Capítulo 1

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En el torbellino de sus vidas entrelazadas, Cyril había sido el amigo más cercano de Alysia, el príncipe de Xera, su prometido y confidente de la infancia. Él era su todo. Sin embargo, todo cambió en un instante cuando la espada de su padre cortó la conexión que los unía. Ella, la descendiente de un duque, se vio forzada a asumir un papel que nunca hubiera deseado.

-"Este matrimonio me será beneficioso". declara Cyril con frialdad, su barbilla descansando sobre su palma.

-"No tengo razón alguna para anularlo". Actúa como si la amistad que compartieron no hubiera sido más que un eco lejano, como si su propio progenitor no hubiera destrozado la esencia misma de lo que alguna vez fueron.

Ella lucha por contener las lágrimas que caen de sus ojos, sus manos apretando con fuerza el vestido que lleva. Quiere mostrar fortaleza, pero la traición y el dolor son demasiado abrumadores.

-"¿Cómo te atreves?". Dice mirándolo directamente a los ojos.

-"Me sorprende que aún no te hayas quebrado",murmura Cyril al avanzar un paso más hacia ella. La mira con una sonrisa fría pero calmada, la punta afilada de su daga ahora danza peligrosamente sobre su corazón. Su pulgar acaricia la hoja afilada.

-"Eres una mujer, ¿no es así? No eres más que eso". Se ríe, su sonrisa se amplía, como si estuviera burlándose de su dolor. "Esperaba ver más lágrimas a estas alturas".

Ella sonríe, aunque las lágrimas siguen su curso por sus mejillas, aferrándose a la dignidad que su familia, los "Lafayette", le inculcó.

-"No eres nada, solo un niño asustado y patético". Da un paso adelante con determinación, sintiendo la punta de la daga perforar su piel. "Puedes matarme, pero nunca poseerás mi espíritu. Adelante, estarías haciéndome un favor. Este acto es misericordioso en comparación con convertirme en tu esposa." Sonríe a través de las lágrimas, sus ojos destilan fuerza y desafío.

Cyril se detiene, la punta de la daga presionada contra su pecho, como si no pudiera creer la audacia que acaba de presenciar. Hay un destello de respeto e incluso... tristeza en sus ojos, como si una parte de él estuviera de acuerdo con ella. Pero, lamentablemente, ha sido adoctrinado por su propio progenitor para eliminar a todo aquel que desafíe su autoridad. Y no permitirá que ella experimente esa satisfacción.

Cyril presiona la daga con más fuerza contra su pecho, su sonrisa ha desaparecido, su rostro se ha convertido en una máscara helada. La tragedia de sus destinos parece haber llegado a su punto culminante, donde la traición y el desgarro emocional se entrelazan en una danza macabra.

El dolor era intenso, Alysia mordió con fuerza sus labios para sofocar el grito que amenazaba con escapar. Sus rodillas cedieron, y un instinto desesperado la llevó a aferrarse a algo mientras la fuerza abandonaba su cuerpo.

Cyril se erguía sobre ella, observándola en silencio por un momento. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Alysia antes de que una risa siniestra escapara de los labios de Cyril. Sin piedad, descargó una patada violenta contra el cuerpo de Alysia, haciendo que su cabeza golpeara con fuerza las frías patas metálicas de la mesa. La daga, testigo mudo de la tragedia, se deslizó fuera de su pecho, cayendo al suelo en algún lugar.

A pesar del dolor insoportable, una risa se escapó de los labios de Alysia. En esos últimos momentos, buscó enloquecerlo, provocar su ira.

-" ¿Qué ha pasado, mi querido príncipe? ¿Llamas a eso una patada? ¿Tu padre solo te enseñó a jugar con muñecas?". La sangre brotaba de la herida en el pecho de Alysia, tiñendo su vestido.

El rostro de Cyril se retorció en una mueca de desprecio. Se aproximó y, con brutalidad, la tomó del pelo, arrojándola nuevamente al suelo con más fuerza. Al levantar su cabeza, sus ojos se encontraron, como si él estuviera a punto de revelarle un oscuro secreto. Luego, presionó su barbilla con un dedo, esbozando una sonrisa.

- "Si crees que me importa si vives o mueres, estás equivocada. Me es indiferente".

Alysia miró fijamente, sin pestañear, aunque su cuerpo se desangraba y la luz se desvanecía de sus ojos.

-"Cyril, recuerda que te conozco mejor que nadie, crecimos juntos. Puedes engañarte a ti mismo, pero no puedes engañar. Sabe que mi muerte te perseguirá, será su mayor pesar. Saberlo es su victoria, el remordimiento de arrebatarme la vida te devorará, y eso será mi venganza.- Alysia tosió y comenzó a temblar.- "Después de todo, no es la primera vez que me dices eso, ¿verdad? Cuando éramos niños y me salvaste de caer por la ventana, dijiste lo mismo, pero tu corazón latía rápido y nunca soltaste mi mano. Después de todo, siempre..."- Dijo Alysia con su último aliento antes de desmayarse.

Por un instante, Cyril la contempló con asombro. Por un breve momento, pareció casi... ¿arrepentido? Sin embargo, esa fracción de vulnerabilidad desapareció rápidamente, reemplazada por un latir acelerado en su corazón y una vena que pulsa furiosamente en su frente. Agarró el pelo de Alysia con firmeza, levantando su cabeza para encontrarse con sus ojos.

- "Nunca", murmuró, como si hablara consigo mismo. Su voz resonó profundamente, su tono tranquilo, pero con un rastro de inquietud. -"No mezcles las cosas. Nunca me importó".

Alysia sonrió débilmente, agotando sus últimas fuerzas conscientes, conoce cada rincón de su ser y ve a través de las máscaras que intenta usar. Extendió su mano para acariciar la mejilla de Cyril.

-"Nos vemos en el infierno". Dijo con lo que parecía ser su último aliento.

Los reales pupilos entraron en la habitación, impactados por la escena macabra y la marea de sangre que se desplegaba ante ellos.

-"Vuestra majestad", pronunció uno de los pupilos, indeciso, "¿Deberíamos llamar al médico real?" Cyril, con una frialdad casi gélida en su voz, desechó la sugerencia.

- "No hay nada que pueda hacerse para traerla de vuelta", afirmó. Su mirada se deslizó hacia abajo, hacia el cuerpo inerte, y luego regresó al pupilo. "Quemaremos su cuerpo esta noche."

Mientras los pupilos se esforzaban por levantar el cuerpo de la duquesa, ella dejó escapar un suspiro suave.

-"Cyril...", susurró, tal vez en como si se tratase de un último, tal vez como una súplica desesperada por su misericordia.

Los ojos de Cyril, ante la escena, mostraron sorpresa, confusión y, de manera sorprendente, esperanza. Por un instante, su rostro se suavizó, como si estuviera a punto de reconsiderar la posibilidad de salvarla, pero algo en su interior le hizo recordar quién era. El rey que no mostraba debilidad, que no temía y que siempre conseguía lo que quería.

-"Ya no me sirve. Quémala", ordenó.

-"No seas un insensato, Cyril", advirtió uno de los más antiguos consejeros del rey, aquel que había sido leal a tu padre. "Sin esa pobre chica, perderemos cientos de galeones de oro en una guerra civil por sus tierras. Pero si te casas con ella, todos sus títulos serán tuyos. -"No actúes como un niño, deja de lado tus emociones. Puedes usarla como quieras, pero no la dejes morir solo para ahorrarle una vida de sufrimiento. Sé astuto, como tu padre hubiera querido", aconsejó el anciano consejero.

Los ojos de Cyril parpadearon, y por un momento, pareció debatirse internamente. Su boca esbozó una pequeña sonrisa, llena de orgullo y determinación. ¿Y quizás un toque de... amor? Después de todo, ella había sido su amiga más cercana y dulce corazón durante su infancia. La lógica del consejero también resonó en él. Cyril necesitaba las tierras de la duquesa para consolidar su poder en el imperio. No tenía sentido deshacerse de ella ahora.

"Manda llamar a un sanador", ordenó Cyril con firmeza. "Ella vivirá."

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Hola a todos y a todas! 

Sé que no publico en un buen rato pero escribí esta novelista hace poco y quería despertar un poco de memorias. 

Espero que les guste <3

Entre Traiciones y CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora