Quizás te ayude saber que todo pasará.
Sanarás.
Podrás dormir sin pesadillas
y también reír sin fingir.
Podrás respirar aliviada
y recordar sin dolor.
Podrás vivir sin miedo
y confiar sin sufrir.
Agarrarás esa mano,
sabiendo que es ahí.
Ahí en esa pista donde aterrizaste tras un vuelo con turbulencias.
Turbulencias que te hicieron más fuerte pero a la vez más frágil.
Aquellas que te enseñaron a ser piloto de tu propio viaje.
Aquellas mismas que te recuerdan cada día que sí que puedes.
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No se pierde nada si pruebas.
De TodoSi aprovecháramos cada segundo que se nos presenta, sin miedo, seríamos infinitamente más felices.