Cap.15 Duele

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Capitulo 15 Duele

Caminábamos uno al lado del otro o al menos sus brazos no me daban más opciones y menos la torpeza mezclada con el alcohol en mi organismo, menos iba ayudar de algo

yo me había quitado los zapatos y ahora caminaba descalza, los tacones me habían hecho tropezar porque Carl no permitió que me cayera

—au ¡mierda! Creo que me clave algo en el pie— él se rio de mí y giro detrás de mi espalda, para luego alzarme por las piernas, yo no tuve ración alguna

ahora sostenía los zapatos en la mano que tenía en su cuello, miraba mi alrededor, pero eventualmente me perdía en sus ojos color esmeralda

—Gracias— murmure dejando reposar mi cabeza en su pecho hasta casi quedarme dormida

todo se tornó en silencio, un silencio que invadió todo, no era perturbador, era tranquilo. Yo tomé discretamente su mano que estaba debajo de mis piernas y la acaricié inconscientemente hasta perder la razón.

Porque en las mañanas el sol es tan sol, tan amarillo, tan lumbroso... ay Dios que resaca, juro que no vuelvo a tomar.

— Oye, una pregunta, ¿de casualidad no has visto uno de los guantes? No sé qué los hice ayer, además ni siquiera los use, se los tengo que dar a Emma, sabes que si los pierdo me matará —camine hacia mi habitación, ¿Dónde está? —¿Qué haces?

—Ten —él estaba sentado en el suelo, se levantó y me dio el guante, pero tenía algo en la otra mano, deje el guante en la mesa y mira su mano.

— ¿Qué tienes ahí? — dije apuntando su mano.

— Esto estaba bajo tu cama.

Él giró la fotografía, de mí rostros se desvaneció la sonrisa, me puse pálida.

— Es una foto de mi madre, su número de teléfono y dirección. La perdí en una discusión, gracias.

La tomé rápidamente y me senté sobre la cama, recordé como si hubiera pasado ayer o bueno lo de ayer no lo recordaba muy bien

Yo daba vueltas en la habitación con el teléfono en la mano, acababa de mudarme lejos de mi familia con tan solo 15, hablaba con mi padre mientras las lágrimas salían de mis ojos, pero las que eran de enfado ahora eran de tristeza

Mi madre me había tirado la foto con la dirección de la casa y el número de teléfono, mi padre mantenía la esperanza en que le llamara y esa fue la primera y última vez que lo llame desde que me mude

— ¿Una discusión con tu madre? —dijo en tono de pregunta mirando la foto.

— Pues sí, no tenemos una bonita relación— le arrebate la foto de su mano y la guarde en una gaveta— ¿Quieres comer algo? — dije evadiendo el tema— ¿Has probado el café late? ¡Carajo café! Mañana tengo trabajo —golpeé mi frente caminando hacia la cocina.

—Calma, me gustaría probar ese café, no te preocupes —su tono es cariñoso y suave como si fuera una pequeña botella de cristal a la cual cuidar y proteger de un golpe, me siguió a la cocina detrás de mis talones

— Tienes razón, vamos —yo tomé la cafetera, serví, el café Nespresso, mucha leche vaporizada y una última y fina capa de espuma de leche por encima, toda una obra de arte.

Para que luego los clientes le metieran una tapa o simplemente la revolvieran, pero bueno, es un café que más esperas

La forma en la que me miraba, mientras hacía todo, sentía que me transmitía muchas sensaciones de paz y nervios, pero lo ignore tratando de llegar a quemarme.

Ya listo le di la taza, él me miraba con una sonrisa de aprobación.

— Anda pruébalo— lo apresuré y lo hizo— ¿Te gusto?

— Tiene un sabor particular, pero está bien —él se levantó de la silla yendo a mi dirección.

— ¿Pero te gustó o no? — yo lo miré un poco desilusionada.

—No sé, quisiera algo más— mientras decía esto se acercaba más a mí, sentí como mi piel se erizaba, sentía nervios, luego recuerde la noche pasada y la sensación de sus labios sobre los míos.

Cuando lo tuve enfrente y con una rapidez sorprendente me tomo de la cintura y me alzo —como si fuera una simple mota de algodón que no pesaba nada— colocándome encima de la encimera, lo tenía tan cerca, provocando un escalofrío por todo mi cuerpo.

—¿Qué haces? — él con su mano izquierda movió mi cabello hacia un lado y con su otra mano me rodeo la espalda, acercándome más a él, recostando su mentón en mi hombro.

—Elizabeth— su vos sonaba ronca y seductora al pronunciar mi nombre, su contacto me crispaba, pero a la vez me agradaba

—Este... está bien lo que sea que quieras hacer— estás loca Elizabeth porque dijiste eso.

Yo cerré los ojos esperando lo peor, dio un suave beso en mis labios y luego se acercó a mi cuello, traté de olvidar las imágenes de ese día que se volvió terrorífico para mí

pero esta vez fue más suave y tranquilo, sus colmillos atravesaron mi piel dejando que la sangre saliera de ella y aunque trataba de ignorar el dolor seguía ay atormentándome

Yo apreté su camisa con fuerza y observé como unas gotas de sangre se resbalaban por mi vestido blanco, cerré los ojos y me dejé ir

Duele...

Rosa carmesí: [Rose Black_28]#1 En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora