espera del anuncio.

- ¡Bienvenidos! - Decía una mujer con un micrófono en la mano frente al listón rojo que sería cortado más tarde. - Acérquense un poco, Antonio Vitale vendrá enseguida y la ceremonia dará comienzo.- terminó de decir para luego dejar el micrófono sobre una mesa y retirarse.

- Lo harás bien.- Le decía Benicio a su amigo detrás del tumulto de gente.
Seguido de eso, Antonio asintió con la cabeza y salió caminando con una sonrisa en dirección al micrófono para tomarlo y comenzar a hablar.

- ¡Bienvenidos a todos! Primero que nada, quiero agradecer a todos por estar aquí presentes, la verdad que el apellido Vitale tiene un gran peso, no solo para ustedes si no también para mí.- Suspiró con una sonrisa y continuó. - Tan solo espero que mi difunto padre esté viendo desde donde sea que esté, y se sienta orgulloso de mi.- Tomó unas tijeras y se acercó al listón rojo que se encontraba frente a la puerta del futuro internado. - Sin más preámbulos, demos la bienvenida al nuevo internado, ¡Ángeles sin Hogar! -, cortó el listón y todos levantaron sus copas en símbolo de brindis para continuar con la celebración.

Más tarde, Benicio estaba recogiendo la basura que los invitados anteriores habían desechado. Cuando llevaba las sillas dentro de la institución, escuchó unos murmullos detrás de una puerta. Le parecía extraño porque según él era el único que estaba en el lugar; dejó las sillas a un costado y apoyó su cabeza sobre la puerta para escuchar mejor.

- Sabes que espero mucho de ti.- Podía escucharse la voz de una mujer aparentemente mayor.

- No te preocupes, sabes que el plan saldrá a la perfección, mamá.- Respondió una voz masculina. Benicio estaba desconcertado, ¿Acaso esa fue la voz de su amigo? se preguntaba de qué plan podrían estar hablando.

Debido al miedo y la duda salió corriendo por la dirección en la que había venido, torpemente chocó una madera suelta que estaba apoyada sobre la pared, pero pese a eso él no se detuvo. Sentía que no debía estar ahí, que no tendría que haber escuchado eso, por eso se fue.
Debido al impacto de esa madera contra el suelo, Antonio y su madre, Ester, salieron asustados a revisar de dónde provenía el ruido. Aun así, al salir no vieron nada, pensaron que simplemente era el viento y decidieron ignorar lo sucedido.

Ángeles VulnerablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora