¡Feliz Navidad!

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Muichiro observó por la ventana cómo sus vecinos celebran la navidad en familia, comiendo abundantemente juntos en largas mesas decoradas de rojo y blanco, los niños charlando sobre que sus cartas a Papa Noel y tirando pirotecnia.

Pero ese no era el caso del pequeño pelinegro. Se dice que los niños traviesos solo recibirán carbón en esta fecha, pero él solo recibió una navidad solo en casa, sin cena navideña, y sin compañía. Sus padres y su hermano mayor, Yuichiro, decidieron irse a festejar nochebuena con unos amigos, bebiendo alcohol y escuchando música, ajeno a la pijamada a la que su hermano fue invitado, cerrando la puerta con su primogénito dentro de su casa.

El niño de 7 años cerró la cortina y se sentó en su pequeña cama, tapando su cara con el edredón colorido que su tío le había regalado.

Un fuerte estruendo en el exterior, causado por la enorme cantidad de pirotecnia que caracterizaba éste día, le hizo dar cuenta de que la medianoche había llegado.

Muichiro suspiro y cerro sus ojos; Dormir era lo único que le quedaba por hacer, resignándose a vivir la peor navidad de su corta existencia.

De pronto, el sonido de unas campanas lo hizo sobresaltar y levantarse de la cama con sorpresa.

-¿Será?

Lo pensó por unos momentos, talvez pudo haber su imaginación infantil gastándole una broma. Pero el sonido de un conocido "Jo Jo Jo", seguido de un fuerte estruendo en la planta baja de su casa confirma sus sospechas. ¡No puede no ser él!

Salió de su habitación y bajó las escaleras con euforia, casi tropezándose en el camino.

Una vez que estuvo en living de su casa, decorada con guirnaldas y un árbol lleno de luces, tuvo que refregarse los ojos para corroborar lo que éstos estaban viendo.

Un hombre alto, de cabello blanco, mejillas rosadas y un conjunto rojo con bordes y un gorro a juego. Un tanto diferente a como se lo había imaginado, siendo un tanto más joven y musculoso que las imágenes que lo representaban habitualmente.

Papa Noel, probablemente el mayor ídolo de los niños y niñas en el mundo.

-¡Papá Noel!- gritó el niño, sobresaltando al mayor.

-¡Oh!- gritó el hombre, dándose vuelta para observar al tierno niño- ¡Jo, Jo, Jo! ¡Feliz navidad, Muichiro!-

-¿Sabes mi nombre?- preguntó, con sus grandes ojos de verde azulados brillando de emoción.

-¡Por supuesto! Conozco a todos los niños del mundo, especialmente a los bonitos como tú- dijo acercándose y acariciándole el cabello. Muichiro sonoro en respuesta -pero, Mui, me ha llegado el rumor de que no ha sido un niño bueno éste año.

-Lo siento- respondió, haciendo un puchero y bajando la cabeza.

San Nicolás irritante, dejando escapar una de sus características carcajadas. Se alejó unos metros y se sentó en el enorme sofá de cuero perteneciente al patriarca de la familia, dando unas palmadas en su regazo. Muichiro entendió rápidamente y se sentó sobre las piernas del mayor.

-¿Cuál fue tu deseo de navidad, pequeño?- acarició la espalda baja del niño con una de sus grandes manos.

-Un juguete de El Hombre de Jengibre que vi en la tienda el otro día, ¡era grande, grande! Casi del tamaño de mi brazo- le explicó, entusiasmando y usando sus manitos para expresarse -pero mi papá dijo éste año no tendría regalo, porque fui demasiado travieso- miró al mayor con su tierna mirada, la que casi siempre le permitía salirse con la suya.

Papa Noel sonorizando, acariciando levemente el trasero del niño. Mordió sus labios al darse cuenta que el travieso pelinegro no traía ropa interior bajo ese pijama.

¡Feliz Navidad!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora