Varios minutos después, Gavi estaba caminando hacia su universidad. No tenía carro, por lo que llegaba un poco tarde. Una calle. Le faltaba solo una calle para llegar, hasta que, por accidente, choco con alguien. El contrario llevaba un café, y por tal choque, ese café termino en la camiseta de Gavi.
- ¿Eh? ¿Qué te pasa? Tené más cuidado, tío - hablo Gavi, con el ceño fruncido. El contrario solo le lanzó una mirada neutra, pasando por a lado de Gavi como si nada fuera pasado.
- Que pesado - susurro Gavi, viendo a aquel chico irse. Sacó su celular, para enviarle mensaje a Joāo.
Después de unos minutos, Joāo se hizo presente con Gavi.
- Ten, tío - habló Joāo, ofreciéndole lo antes pedido, Gavi agradeció poniéndose la Jersey del contrario.
- Vamos, que la vieja de Lengua tiene los humos hasta el cerebro - habló de nuevo Joāo mientras caminaba, trayendose a Gavi consigo.
- ¿Sabeis a que hora llegan los futbolistas feos? - preguntó Gavi.
- Si, creo que ya estan allá. Así que apurate, que yo si los quiero ver - dijo Joāo, tomando a Gavi del antebrazo para acelerar el paso.
Cuando Gavi y Joāo ya estaban en el salón de clases, unos chicos, altos, guapos, parecían ser los futbolistas, entraron, se oyeron gritos de sus compañeros.
- Bueno chicos, yo me voy. Los dejo con los futbolistas - habló la maestra, yéndose del lugar.
- Buenos días a todos! Mucho gusto, mi nombre es Pedro González, mejor conocido como Pedri. Soy jugador del Fc Barcelona al igual que mi compañero, Alejandro - mencionó Pedri, dirigiendo su mirada hacia Balde para que este empieze hablar.
- Mucho gusto, como ya mencionó mi compañero, mi nombre es Alejandro. Estamos aquí para pasar tiempo con ustedes, digamos que es un regalito de parte de vuestro director - Balde sonrió ante el público.
- Pedri, Pedri, Pedri. Ese idiota, fue el que me tiró el maldito café en la camiseta - susurró Gavi para que nada más Joāo y Ansu lo pudieran oír. Estos dos solo rieron.
Pedri, por su parte, pudo oír las no tan silenciosas risas, por lo que dirigió su mirada hacia allá. Encontrándose con la mirada de Gavi, este tenía el ceño fruncido, Pedri sonrió y guiño su ojo. Riendo por lo bajo ante el sonrojo del más joven. Lindo, pensó.
- Sebas