I. Prólogo

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》En el beat, rómpete conmigo
Siempre sale bien cuando hay sigilo
Porque lo que calla la razón, lo bloquea el corazón
Y siempre cantando lo mismo

Meter en cajas de cartón toda su vida era difícil, no creyó que toda su infancia, y parte de su adolescencia, se limitarán a tan poca cosa como para solo ocupar unas cuantas cajas

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Meter en cajas de cartón toda su vida era difícil, no creyó que toda su infancia, y parte de su adolescencia, se limitarán a tan poca cosa como para solo ocupar unas cuantas cajas. Miró por última vez su habitación vacía, el camión de la mudanza ya se había llevado algunos aparatos electrónicos, y su padre le dijo que dejara ese viejo colchón, asegurando que le compraría uno nuevo para "un nuevo inicio".

Realmente casi todo en su nueva casa iba a ser nuevo, y más grande, incluso iba a tener televisión en su habitación, quizás era la forma en la que Takeomi intentaba ser un buen padre, una extraña forma de pedirle perdón por estar tan ausente e indiferente.

O una forma de decirle, "te doy estoy a cambio de que no molestes".

Porque en realidad Takeomi era un pésimo padre, metiéndose inseguridades a su hijo por cosas insignificante como su peso, o su cara de "muñeca", insistiendo en que debería hacer ejercicio para tener una complexión más "masculina", repitiéndo varias veces que podía ser confundido fácilmente con una mujer.

Era desagradable oír una y otra vez la misma mierda.

Haruchiyo siempre ignoró eso, incluso se negó a cortar su cabello, ¿Cómo cortar la última cosa que su madre tocó? No podía, además, su madre solía decirle que tenía un cabello hermoso y a él le gustaba tenerlo largo.

-Haruchiyo, ¿Ya acabaste?- su padre irrumpió en la vacía habitación, observando las cajas de cartón para luego mirar a su hijo. Se acercó al adolescente y colocó sus manos en los delgados hombros, la diferencia de altura era evidente -Es un nuevo inicio, es hora de dejar ir todo esto- habló el hombre, mirando los ojos turquesas de su hijo, pasando un largo mechón del pelo blanco detrás de la oreja perforada -Deberías cortarlo, es una buena forma de dejarla ir.

Haruchiyo chasco su lengua, molesto por la insistencia en el mismo tema, quitó las manos de su padre y caminó hacia la enorme ventana que iluminaba su habitación.

-Puedes dejarme en un internado, no tengo interés en convivir con tu esposa y futuro hijo, mucho menos con el hijo de tu nueva esposa, así que...

-Eso no pasará- interrumpió enojado el hombre, tomando una liga de la manija de la ventana para atar los largos cabellos del menor, se acercó al oído de su hijo y soltó un suave suspiro -Si te vas a un internado la pensión de tu madre se dejaría de cobrar, son las cosas que ella pidió...no estés enojado conmigo, ella así lo quiso- comentó el hombre, besando con falsa ternura la cabeza de su hijo -Sé buen niño, solo no te metas en problemas esta vez, quizás el hijo de Hanako sea una buena influencia...creo que es capitán del equipo de basquetbol en tu nueva escuela.

Haruchiyo sólo rodó los ojos, realmente no había ido a la boda, ni siquiera había convivido con Hanako o su hijo, se había negado a tener cualquier contacto que gente que no conocía ni quería conocer, creyó que eso serviría para evitar mudarse con ellos pero se equivocó.

Streend OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora