Capitulo 1: En cuerpo

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De alguna manera, Min-seok siempre ha sabido que es omega.

No por su apariencia, ni por su personalidad, ni mucho menos porque basado en genética tenía 50% de probabilidad de serlo. No. Min-seok siempre supo que era omega por cómo la gente respondía a su presencia.

Desde mucho antes de su primer celo, por ahi cuando tenia 8 años, la gente ya tendía a tratarlo como si fuera a quebrarse con solo mirarlo. A tratar con él como si fuera un adorno de cristal, delicado, hermoso, hecho para verse de lejos y no tocar por miedo a ensuciarlo. Al principio no le molestaba, se regocijaba en la atención, en la forma que desde pares a adultos lo veían. Como sus profesores evitaban darle demasiada carga, y sus compañeros no eran bruscos con él a la hora de jugar. Pero a medida que crecía, comenzaba a sentirse solo, aislado.

Intocable, en el peor de los sentidos.

No fue hasta después de su primer celo, ya con 13 años, cuando sus compañeros comenzaron a revelar sus géneros secundarios que finalmente se sintió como una persona normal otra vez. Empezó a hacer amigos, en su mayoría otros omegas, que interactuaban como iguales, que lo hacían sentir menos intocable, menos frágil. Eso solo duró hasta la secundaria.

Los alfas tendían a ser los últimos en revelarse, normalmente comenzando a notarse la distinción entre betas y alfas alrededor de los 16 a 17 años, estudios de antropología y biología implican que esto permitía que en la prehistoria, los alfas tuvieran más tiempo de madurar antes de convertirse en competencia y ser desterrados de sus manadas por el alfa líder, muchas veces sus propios padres. En la actualidad, el brote de agresividad producto de las hormonas y el primer celo lleva a problemas de conducta, problemas con la autoridad y a veces a amistades rotas.

Si Min-seok siempre tuvo la capacidad de apaciguar a otros, ahora los podía tener dando saltos en la palma de sus manos. La vida lo había obligado a socializar como un omega desde mucho antes que sus compañeros por lo que tenía cierta ventaja, pero aparte, su carisma natural era incomparable. Es como si su omega interno supiera exactamente qué cuerdas tocar para hacer a los demás bailar. Sentía que siempre estaba poniendo una performance, un show, una actuación. Su omega siempre en control, no lo podía evitar.

Quizá por eso comenzó a jugar videojuegos, porque era el único lugar donde su género no importaba. En la grieta nadie sabía que era un omega. Podían sospechar, pero no confirmar. En el juego, Min-seok podía ser realmente libre.

Pero en la vida real, los alfas se acercaban a hablarle y no podía evitar actuar con cierta timidez, exponer su cuello ligeramente, como si fuera un accidente, evitar la mirada lo justo y necesario para que cuando sus ojos conectaran a través de sus pestañas, los alfas se sintieran como el centro del universo. Su omega sabía exactamente qué hacer.

Aún recuerda la primera vez que un alfa se le declaró. Era alta, delgada y femenina, pero su espalda y hombros mostraban que era deportista, seguramente nadadora, pensó. Min-seok sabe que se hubiera sentido seguro en sus brazos, sabe que si aceptará salir con ella podría ser feliz. Pero no era lo que buscaba, el omega no sabía que era todavía, en unos años le tendría nombre, pero a Min-seok no le gustaba como lo miraba. Como una presa, un objetivo, como si ella estuviera en control. Como un alfa mira a un omega.

El omega la rechazó, puso su mejor actuación de omega sonrojado, evitando escalar la situación en caso que la alfa fuera violenta. No fue necesario, la chica aceptó y volvió al frente de la escuela donde la esperaba su grupo de amigos para animarla y darle una palmadita por haberlo intentado.

Luego de eso, las confesiones no pararon. Cada cierto tiempo llegaba un nuevo alfa, todos con la misma mirada, algunos incluso explicando que Min-seok había dejado huella en ellos, pero ninguno capaz de sacarle una cita. El omega cree que los primeros fueron confesiones reales, pero que los siguientes se lo tomaron como un reto. En típica naturaleza alfa, comenzaron a hacer fila para demostrar quién era el mejor, quien podía superar a los otros y robarle su atención al omega intocable. No lo hacían porqué les gustara Min-seok, ni siquiera porque hayan realmente sentido la huella, lo hacían por ellos mismos, por estar sobre la pirámide social, por tener algo con que probar su superioridad. Lo veían como un trofeo, una medalla para probar un título. Así no se le hacía difícil rechazarlos.

En su mente (Secuela de En su ADN) (R18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora