No sabía si confiar en ella al principio, pero conforme pasaba el tiempo asimiló que ella fue quien lo rescató de las garras de aquella loca obsesionada y también fue ella la que lo ayudo a escapar del joyero de la princesa.
No podía estar más que a...
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— Princesa Penélope Lesttir de Iskalvid, segunda princesa de la casa real del imperio Norte. Saluda al emperador Javier de Sacramise — se inclino tomando los pliegues de su vestido dando una perfecta reverencia — Espero que goce de alegría y buena salud.
— Que la gracia de Astotela sea sobre usted, princesa Penélope, y dígame ¿Cuál es la razón para pedirme una audiencia? — Los ojos amatistas del emperador se clavaron en la figura de la princesa enfrente suyo, de verdad no deseaba estar ahí, pues hace menos de tres horas, su imperio fue atacado por fuerzas paganas en medio de la celebración del sol y necesitaba llegar a al fondo de todo este problema y también estar con su querida esposa — Si es por el ataque en la ceremonia, debo pedir disculpas en nombre de la casa real de Arbezela. No sabíamos nada hasta el momento del ataque. Aún trabajamos en eso.
— No dudo que sea así, su majestad. Pero no. No vine por lo que paso en la ceremonia del sol — el contrario alzó una ceja
— ¿Su estadía en Arbezela no fue de su agrado? Ignorando los acontecimientos en el templo, ¿hay algo que la inquietó?
— En lo absoluto. Arbezela es un lugar hermoso, todo lo contrario al imperio Norte, dónde no hay más que extensas cantidades de nieve y hielo. El hermoso clima templado y cálido de su imperio no se compara con el gélido frío de las nevadas montañas Fjern — atino a responder pues no quería que sacarán malas conclusiones de sus palabras — La razón por la que pedi una audiencia con usted, fue por el hecho de que tengo que dejar el imperio. Mi estadía aquí es corta.
— Disculpe la intromisión, princesa, pero... ¿se trata de lo que paso hoy?
— No alteza, no se trata de eso — negó con la cabeza al decir lo primero — Mi hermana se encuentra en graves condiciones de salud, yo debo estar con ella para estabilizar el imperio si algo le sucede — el emperador asintió comprendiendo — es por eso que ofresco disculpas de todo corazon a su majestad por no quedarme en los demás días previos a la ceremonia pero mi hermana me necesita. — aunque esto era una mentira a medias, pues la que estaba enferma no era su hermana mayor si no la menor.
— Es comprensible su situación. — hablo el hombre después de unos segundos de silencio. Analizando bien, sabía que la familia era un tesoro más preciado, más que ser un emperador poderoso y temido — Las puertas están abiertas, usted puede irse cuando guste. Comprendo la necesidad de estar junto a su hermana. Gracias por asistir a la ceremonia del sol.
— Gracias a usted, su majestad el emperador, por darnos la invitación y nuevamente reitero mis sinceras disculpas por no quedarme más tiempo de lo debido — inclino levemente su cabeza con la mano en el pecho
— La familia es lo más importante en este mundo. No existe algo más valioso en esta tierra que el amor de tus seres amados. Su hermana la necesita en estos momentos, vaya con ella.
