Mire al suelo al recordar a mis padres.
Aquellas personas que me amaron con toda su alma y que yo misma asesine.
Mis manos manchadas de mi misma sangre.
Me daba repulsión recordarlo.
Me tape la boca al sentir un ardor en el estomago, diría que el alimento subió por mi garganta pero no había alimento en mi estomago.
Avance hacia el baño rápidamente ignorando las voces y las sombras que me acechaban esperando devorar mi cuerpo en algún descuido.
Al llegar, rápidamente me arrodille junto a la taza del inodoro, mi cabeza daba vueltas.
No tire nada, lagrimas con excepciones, pero llorar ya era algo cotidiano.
Me levante lentamente, tomando respiraciones pausadas y silenciosas, me mire en el espejo del baño, mire mi atuendo; este manchado de sangre.
Era una obra de arte grotesca.
Y las ganas de llorar me atacaron nuevamente.
Mas no salió nada, las lagrimas se habían agotado.
Como mis ganas de seguir.
Mi vestido era blanco, digo era, porque la sangre seca de mis progenitores se pego a este como una sanguijuela. Mis piernas no dejaban de temblar, tal vez por mi peso o por los recuerdos.
¿Realmente me importaba?
Mi pelo negro y grasoso caía a mis costados como una cascada de recuerdos, mi expresión era triste, pero había algo mas que llamo mi atención.
¿Acaso había alguien detrás mía?
En el espejo se veía a alguien detrás mía.
Una mujer de aspecto espeluznante me sonreía, sosteniendo entre sus largas manos una corona de flores, la oscuridad abrazaba su vestido de seda blanco, su piel casi igual al del vestido, incluso mas pálida si forzaba la vista. Las flores estaban muertas, como yo.
Era yo.
Mire hacia atrás.
Nadie.
Volví mi mirada al espejo.
Mis ojos eran negros como mi amiga, Oscuridad; Pero en ellos había algo.. algo similar al rencor.
Al odio.
Siempre me convencí de que no podía odiar.
Mas al verme en el espejo esa idea se volvió errónea.
Un pequeño tic nervioso apareció en mi ojo, tome aire. Mire a mi alrededor, todo era abrazado por la oscuridad, menos mi vestido blanco de seda.
Di pasos lentos, acompañada por la Luna que entraba por el balcón abierto, si prestaba atención a lo lejos podía escuchar los lamentos de los no vivientes.
Lamentos.
Esos no eran lamentos.
Eran las campanas de la muerte.
Cerré los ojos y volví a caminar, no quería ver, ni escuchar.
Pero al chocar con algo abrí los ojos, forcé un poco la vista.
El cuerpo de mi madre tirado en medio de la sala mirándome con grandes ojos blancos de odio.
Me derrumbe a su lado, tome su ya fría mano y la puse en mi cara.
Comencé a llorar desconsoladamente, pequeñas gotas cayeron sobre el rostro inerte de mi madre, la cual solo demostraba odio en su expresión.
Me aferre a ella como si fuera lo ultimo del mundo, llena de ansiedad por sentir esa esperanza de la que tanto admiraba de la pequeña Anna Frank.
![](https://img.wattpad.com/cover/358034464-288-k324885.jpg)
YOU ARE READING
La luna se cae y los muertos reviven
Horror-¿Por que la luna se cae? -Pregunto una pequeña mirando por la ventana. ¿La luna se cae?- Pregunte divertida y curiosa, la niña de pelo castaño me miro con sus ojos vacíos tan característicos. -Si, la Luna se cae junto al regreso de los muertos.