ocho: la decisión

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— Minho, despierta — abrí los ojos con lentitud, como si la poca luz que había en mi habitación me hiciera daño

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— Minho, despierta — abrí los ojos con lentitud, como si la poca luz que había en mi habitación me hiciera daño. Haerin estaba a mi lado apartando algunos rulos rebeldes de mi rostro, se veía preocupada. Recordé la emoción con la emoción que me despertó ayer y de inmediato sentí una punzado en mi pecho.

Ahora estaba comprometido.

Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso más en el dedo en el que estaría. Me senté y le dediqué una mirada tranquilizadora a Haerin, ella no debía saber sobre esto, tenía que creer que me casaría con Jisung por amor.

— ¿Qué pasa, enana? — le pregunté sonriendo. Esto me estaba destrozando.

— Son las dos de la tarde... —me dijo, mordiéndose el labio.

Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones. Me puse de pie y me di cuenta de que Haerin ya estaba vestida. Me dejó solo para que pudiera cambiarme, aunque su presencia no me molestara ni me avergonzaba.

Cuando acabé de abrocharme el último botón de mi abrigo, miré con odio donde dormía el anillo. Estaba sobre mi escritorio y parecía estar iluminado por el cielo. La abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloqué el anillo. Lo contemplé unos minutos hasta que Haerin tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irse.

Mis amigos. ¿Cómo reaccionarían ante la noticia? ¿Qué pensarían de Jisung si supieran la verdad?

Comencé a sentir lástima de mi mismo, me había rendido ante el matrimonio incluso antes de luchar. ¿Tan débil me consideraba Jisung?

Una nueva oleada de ira me arrancó un gruñido de la garganta.

No. No le haría las cosas tan fáciles. Si quería casarse conmigo no opondría resistencia, pero no por eso me convertiría en el esposo perfecto.

— Ya voy — le grité a Haerin.

Me arregle lo más que pude y peiné mi cabello hasta que quedó completamente liso sin que ningún rizo se hiciera presente en mi cabellera, realmente siempre llevaba el pelo lacio, jamás me gustaron mis rulos, ni tampoco como me veía con lentes, pero me ardían los ojos de tanto llorar ayer por la noche, supongo que tendría que usarlos esta vez. Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no reconocerme, odiaba los lentes.

— ¡Ya estoy aquí! — exclamé con falsa alegría cuando baje las escaleras. Felix y Seungmin me abrazaron al mismo tiempo para saludarme y regañarme por haberme quedado dormido.

— Eres un holgazán — me dijo Felix. Los tres reímos y entonces, los vi.

Salían de la cocina, cada uno con un trozo de pastel de cumpleaños de anoche en las manos. Hyunjin tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate y intentaba manchar a Jeongin, quien se alejaba lo más que podía de las manos sucias de Hyunjin.

marry me | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora