Capítulo 1

105 15 3
                                    

Pequeñas gotas de lluvia caen sobre la cuidad de Seúl. El viento golpeaba en su rostro con fuerza y se arrepiente de no haber traído su paraguas, y algo más abrigado para este clima.

"Tendría que haberle hecho caso a la chica del pronóstico."

Sonreí en cuanto vi a la caferia que abrieron hace no mucho tiempo, quizás dos o tres meses atrás. Tenía tiempo con el deseo de ir allí, decían que sus postres eran realmente exquisitos, pero el ajetreado trabajo me impedía darme aquel gusto.

Momo limpiaba una de las mesas mientras tarareaba una canción al azar. La campana sonó, advirtiendo de un nuevo cliente.

—Buenas tardes, ¿qué le gustaría ordenar?— la voz de Sana resonó en el tranquilo lugar. Momo rodó los ojos sin prestar mucha atención a la conversación.

—Claro, enseguida se lo traigo.

Sana se volteó a verla, haciendo una seña para que se acercara.

Suspirando, limpio sus manos en el trapo enroscado en su cadera y se acercó a donde Sana se encontraba preparando el pedido de la chica.

—¿Podrías llevarlo por mi, por favor?— La menor la miró suplicante mientras vertía el té en una taza y luego cortaba un pedazo se pastel de chocolate, y lo dejaba sobre un plato.— Necesito orinar, unnie. ¿Si?— Momo lo pensó por un segundo, pero terminó por agarrar la bandeja y caminar en dirección a la mesa de la chica sin decir nada. Sana sonrió murmurando un pequeño "gracias", y salió corriendo al baño.

—Aquí tiene su pedido. Un té humeante, perfecto para este frío de enero junto a una rebanada de pastel de chocolate, nuestra especialidad. Que lo disfrutes.— Momo estaba por darse la vuelta cuando una dulce voz la interrumpió.

—Gracias... Disculpa, ¿podría preguntarte algo?

—Ya lo esta haciendo.

—Otra pregunta —rió—, ¿Puedo?

—Claro, supongo.

—Mira, soy escritora, pero estoy en un gran bloqueo ahora mismo.— Momo la escuchaba con atención. La chica se veía realmente frustrada. Pequeñas bolsas yacían debajo de sus ojos, sinónimo de no haber estado durmiendo bien.— Y, ¡n-no se qué hacer! Necesito ayuda.

Momo asintió.

—Ok, entendí todo menos el por qué me elegiste a mi. Digo, ¿en qué puede ayudarte una simple camarera como yo en algo tan importante como...—señaló el portátil frente a ella—, eso?

Dahyun mordió el interior de su mejilla, pensando. —Bueno, supongo que estoy demasiado desesperada por comenzar este libro, ¿que muy poco me importa en lo que trabajen los demás?— asintió, estando satisfecha con sus propias palabras.

—Sí.

Momo rió negando mientras miraba hacia la cocina. Su mejor amiga y compañera de trabajo ya había regresado del baño, y ahora la miraba confundida. Ella elevo los hombros con una expresión de igual confusión en dirección a ella, y volteó a mirar nuevamente a la chica en frente suyo que la miraba expectante y con suplica en los ojos.

—Mierda.— se sentó en frente suyo, rendida.— ¡Bien! Te ayudaré.

Dahyun sujeto sus manos, pero Momo la soltó de inmediato, incomoda por el acercamiento. Dahyun se removió en su asiento, disculpándose.

—¡Muchas gracias...

—Momo.— murmuró la otra con fastidio.

—...Momo! Soy Dahyun, por cierto.

La japonesa rodó los ojos, harta con toda esta situación.

—Volviendo al grano... ¿En qué puedo ayudarte, señorita escritora?

Chocolate And TeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora