Después de años de ausencia, mi hermano y yo decidimos regresar a nuestro pueblo natal tras el trágico fallecimiento de nuestra madre. Al llegar, nos dimos cuenta de que el lugar parecía más inquietante y extraño de lo que recordábamos. Después del doloroso velorio de nuestra madre, comenzaron a suceder cosas extrañas que añadieron un aire de misterio al ambiente.
Una noche, mientras exploraba mi antigua habitación, escuché un estruendoso sonido, como si algo hubiera caído con fuerza. Al buscar la fuente del ruido, no encontré nada fuera de lo común, dejándome con la duda y un palpable miedo que se cernía en el aire del lugar.
Al día siguiente, nuestros nuevos vecinos, Tom y Mayra, recién llegados al pueblo, nos sorprendieron con un guiso delicioso. Durante el almuerzo compartimos agradables momentos con ellos. Sin embargo, esa misma noche, al asomarme por la ventana, vi a Tom observando nuestra casa detenidamente, una mirada que envió escalofríos por mi espina dorsal y despertó mi inquietud. Antes de acostarme, escuché salir a mi hermano, quien dijo que volvería pronto.
La mañana en que íbamos a partir, mientras me alistaba para salir, fui a buscar a mi hermano y noté que su cama estaba tendida, como si no hubiera llegado a dormir. Salí a buscarlo por los alrededores, pero no lo encontraba. Pasé las últimas 24 horas buscándolo por el vecindario, y nadie lo había visto. Mi hermano había desaparecido sin dejar rastro alguno, como si la tierra se lo hubiera tragado. A pesar de llamar a la policía y organizar búsquedas exhaustivas durante días, no encontramos ni una pista sobre su paradero.
Estaba agotado y no había comido en días. Solo quería regresar a casa. Mientras estaba en mi cama, decidí hacer la última búsqueda. Salí a caminar y vi a alguien parado como si estuviera escondido. Intenté ignorarlo y pasar de largo, pero me llamó por mi nombre. Era Tom, mi vecino, quien se enteró de lo sucedido. Me dio un abrazo, y aunque estaba confundido, sentí que necesitaba un apoyo moral. Me dijo: "Ven, muchacho, vamos a comer algo a casa. Mi mujer hace los mejores estofados en kilómetros". Decidí aceptar la invitación de Tom para cenar.
Sin embargo, lo que parecía una cena amistosa pronto se tornó siniestro. Mientras comíamos, experimenté un escalofrío aterrador, y las sonrisas de nuestros vecinos se volvieron gélidas. Me desmayé repentinamente, solo para despertar y encontrarme amarrado a una silla con una cinta en la boca. Frente a mí, un plato cubierto. Estaba aterrado e intentaba pedir que me dejaran ir, pero era inútil. Tom destapó el plato, y para mi horror, era la cabeza de mi hermano. Los vi comérselo mientras me miraban y sonreían. Sabía que esa sería mi última noche con vida, sumido en la oscura realidad de la traición y el horror.
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un regreso oscuro
Horrorunos hermanos regresan a su pueblo al enterarse del fallecimiento de su madre sin imaginar lo aterrador que aeria