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Soobin se removió en las suaves mantas de la cama, sentía su cuerpo pesado, pero bien. Una extraña mezcla de dolor y confort.

- ¿Mamá? – sintió como una pequeña mano le jaló la sábana, se la quitó del rostro para ver a la intrusa. - ¡Mamá!

Yuna gateó más cerca del omega para después dejarse caer sobre él, fue rodeada por dos brazos grandes y protectores, amaba mucho esa sensación.

- Buenos días mi pequeña. – Soobin acarició la espalda de la cachorra y ésta sólo ronroneó.

Usando toda su fuerza de voluntad y aguantando el dolor en sus caderas, se sentó en la cama con la pequeña en brazos, Yuna tanteó el pecho del mayor Soobin solo sonrió alzando la camisa que tenía puesta. Jadeó un poco cuando ella chupó uno de sus pezones, estaban algo doloridos.

Recordaba todo lo que había pasado en la noche anterior, una parte suya no podía creer lo que había hecho y se moría de vergüenza. Su parte más instintiva estaba regocijada y ronroneaba a gusto, estaba feliz, podía sentir el calor en su cuello, un poco de ardor, no tenía que ser un genio para saber que era el causante de ese calor.

Soobin sonrió mientras abrazaba a su pequeña, ahora tenía un alfa y una cachorra, estaba muy feliz con eso. Ya quería contárselo a su madre, el omega abrió los ojos sorprendido, no había hablado con su madre desde hace meses.

- No puede ser... - la última vez que habló con ella fue poco antes de que Yeonjun y Yuna aparecieran en su vida.

Ella no le molestaba mucho sabiendo que se la pasaba trabajando en la guardería, siempre esperaba a que él fuera el primero en llamar o enviarle un mensaje.

- Pensará que la estoy ignorando. – se lamentó, había estado tan ocupado estando al pendiente de Yuna y de las demás cosas que habían pasado, que había olvidado por completo a su madre.

Lo peor del caso era, ¿Cómo le explicaría que estaba amamantando a una cachorra y tenía una marca de alfa?, le daría un infarto a la pobre.

- ¿En que tanto piensas?, puedo sentir tu angustia. – Soobin alzó la vista encontrándose con su alfa, tenía una bandeja en la mano, tenía comida en ella y un frasco de pastillas, supuso que era para el dolor en su cuerpo.

Tragó saliva sintiendo su boca seca, además le dolía un poco la garganta, se sonrojó al suponer porqué tenía ese mal.

Miró como el alfa se acercó y puso la comida sobre la mesita de noche.

- ¿Y bien? – preguntó el pelinegro mirándolo con una ceja alzada, solo negó suavemente ante su respuesta y aceptó la pastilla con el agua que le ofrecía.

- Estaba pensando en mi mamá. – Soobin se sonrojó, con vergüenza en su sistema por mencionarla hasta ahorita. – Ella estará muy preocupada por mí, creo que hasta pensará que me ha ocurrido algo malo.

Yeonjun sonrió algo burlón Soobin lo miró mal por eso. Suspiró mirando a su pequeña, Yuna le miraba con sus grandes y hermosos ojos, le parecían las mejores joyas del mundo.

- Entonces vamos a visitarla un día de estos, solo hay que sacar el tiempo. – el omega se sorprendió por eso, sabía que el pelinegro hablaba en serio, pero aun así tenía algo de miedo que no le fuera caer bien su mamá o al revés, que a su mamá no le cayera bien su alfa.

- ¿Estás seguro? - Soobin preguntó, y abrió la boca para recibir la tostada que le ofrecía el alfa, era gracioso la idea de ser alimentado y alimentar al mismo tiempo.

- Claro que sí, es mi suegra después de todo. – Yeonjun no lo admitiría, pero una parte suya tenía miedo, no sabía, ni tenía idea de cómo era la madre de su omega, pero solo esperaba llevarse bien con ella.

¿Mamá? // YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora