once.

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Lo peor que le había podido pasar a Jimin había sido salir de su hogar con el corazón triste, nunca debió poner un pie fuera de su habitación cuando su alma extrañaba tanto a su otra mitad porque cosas malas iban a pasar, cosas malas iba a hacer.

Estaba con el corazón hecho pedazos y la conciencia pesandole como un saco de piedras filosas. Desde que había salido del evento no había hecho más que llorar, estaba tan triste que no podía siquiera caminar recto, sentía como su mundo colapsaba frente a sus ojos.

Todo era su culpa, ¿cómo se había atrevido a arruinar lo más puro que tenía en su vida? Su relación era lo que más amaba en este mundo, esa relación le iluminaba en el laberinto de su vida y ahora había arruinado todo.

Se echó a llorar en cuanto llegó a la habitación que compartía con su novio, se tiró en la cama que compartía con él haciéndose un rollito mientras berreaba lo más fuerte que podía.

Su vida había terminado, era una mala persona, no merecía el amor de su Jungkook, no merecía nada bueno en la vida porque cuando está le ofreció la felicidad de enamorarse él solo lo arruinó.

¿Cómo se le había cruzado por la cabeza besar a su compañero? ¿Cómo siquiera dejó que el alcohol le nublara tanto como para compartir suspiros con otro hombre que no era Jungkook? ¿Tanto amaba a Jungkook? ¿Tan mierda de persona era?

Volvió a echarse a llorar mientras se planteaba más preguntas, solo esperaba que cuando se lo diga lo perdonará y si no lo hacía; lo comprendería. Jimin no merecía el perdón del hombre que más le había amado en toda su vida, pero trataría de conseguirlo.

Si tenía que rogar por misericordia, lo haría, se arrodillaría y tomaría su mano para que sintiera piedad de su corazón arrepentido. Y era contradictorio, porque entendería si Jungkook comenzará a odiarlo por lo que hizo; pero tampoco quería perderlo, no quería comprender su indignación y su lejanía.

Rezaba que cuando llegara y hablarán su corazón se ablande. Eso esperaba, lo deseaba, pero no sabía que Jungkook se volvía loco al solo pensamiento de Jimin con alguien más; y que le confiese su pecado solo haría realidad a su peor
pesadilla.

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El sol deslumbrante lo despertó y el sonido de la puerta principal, Jungkook había llegado y su voz era como un martillo sobre su cabeza. Trato de verse bien, quería ocultar el hecho de estar destrozado y ser solo un trapo viejo que se movía con autonomía, tallo sus ojos y
se puso una de sus cremas costosas para bajar a recibir a su novio.

Si creía que podría mantener una fachada sana y cuerda estaba muy equivocado, en
cuanto vio a Jungkook en el living sus ojos comenzaron a aguarse porque esos ojos
redondos eran el recordatorio de lo que había hecho. Sentía que las pupilas de su novio le decían de su pecado, su traición.

“Corazón.” Saludo Jungkook levantándose del sofá para recibir a su novio modelo. Algo extrañado por la falta de afecto de Jimin, siempre lo sabía recibir con un abrazo.

“Kookie….” Susurró con una sonrisa cansada, siendo demasiado malo para ocultar sus sentimientos. “¿Cómo estás?”

“¿Cómo estás tú?” Sostuvo su rostro con delicadeza mientras miraba a sus ojos, Jimin se escondía por la vergüenza. “¿Pasa algo? Por favor dímelo.”

“No…” Susurró, la primera lágrima escurriendo por su mejilla. “Todo está bien.”

“¿Entonces por qué lloras?” Frunció el ceño, algo en él le decía que las cosas estaban mal, muy mal. “Jimin, responde.”

“Jungkook.” Sollozo abrazándolo, escondió su rostro en el pecho de su novio mientras lloraba y lloraba.

“¿Te pasó algo? ¿Alguien te hizo algo? Por favor Jimin dime lo que pasó.” Tomó una vez más su rostro para verlo a los ojos y encontrar lo que pasaba.

Pienso en tu mirá ; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora