trece.

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Había pasado una hora frente al espejo para arreglarse, aunque era tiempo desperdiciado pues su belleza ya resaltaba demasiado; aún así intentó distintos tipos de maquillaje para resaltar todo lo que había atrapado a Jungkook desde el primer momento. Intentó distintos atuendos, distintas cremas y se puso la colonia favorita de Jungkook, se puso tan bello que sabía que el fotógrafo no se resistiría y volvería a su lado.

Realmente esperaba eso porque sentía su vida escurrirse por sus dedos al no tener a Jungkook a su lado, estos días en donde estuvieron separados sufrió tanto que sentía su corazón encogerse con cada respiración. Estaba tan deprimido que pasó toda una semana encerrado en su habitación llorando y alejado de todo el mundo, ignorando que había una vida después de Jungkook. No la había, para Jimin no existía vida después del amor de su vida.

Por eso pondría todo su esfuerzo para tenerlo a su lado una vez más. A primeras horas de la mañana se levantó para rezar, le pidió a Dios que le concediera la misericordia de su amor, le rogó que hiciera que las cosas vuelvan a la normalidad. Pero Jimin no debía estar pidiéndole a Dios volver con Jungkook, debió de agradecer haberlo alejado de su vida; pues el fotógrafo era la destrucción de todos sus proyectos y sueños.

Y como no agradeció, el destino comenzó a escribirse entre llamas.

La camioneta que lo llevaría con Jungkook llegó, con muchos nervios en su cuerpecito espero a que lo llevaran a su encuentro con el amor de su vida. El tiempo pasó tan lento como una babosa, pero pudo llegar al departamento del fotógrafo, aquel en donde habían vivido mucho antes de irse a vivir juntos y antes de tocar el timbre la puerta se abrió. Jungkook lo estaba esperando.

Al igual que Jimin, Jungkook no hallaba vida si no estaba con el modelo, los días en lo que los pasaron lejos del uno y del otro eran un infierno mismo. Por suerte el tiempo de estar separados se había acabado y ahora podrían volver a sonreír.

“Jungkook.” Saludo sonriendo.

“Jimin.” Devolvió el saludo. “Pasa.”

Ambos caminaron lado a lado sintiendo la tensión del ambiente, ambos querían abrazarse y besarse una vez más, pero el tiempo no lo ameritaba, primero tenían que resolver todo. Y lo harían, a la manera de Jungkook.

Se sentaron en el sillón lado a lado y con un suspiro la conversación comenzó.

“Te extrañe mucho.” Dijo Jimin. “Gracias por… está oportunidad.”

“Yo también te extrañe mucho, demasiado.” Ante sus palabras el rostro de Jimin se iluminó, aquella confesión fue como darle crack a un adicto.

“Que bueno oírlo.” Susurró con una sonrisa, comenzó a jugar con sus dedos por los nervios. “¿Vamos a hablar sobre nosotros?”

“Sí, necesitamos hablar de nosotros.” Asintió tomando las manos de Jimin, mirando sus dedos tatuados haciendo contraste con los dedos rosados del modelo. “Nos extraño, Jimin, siento morir por cada segundo que no estoy a tu lado.”

“¿Entonces me perdonas?” Entrelazó sus dedos y lo miro a los ojos como un cachorro esperando su premio. “¿Kookie, me perdonaste?”

“Claro que lo hice, se que fue un error tuyo, la tristeza y el alcohol te llevaron por mal camino. Te perdonaría todo, amor.” Acarició su rostro con la mano libre, acarició con su pulgar el labio inferior del modelo. “Aunque me heriste mucho, te amo tanto que soy capaz de olvidar como rompiste mi corazón.”

Su confesión hizo llorar a Jimin, se sentía tan culpable que incluso creía que no se merecía el perdón de Jungkook. Aún su conciencia le martilleaba por haberle hecho tanto daño al amor de su vida.

Pienso en tu mirá ; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora