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Si había algo en el mundo que hyunjin amaba más que su nuevo novio, era la pintura, amaba pintar y dibujar, amaba esa sensación de expresarse mediante un lápiz y una hoja en blanco o tal vez con un pincel, pinturas y un lienzo esperando ser manchado con diferentes combinaciones de colores para contar miles de historias y emociones.

Por eso cuando su novio lo sorprendió con todo un set de pinturas, lápices, colores y unos cuantos lienzos no dudo ni un segundo en llenarle la cara de besos mientras lo abrazaba, sin duda alguna era la mejor de todas sus citas.

—¡por dios que lindas!— chilló emocionado— binnie ¿cómo sabías que lo quería?

Changbin sonrió antes de recibir un caluroso beso en los labios.

—mi amor, estudias artes era más que obvio que querrías uno de estos— respondió orgulloso— y bueno, también le pregunté a minho.

Hyunjin se derretía de la ternura, era un hermoso día, el sol caluroso, el viento moviendo las ramas de los árboles del parque en el que se encontraban, parejas y familias teniendo picnics sobre el hermoso pasto verde, perritos corriendo libremente, si, era un día perfecto.

—mira amorcito toma esto— dijo el pelinegro extendiendole su chaqueta a su novio.

El castaño la tomo para colocarla sobre sus muslos ya que su bonito falda azul era algo corta, una vez que se encontró cómodo sobre la tela que previamente había colocado (ya que el pasto le causaba alergia) decidió colocar uno de los lienzos sobre el pequeño caballete.

—¿que es lo que vas a pintar bebé?

—mhm— pensó por varios segundos— ¡voy a pintarte a ti!— respondió sonriente.

Changbin se sonrojo y de la sorpresa derramó un poco del jugo de durazno que bebía.

—¿a mí?— pregunto aún sorprendió.

Hwang asintió tomando unas cuantas pinturas.

—quedate así como estás, prometo que no me tardo nada— le aseguro.

Seo parpadeó pero no podía negarse ante la petición de su bonito y rechoncho novio, Hyunjin le miraba al menos cada tres minutos y con su pincel plasmaba los detalles que más quería resaltar del rostro de su apuesto novio.
En algún momento de su trabajo, hyunjin termino con una mancha de pintura morada en su mejilla, changbin sentía que después de esa cita debía tener una con su doctor por el dolor en su espalda por estar en la misma posición al menos una hora.

—¡listo!— gritó asustando un poco a su novio— ¿que tal quedó?

El pelinegro miro la pintura y sus labios formaron una pequeña "o", Hyunjin era muy bueno, en el lienzo se podía apreciar muy bien su rostro, el castañito incluso detallo muy bien la pequeña cicatriz de su barbilla, detrás de él se veía un cielo azul y bonito junto a un césped lleno de vida.

—es hermoso mi amor— respondió anonado— no, es más que eso, es malditamente perfecto.

Hyunjin sintió sus mejillas calientes negando, arremango un poco las mangas de su suéter tratando de no mancharlas con la pintura aunque falló un poco en el proceso.

—no es mi mejor trabajo— murmuró apenado— puedo hacer uno mejor, es más, lo voy a llevar a casa y lo guardaré.

Changbin se negó a entregárselo.

—nop, es mío ahora.

—¿que?, no binnie, dámelo— pidió el gordito.

—no, ya te dije que ahora es mío y yo me lo voy a llevar a casa por q— y se callo.

𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐁𝐎𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora