Es primero de marzo y como todos los años, en Argentina comienza el año escolar.
Las vacaciones de verano se vuelan a pesar de durar más de un mes, y todos los estudiantes quieren seguir en ese ciclo de levantarse a la hora que quieren, salir con sus amigos y estar tranquilos al no tener que cumplir ninguna responsabilidad.
Lo recientemente mencionado, es el caso de Julián y sus amigos, que se pasaron el verano saliendo a joditas, durmiendo en la casa de Paulo y Rodrigo para al día siguiente levantarse, meterse a la pileta y terminar recolectando anécdotas divertidas con ciertas bebidas.El viernes había sido el último día que salieron, ya que sus adultos responsables les habían pedido pasar el fin de semana en familia para así también armar las mochilas, buscar los uniformes y hacer los preparativos en general para la vuelta al colegio.
Enzo, un chico que casi nunca hacía preparativos para el primer día de escuela, ahora se veía trabajando en ello. Después de ciertos incidentes en su anterior escuela, su madre había decidido cambiarlo a la misma institución a la que asistían sus amigos más cercanos, pensando que tal vez rodeado de su gente, el adolescente se calmaría un poco.
Lo cierto es que Enzo siempre quiso ir a la misma escuela que su grupo más cercano, pero nunca estuvo en una situación económica lo suficientemente "buena" como para poder costear las cuotas de una escuela privada como a la que asistían Lucas, Leandro y el resto de sus amigos. Pero ahora que su padre había recibido un buen aumento por un ascenso de puesto, podría asistir y terminar su escolaridad junto a sus amigos.Le había comentado de su cambio de escuela solamente a Lucas y a Leandro, ya que quería sorprender a Nicolás, Cristian y a Nahuel el primer día ya en la escuela.
Por otra parte Rodrigo, un amigo de Julián, escribía en su grupo de WhatsApp dándoles un saludo de buenos días un poco peculiar que desató una conversación hasta la llegada al colegio.